manual del aprendiz mason ii - Valdemar.com.mx
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Esto explica cómo Daniel, verdadero iniciado y fiel a la Palabra, pudo estar perfectamente tranquilo<br />
en medio de los leones hambrientos, y cómo éstos no le hicieron ningún daño.<br />
Esta columna de Fe absoluta en el Principio o Realidad cuya existencia y omnipotencia ha<br />
reconocido en sí mismo, es la que el Iniciado debe levantar en su interior para que le sirva de base<br />
sobre la cual apoyar todos sus esfuerzos, lo mismo de baluarte que de defensa en cualquier<br />
circunstancia o peligro.<br />
EL PRINCIPIO DEL BIEN<br />
La palabra reconoce implícitamente el Bien <strong>com</strong>o único Principio, Realidad y Poder, y<br />
consecuentemente el Mal <strong>com</strong>o pura ilusión y apariencia que no tiene Realidad ni poder<br />
verdaderos.<br />
Esta es la enseñanza de todos los iniciados: de aquellos que han llegado a penetrar y establecerse<br />
con su conciencia por encima <strong>del</strong> dominio de lo aparente, en donde el Bien y el Mal figuran <strong>com</strong>o<br />
poderes iguales, <strong>com</strong>o pares de opuestos irreconciliables que luchan constantemente uno contra<br />
otro, y que se alternan <strong>com</strong>o el día y la noche, la luz y las tinieblas, la vida y la muerte.<br />
El iniciado sabe que, detrás <strong>del</strong> mundo de la apariencia, existe una sola y única Realidad, y que esta<br />
Realidad es el Bien: Bien Infinito, Omnipresente y Omnipotente; que fuera de esta única y sola<br />
Realidad, nada existe y nada puede existir. Que lo que consideramos mal es una sombra<br />
inconsistente, una verdadera irrealidad, una pura y sencilla ilusión de nuestros sentidos y de nuestra<br />
imaginación, que debe ser superada en lo más íntimo de nuestra conciencia para que pueda<br />
desaparecer <strong>com</strong>o concreción exterior.<br />
La primera letra de la Palabra Sagrada, con la cual es costumbre nombrar la Columna <strong>del</strong> Norte,<br />
nos recuerda este Principio <strong>del</strong> Bien, en el cual debemos poner toda nuestra confianza, la que nos<br />
hará partícipes de sus beneficios, pues un Principio se hace operativo únicamente en cuanto es<br />
reconocido, y vive y reina en nuestra alma.<br />
El hombre esclavo de la ilusión <strong>del</strong> mal, reconociéndolo <strong>com</strong>o poder y realidad, le da<br />
preponderancia en su vida, y sus esfuerzos para <strong>com</strong>batirlo remachan las cadenas de la esclavitud.<br />
Únicamente cuando lo reconoce <strong>com</strong>o ilusión, y cesa consecuentemente de tener poder en su<br />
conciencia, es cuando en realidad se libera de él.<br />
USO DE LA PALABRA<br />
La Palabra se hace efectiva por medio de su aplicación en oportunas afirmaciones y negaciones<br />
entendidas para conducir nuestro ser interno al reconocimiento o percepción de la Verdad que la<br />
misma Palabra quiere revelarnos. Muy explícitas y oportunas son sobre este punto las palabras <strong>del</strong><br />
más grande Iniciado que conocemos: Si perseveráis en mi Palabra (o en la Palabra) conoceréis la<br />
Verdad y la Verdad os hará libres.<br />
La Palabra debe, pues, afirmarse y repetirse con fi<strong>del</strong>idad y perseverancia para que pueda<br />
conducirnos a la conciencia de la Verdad que encierra. Entonces esta Verdad se hará efectiva en<br />
nuestra vida, convirtiéndose en verdadero poder que nos libertará <strong>del</strong> error, <strong>del</strong> mal y de la ilusión.<br />
Además todas nuestras palabras, indistintamente, tienen un poder constructivo o destructivo sobre<br />
nuestro ser, nuestro carácter, nuestra vida y nuestras relaciones: las palabras positivas tienen un