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MERCÈ RODOREDA
La Plaza del Diamante
/... Y nos dormimos así, poco a poco, como dos ángeles de Dios,
él hasta las ocho y yo hasta las doce bien dadas... Y cuando me
desperté de un sueño de tronco, con la boca seca y amarga, toda
yo salida de la noche de cada noche, que aquella mañana era un
mediodía, me levanté y empecé a vestirme como siempre un poco
sin darme cuenta, con el alma guardada todavía dentro de la cáscara
del sueño. Y cuando me puse de pie me sujeté las sienes con las
manos y sabía que había hecho algo diferente pero me costaba
pensar en lo que había hecho y si lo que había hecho, que no sabía si
lo había hecho, lo había hecho algo despierta o muy dormida, hasta
que me lavé la cara y el agua me despabiló... y me puso color en las
mejillas y luz en los ojos... No hacía falta almorzar porque era muy
tarde. Sólo beber un poco de agua para quitarme el fuego de la boca...
El agua estaba fría y eso me hizo recordar que el día antes, por la
mañana, a la hora de la boda, había llovido mucho y pensé que por
la tarde, cuando fuese al parque como siempre, a lo mejor todavía
encontraba charcos de agua en los senderitos... y dentro de cada
charco, por pequeño que fuese, estaría el cielo..., el cielo que a veces
rompía un pájaro..., un pájaro que tenía sed y rompía sin saberlo
el cielo del agua con el pico... o unos cuantos pájaros chillones que
bajaban de las hojas como relámpagos, se metían en el charco, se
bañaban en él con las plumas erizadas y mezclaban el cielo con
fango y con picos y con alas. Contentos.../
Ginebra, febrero-septiembre de 1962.
The time of the doves
/... And that’s how we fell asleep: slowly like two heavenly angels,
and he slept till eight in the morning and I slept through to noon...
And I woke up after sleeping like a rock and my mouth had a dry,
bitter taste in it and it was different from other nights because
the morning was noon and I got up and started getting dressed
as usual without knowing what I was doing because my soul was
still in the shell of my dreams. And I stood there with my hands
on the sides of my head and I knew I’d done something different
but I had trouble remembering what I’d done and whether I’d done
what I’d done –and I didn’t even know if I’d done it– half awake
or fast asleep till I washed my face and the water woke me up
and put the color back in my cheeks and the light in my eyes...
It was too late to have breakfast. I just took a sip of water to get
the burning taste out of my mouth... The water was cold and I
remembered how the morning before when it was time for the
wedding it had rained hard and I thought maybe that afternoon
when I went to the park like usual there’d still be a puddle in one
of the paths... and in every puddle, no matter how small, the
sky... a sky shattered from time to time by a bird... a bird who
was thirsty and without realizing it shattered the sky in the water
with his beak... or a bunch of chattering birds who’d fly down from
the leaves like lightning bolts and dive into the puddle and swim
around with their feathers all ruffled and mix up the sky with mud
and beaks and wings. Happy.../
Geneva, february-september 1962.