HISTORIA DE ROMA desde su fundación. Ab vrbe ... - Historia Antigua
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de caballería y que el ataque en masa re<strong>su</strong>ltase inútil, pensó que debía adoptar cierta estratagema.<br />
Escipión, uno de <strong>su</strong>s generales, recibió órdenes para tomar a los hastados de la primera legión y, llamando<br />
la atención lo menos posible, llevarles hasta los cerros próximos. A continuación, <strong>su</strong>biendo hasta donde<br />
no pudieran ser vistos, aparecerían de repente a retaguardia del enemigo.<br />
La caballería, dirigida por los dos jóvenes tribunos, cabalgó delante de los estandartes y <strong>su</strong> aparición<br />
repentina produjo casi tanta confusión entre los <strong>su</strong>yos como entre el enemigo. La línea samnita<br />
permaneció perfectamente firme contra los escuadrones al galope, que en ninguna parte pudieron<br />
obligarlos a retroceder ni a romper la línea. Viendo que <strong>su</strong> intento fallaba, la caballería se retiró detrás de<br />
los estandartes y ya no tomó parte en los combates. Esto aumentó el valor del enemigo, y el frente romano<br />
no habría sostenido la lucha, enfrentados como estaban por una resistencia que se volvía más obstinada<br />
conforme crecía <strong>su</strong> confianza, si el cón<strong>su</strong>l no hubiese ordenado a la segunda línea que relevase a la<br />
primera. Estas nuevas tropas detuvieron el avance de los samnitas, que ahora estaban presionando hacia<br />
adelante. Justo en ese momento, se vieron los estandartes en las colinas y un nuevo grito de guerra <strong>su</strong>rgió<br />
de las filas romanas. La inquietud que se creó entre los samnitas fue mayor de lo que las circunstancias<br />
justificaban, pues Fabio gritó que llegaba <strong>su</strong> colega Decio, y cada soldado, loco de alegría, gritaba a <strong>su</strong><br />
compañero que venía el otro cón<strong>su</strong>l con <strong>su</strong>s legiones. Este error, tan oportunamente ocurrido, llenó a los<br />
samnitas de desánimo; temían, agotados como estaban por el combate, la perspectiva de ser <strong>su</strong>perados por<br />
un segundo ejército, fresco e intacto. Incapaces de ofrecer más resistencia, se dispersaron y huyeron;<br />
debido a la dispersión de <strong>su</strong> huida, el derramamiento de sangre fue pequeño en comparación con la<br />
magnitud de la victoria; tres mil cuatro cientos re<strong>su</strong>ltaron muertos, unos ochocientos treinta fueron hechos<br />
prisioneros y se capturaron veintitrés estandartes.<br />
[10.15] Antes de que se librara esta batalla, los apulios se habrían unido a los samnitas si el cón<strong>su</strong>l Decio<br />
no se hubiera anticipado a <strong>su</strong> acción, asentando <strong>su</strong> campamento en Benevento [antiguo Maleventum, que<br />
luego sería Beneventum.- N. del T.]. Les provocó al combate y los puso en fuga, y en esta batalla hubo<br />
también más huidos que muertos, los cuales ascendieron a dos mil. Sin preocuparse más de los apulios,<br />
Decio llevó <strong>su</strong> ejército al Samnio. Allí pasaron ambos ejércitos con<strong>su</strong>lares cinco meses, devastando y<br />
asolando el país. En cuarenta y cinco lugares distintos del Samnio fijó Decio en una u otra ocasión <strong>su</strong><br />
campamento; el otro cón<strong>su</strong>l lo hizo en ochenta y seis. No fueron murallas y fosos los únicos restos que<br />
dejaron, más visibles aún re<strong>su</strong>ltaron aquellos que atestiguaban la devastación y despoblamiento de todo el<br />
país. Fabio también capturó la ciudad de Cimetra, donde dos mil novecientos fueron hechos prisioneros<br />
de guerra y ochocientos treinta murieron durante el asalto. Después de esto regresó a Roma para las<br />
elecciones y dispuso que se celebraran lo antes posible. Las centurias que votaron en primer lugar se<br />
declaraban sin excepción por Fabio. Entre los candidatos estaba el enérgico y ambicioso Apio Claudio.<br />
Ansioso de asegurarse aquel honor para sí mismo, lo estaba también porque ambos puestos fueran para<br />
patricios, y ejerció toda <strong>su</strong> influencia, apoyado por la totalidad de la nobleza, para convencer a los<br />
electores para que le eligieran junto a Fabio. Al principio, Fabio rehusó alegando los mismos motivos<br />
para ello que el año anterior. Después, todos los nobles se arremolinaron alrededor de <strong>su</strong> silla y le rogaron<br />
que sacase el con<strong>su</strong>lado del fango plebeyo y que restaurase al propio cargo y a las gens patricias en la<br />
augusta dignidad que <strong>desde</strong> antiguo poseyeran. Tan pronto como pudo obtener el silencio, se dirigió a<br />
ellos en términos tranquilizadores. Dijo que podría haber admitido los votos para dos patricios si viera<br />
que era elegido alguien distinto de él mismo; pero tal y como estaban las cosas no permitiría que siguiese<br />
<strong>su</strong> nombre, pues iba contra la ley y sentaba un precedente muy peligroso. Así, Lucio Volumnio, un<br />
plebeyo, fue elegido junto con Apio Claudio; ya habían estado asociados en un con<strong>su</strong>lado anterior -296<br />
a.C.-. Los nobles criticaron a Fabio y decían que había rechazado tener a Apio Claudio como colega<br />
porque era claramente inferior a él en elocuencia y competencia.<br />
[10.16] Habiendo terminado las elecciones, los cón<strong>su</strong>les anteriores recibieron una extensión de <strong>su</strong><br />
mandato por seis meses y se les ordenó que continuasen la guerra en el Samnio. P. Decio, a quien <strong>su</strong><br />
colega había dejado en el Samnio y era ahora procón<strong>su</strong>l, continuó estragando los campos samnitas hasta<br />
expulsó a <strong>su</strong> ejército, que en ninguna parte se atrevió a enfrentarse con él, fuera de <strong>su</strong>s fronteras.<br />
Marcharon a Etruria, y tenían la esperanza de que los objetivos que no habían podido alcanzar con <strong>su</strong>s<br />
numerosas legaciones, pudieran lograrse ahora que tenían una gran fuerza y podían respaldar <strong>su</strong>s<br />
requerimientos mediante la intimidación. Insistieron en convocar una reunión de los jefes etruscos.<br />
Cuando se hubieron reunido, señalaron cómo durante muchos años habían estado luchando contra los