manual del aprendiz mason ii - Valdemar.com.mx
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El amor se da, pero nunca puede exigirse: lo mismo debe decirse de la fraternidad, que no puede ser<br />
sino una manifestación <strong>del</strong> amor. Ninguna verdadera y sincera manifestación de fraternidad puede<br />
obtenerse si no es en cuanto uno verdaderamente la siente y realiza interiormente: un masón se hará<br />
verdadero masón y hermano según sienta en sí mismo el Ideal Masónico y se reconozca <strong>com</strong>o<br />
hermano de los demás.<br />
Cuando uno progresa en el Sendero de la Vida (<strong>del</strong> cual la Masonería nos ofrece en sus ceremonias<br />
una maravillosa interpretación) y se acerca al reconocimiento (que no es únicamente un frío<br />
concepto o percepción intelectual, sino directa conciencia y sentimiento) de la realidad <strong>del</strong> Principio<br />
Único de todo, siente entonces interiormente, y de una manera siempre más clara, su íntima unión y<br />
solidaridad con toda manifestación de la Vida, y de esta íntima conciencia y sentimiento, una<br />
verdadera <strong>com</strong>prensión y realización de la fraternidad será la consecuencia espontánea y natural.<br />
Que cada cual, pues, se eleve, a su manera, y según mejor pueda, sobre su egoísmo y su ignorancia,<br />
y que reconozca su verdadera naturaleza, manifestación <strong>del</strong> Principio de Vida que vive en todos los<br />
seres (y que ha recibido en Masonería el nombre de Gran Arquitecto), reconociendo así sus<br />
deberes, o sea su relación con el mismo Principio de Vida, con sí mismo y con sus semejantes. Este<br />
es el camino por medio <strong>del</strong> cual la Masonería enseña la fraternidad y busca su más práctica y<br />
efectiva realización.<br />
Esta fraternidad será primeramente entre hermanos, pues sólo los que la entienden y se reconocen<br />
<strong>com</strong>o hermanos pueden realizarla; pero, <strong>com</strong>o el Amor no puede tener ningún límite verdadero, y<br />
no existe condición o estado en que no pueda manifestarse, no hay ser o manifestación de la Vida<br />
Universal, a quienes no pueda y deba extenderse. Esta es la Fraternidad de Iniciados y de los<br />
verdaderos Maestros.<br />
Busquemos, pues, el Principio Supremo y básico de todo, reconozcamos la Verdad de la Unidad de<br />
la Vida y de la íntima indivisibilidad de todos los seres: en la proporción en que efectivamente<br />
lleguemos a este conocimiento, llegaremos también a reconocer y realizar la verdadera Fraternidad<br />
Masónica, y ésta cesará de ser una vana utopía y un ideal abstracto fuera de las posibilidades<br />
humanas. Así se realiza el Gran Mandamiento <strong>del</strong> que nos habla Jesús, cuya segunda parte, “ama a<br />
tu prójimo <strong>com</strong>o a ti mismo”, es el corolario natural de la primera: “ama a Dios (el Principio o<br />
Realidad de la Vida) con todas tus fuerzas, con toda tu alma y con todos tus pensamientos”.<br />
CÓMO DEBE PRACTICARSE LA CARIDAD<br />
Se habla también mucho, en Masonería y en otras instituciones filantrópicas, de caridad y<br />
beneficencia, <strong>com</strong>o deberes que los más afortunados tienen para con los “desdichados y<br />
desheredados de la suerte”. Pero difícilmente caridad y beneficencia llegan a ser verdaderamente<br />
caritativas y benéficas, por cuanto proceden <strong>del</strong> error, más bien que de la verdad, y así contribuyen<br />
muchas veces a reforzar y hacer estático o crónico el mal que quieren eliminar, reforzando su raíz.<br />
Como lo enseñaron todos los sabios de todos los tiempos (y ésta puede ser, en cierta manera, la<br />
piedra de parangón de la verdadera Sabiduría), la raíz y la causa primera de todos los males debe<br />
buscarse en el error o en la ignorancia. Y hasta que no se remedie este error y esta ignorancia, toda<br />
forma de caridad no será más que un paliativo, pues no elimina la raíz <strong>del</strong> mal, sino que muchas<br />
veces la hace, con la propia conciencia <strong>del</strong> mal que estimula, aún más fuerte y vital.<br />
Por ejemplo, no hay duda que el Tronco de Solidaridad oportunamente circulado a favor de un<br />
hermano necesitado, o de otro caso piadoso, puede constituir una ayuda útil y providencial,<br />
especialmente si los presentes se muestran generosos en sus contribuciones; <strong>com</strong>o puede serlo la