manual del aprendiz mason ii - Valdemar.com.mx
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LOS TRES DEBERES<br />
La búsqueda de la Verdad nos conducirá naturalmente a reconocer los tres deberes, objeto de<br />
nuestra consideración en el Testamento, es decir, nuestra triple relación: 1º con el Principio de<br />
Vida; 2º con nosotros mismos; y 3º con la humanidad, en la cual debemos reconocer otros tantos<br />
hermanos, es decir, otras tantas expresiones paralelas <strong>del</strong> mismo Principio de Vida.<br />
De esta trina relación, el masón, <strong>com</strong>o ejecutor testamentario de sí mismo, está llamado a ser y dar<br />
viviente testimonio.<br />
Su deber con el Principio de Vida está implícito en la búsqueda de la Verdad que acabamos de<br />
considerar y que conduce naturalmente al Individuo y reconocer su exacta relación con este<br />
Principio, y a reconocerlo <strong>com</strong>o Realidad y Esencia Verdadera de todo. Pero el masón no puede<br />
simplemente limitarse a reconocer a la Gran Realidad <strong>del</strong> Universo <strong>com</strong>o un Principio Abstracto,<br />
sino que está llamado a hacer de este reconocimiento un uso constructivo y práctico.<br />
Esto se hace por medio <strong>del</strong> uso de la palabra de que hemos hablado anteriormente, la Palabra de la<br />
Verdad que establece nuestra íntima y directa relación con el Principio de la Verdad, que es también<br />
el Principio de la Vida y <strong>del</strong> Ser.<br />
Nuestro deber o relación con nosotros mismos consiste en establecer una más perfecta conexión o<br />
alineamiento entre las dos partes o polaridades distintas de nuestro ser, es decir, entre personalidad<br />
e individualidad, entre nuestro Ser Mortal y nuestro Ser Inmortal, de manera que la primera, en vez<br />
de ser la máscara que la esconde, sea una siempre más <strong>com</strong>pleta expresión de la segunda,<br />
llegándose a la perfección cuando las dos estén íntimamente unificadas y cese toda distinción.<br />
Este es el simbólico trabajo de la piedra bruta que debe ser conducida, por medio <strong>del</strong> esfuerzo<br />
constante de la Voluntad y <strong>del</strong> Pensamiento, en armonía con los Principios Ideales, a fin de realizar<br />
su perfección interior hasta que la forma exterior no se haya identificado con la misma Perfección<br />
Ideal y Latente.<br />
Nuestro deber o relación con la humanidad no es menos importante que los precedentes, de los<br />
cuales es la consecuencia natural: el iniciado reconoce a un hermano en cada hombre, y en cada ser<br />
viviente una expresión <strong>del</strong> mismo Principio de Vida que siente en sí mismo. Este reconocimiento se<br />
manifestará primero con la abstención de todo lo que pueda perjudicar, dañar o hacer sufrir a otro<br />
ser viviente; y luego amando a nuestros hermanos o semejantes <strong>com</strong>o a nosotros mismos.<br />
En otras palabras, se trata de poner en práctica los dos aspectos <strong>del</strong> mandamiento o Regla Áurea de<br />
la vida: No hagas a los demás lo que no quisieras que a ti te hicieren y Haz a los demás lo que<br />
desearías para ti mismo.<br />
SECRETO Y DISCRECIÓN<br />
La disciplina <strong>del</strong> silencio es una de las enseñanzas fundamentales de la Masonería. Quien habla<br />
mucho piensa poco, ligera y superficialmente, y la Masonería quiere que sus adeptos se hagan más<br />
bien pensadores que habladores.<br />
No se llega a la Verdad con muchas palabras ni discusiones, sino más bien con el estudio, la<br />
reflexión y la meditación silenciosa. Por consiguiente, aprender a callar es aprender a pensar y<br />
meditar. Por esta razón la disciplina <strong>del</strong> silencio tenía una importancia tan grande en la escuela