La orientación académico-laboral en Educación de Personas

MONOGRÁFICO
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Junto con un educador, Álvaro, y una trabajadora
social, Leonor, en una primera etapa, y un director de
programas, Marcelo, en la última etapa, se planificó
todo el programa de información y orientación.
Éste se desarrollaba en los diferentes niveles:
• Un primer nivel en las sesiones de recepción que
había los lunes, los internos eran informados de cuál
era su situación penitenciaria, qué características reunía
el centro, cuál era el régimen interior, horarios.
Dentro del área formativa se les relacionaba cuáles
eran los principales organismos oficiales que proporcionaban
cursos y de qué tipo, encaminados al
mundo laboral (IMAF, IMEFE, INEM, MAFOREN, etc.).
Otros de identidad privada pero que cumplían los
mismos objetivos como academias, formación en la
propia empresa de trabajo, etc.
También se les informaba sobre los convenios firmados
con instituciones u organismos en los que se
reservaba un número de plazas para internos de
régimen abierto. Caritas-Ge-tafe creó un taller de
carpintería para quin-
ce internos, donde
aparte del aprendizaje
se desarrollaba
un programa de
apoyo integral:
social, psicológico,
médico...
Lo que más costaba era convencer que ellos,
ciudadanos que habían pasado un tiempo en un
centro penitenciario, tenían el mismo derecho que
el resto de la población a la formación.
El principal núcleo de información era la educación
formal, se les hacía un esquema con los diferentes
niveles que el sistema educativo presentaba y
la equivalencia con el plan anterior de estudios
para que se ubicaran en un nivel. Con un plano de
Madrid, se establecían los distintos Centros de
Educación de Adultos y la oferta que presentaban.
La Enseñanza Media y Universitaria eran tratadas
con menor profundidad ya que eran pocos los que
tenían el nivel para desarrollar esos cursos.
La UNED, por tener un convenio con Instituciones
Penitenciarias, desarrollaba un programa en el
que el interno podía acudir desde la Prisión a los
Centros Asociados.
Por último se ofertaba la escuela del propio
Centro, a la que podían acudir a los tres tramos de
Educación de Adultos, a un taller ocupacional, biblioteca
y puntualmente al curso/os que de desarrollaban,
generalmente de informática.
Los beneficios penitenciarios por acudir a un
La orientación académico-laboral en E.P.A.
curso de formación, era un apartado que despertaba
mucha atención. Hasta la puesta en vigor del
nuevo Reglamento Penitenciario, la redención por
estudios acortaba la condena considerablemente.
• El segundo nivel se desarrollaba en una entrevista
personal con el interno; partiendo de su nivel
académico, su situación penitenciaria y personal
se le orientaba hacia aquellos cursos que más le
podían convenir. Aquí se les entregaba un dossier
donde aparecían centros, localización , teléfono,
cursos que impartían.
• El tercer nivel lo constituía un panel informativo
donde se reflejaba toda la información anterior;
además la escuela era centro de información de la
red juvenil de la Comunidad de Madrid y allí se
exponía la información que más se podía adaptar
a las exigencias de nuestros internos.
En el verano de 1999 comienza a ejecutarse la
integración de los maestros de Institu-ciones
Penitenciarias al
Ministerio de Edu-
cación y con ello la
supresión del maestro
de la prisión de
Yeserias, llamada ya
CIS (Centro de Inserción
Social) y
aquel programa cayó. Son decisiones que nunca
entenderé. ¿Quién informa de las posibilidades
educativas, quién da las clases? En los dos cursos
posteriores ningún interno salió a un centro de
adultos.
Lo más difícil era convencerles que tenían el
mismo derecho que el resto de la población a
la formación y que podíamos orientarles
Mi última etapa ha sido el C.P. Madrid-6 en
Aranjuez. Junto con otro maestro decidimos incluir
en el programa escolar la clasificación inicial de
todos los internos que ingresaban en el Centro. La
realización de la prueba era los lunes y el tiempo
dedicado una hora y media, tiempo que se vio
reducido por circunstancias regimentales. Pasar un
pequeño y sencillo examen y exponerles los diferentes
niveles que ofrecía la escuela, así como los
talleres que se desarrollaban en los diferentes
módulos era lo elemental. Aquellos interesados en
desarrollar algún curso eran anotados para que el
maestro tutor de su modulo les explicara y orientara
con más detenimiento cual era el curso que
más les convenía.
Siempre he pensado que aquella sensación que
tuve cuando ingresé por primera vez en la prisión
de Cádiz de desorientación era la misma que
sufren los internos al llegar a un lugar tan especial
como un Centro Penitenciario. Por eso, evitarla, ha
sido un objetivo que he perseguido en todos los
programas y centros en los que he trabajado.