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HISTORIA DE ROMA desde su fundación. Ab vrbe ... - Historia Antigua

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ahora, después de <strong>su</strong> éxito, están más descuidados que nunca. Si es vuestra<br />

intención de defender vuestras murallas y no permitir que todo este país se convierta<br />

en una segunda Galia, tomad las armas, reunid vuestras fuerzas en la primera vigilia<br />

y seguidme a lo que será una masacre, no una batalla. Si no los pongo en vuestras<br />

manos, encadenados por el <strong>su</strong>eño, para ser sacrificados como ganado, estoy<br />

dispuesto a aceptar el mismo destino en Ardea que el que enfrenté en Roma".<br />

[5,45] Amigos y enemigos, por igual, estaban convencidos en aquel tiempo de que<br />

en ninguna otra parte había maestro en la guerra tan señalado. Después que se<br />

levantase el consejo, se refrescaron y esperaron impacientes que se diera la señal.<br />

Cuando ésta se dio en el silencio de la noche todos fueron a las puertas, junto a<br />

Camilo. Tras marchar a no mucha distancia de la ciudad, llegaron hasta el<br />

campamento de los galos, desprotegido como él les había dicho y abierto con<br />

descuido por todas partes. Lanzaron un tremendo grito y se precipitaron dentro; no<br />

hubo batalla, sino pura masacre; los galos, indefensos y di<strong>su</strong>eltos en el <strong>su</strong>eño,<br />

fueron muertos donde reposaban. Los que estaban en el otro extremo del<br />

campamento, sin embargo, sorprendidos en <strong>su</strong>s cubiles y sin saber qué o por dónde<br />

les atacaban, huyeron aterrorizados y alguno hasta se precipitó, sin darse cuenta,<br />

entre los asaltantes. Un número considerable llegó a la vencindad de Anzio, donde<br />

fueron rodeados por <strong>su</strong>s ciudadanos. Una masacre parecida de etruscos tuvo lugar<br />

en el territorio de Veyes. Tan lejos estaba aquel pueblo que simpatizar con una<br />

Ciudad de la que había sido vecina durante cerca de cuatro siglos, y que ahora<br />

estaba quebrada por un enemigo nunca oído o visto hasta entonces, que escogieron<br />

aquel momento para hacer incursiones en territorio romano y, después de cargar con<br />

el botín, trataron de atacar Veyes, el baluarte y única esperanza de que sobreviviera<br />

el nombre romano. Los soldados romanos en Veyes les habían visto dispersos por<br />

los campos, y después, reunidas <strong>su</strong>s fuerzas, llevando <strong>su</strong> botín frente a ellos.<br />

Primero desesperaron y luego se indignaron y la rabia se apoderó de ellos.<br />

"¿Todavía van los etruscos," exclamaron, "de quienes hemos desviado las armas de<br />

los galos sobre nosotros, a burlarse de nuestras desgracias?" Se contuvieron con<br />

dificultad de atacarlos. Quinto Cedicio, un centurión al que habían puesto al mando,<br />

les convenció para retrasar las operaciones hasta el anochecer. Lo único que les<br />

faltaba era un jefe como Camilo, en todos los demás aspectos la disposición del<br />

ataque y el éxito fueron los mismas que si hubiera estado presente. No contento con<br />

esto, hizo que algunos prisioneros de entre los que habían sobrevivido a la matanza<br />

nocturna actuasen como guías y, conducido por ellos, sorprendió a otro grupo de<br />

etruscos en las salinas y les causó aún mayores pérdidas. Exultantes por esta doble<br />

victoria volvieron a Veyes.<br />

[5.46] Durante estos días no <strong>su</strong>cedía nada importante en Roma; el asedio se<br />

mantenía con poco esfuerzo; ambas partes se mantenían tranquilas y los galos,<br />

principalmente, trataban de impedir que algún enemigo se deslizase a través de <strong>su</strong>s<br />

líneas. Repentinamente, un guerrero romano atrajo sobre sí la admiración unánime<br />

de amigos y enemigos. La gens Fabia hacía un sacrificio anual en el Quirinal, y Cayo<br />

Fabio Dor<strong>su</strong>o, llevando <strong>su</strong> toga ceñida con el ceñido gabino [el cinturón gabino o<br />

ceñido gabino era un modo peculiar de vestir la toga; consistía en que parte de la<br />

propia toga formase una faja ciñendo el cuerpo con <strong>su</strong> borde exterior y atándola con<br />

un nudo al frente; al mismo tiempo se cubría la cabeza con la otra parte de la<br />

prenda. Su origen es etrusco, como <strong>su</strong> propio nombre indica.- N. del T.] y portando<br />

en <strong>su</strong>s manos las vasijas sagradas, bajó <strong>desde</strong> el Capitolio, pasó a través de los<br />

grupos de enemigos que estaban inmóviles, fuera por el desafío o por la amenaza, y<br />

llegó hasta el Quirinal. Allí cumplió debidamente con los solemnes ritos y volvió con<br />

la misma expresión grave y el mismo andar, seguro de la bendición divina, pues ni el<br />

miedo a la muerte le había hecho descuidar el culto a los dioses; finalmente, volvió a<br />

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