manual del aprendiz mason ii - Valdemar.com.mx
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palabras evangélicas: buscad y encontraréis (la Verdad), pedid y se os dará (la Luz), tocad y se os<br />
abrirá (la Puerta <strong>del</strong> Templo).<br />
Al ser recibido en el Templo, con los ojos vendados, sólo siente sobre su pecho desnudo la punta de<br />
un arma cortante. Esto sirve únicamente para hacerle entender que, aunque no vea, puede sentir, y<br />
el sentimiento de la Verdad será el Guía que lo conducirá en su progreso y en sus esfuerzos hacia la<br />
Luz.<br />
El Guía Interior, que conduce individualmente a todo ser que se hace receptivo a su influencia en el<br />
Camino de la Verdad y de la Vida, se halla materializado exteriormente por el Experto (o sea quien,<br />
por haberlo ya recorrido, conoce bien el Camino y puede así servir de guía al inexperto), sin el cual<br />
le sería imposible al candidato llenar debidamente las condiciones que se le piden para su admisión.<br />
Es el Guía quien contesta por él a la pregunta. “¿Quién es el temeraria que se atreve a perturbar<br />
nuestros pacíficos trabajos y trata de forzar la Puerta <strong>del</strong> Templo?”; contestando que “es un profano<br />
deseoso de conocer la Luz verdadera de la Masonería que solicita humildemente por haber nacido<br />
libre y de buenas costumbres”.<br />
Del significado iniciático de esta doble condición ya hemos tratado con ocasión <strong>del</strong> despojo de los<br />
metales. Este requisito es de fundamental importancia, por cuanto en virtud <strong>del</strong> mismo se le abre la<br />
primera puerta <strong>del</strong> Templo, así <strong>com</strong>o las tres puertas simbólicas, representadas por las tres Luces,<br />
después de cada uno de los viajes.<br />
La punta de la espada, apoyada sobre el corazón, es el símbolo de la Verdad, por medio de su<br />
intuición que llega o se manifiesta directamente en lo íntimo de nuestro ser, al ingresar en el<br />
Templo, es decir en un particular estado de devoción receptiva, habiéndonos aislado de las<br />
influencias exteriores y cerrado nuestros ojos a la vista profana, a la consideración ordinaria,<br />
puramente objetiva, de las cosas.<br />
Aunque no vemos, sentimos; aunque no sepamos explicarnos el por qué y la razón de los hechos,<br />
percibimos intuitivamente algo que reconocemos directamente <strong>com</strong>o Verdad y que se manifiesta en<br />
nuestra conciencia en forma repentina y violenta de la cual la espada apoyada sobre nuestro pecho<br />
constituye un símbolo muy expresivo.<br />
INTERROGATORIO DEL CANDIDATO<br />
El interrogatorio a que se somete al candidato en su primer ingreso en el Templo es en cierta<br />
manera la continuación y la expresión de sus meditaciones en el cuarto de reflexión.<br />
Las preguntas que se le hacen versan primero sobre sus mismas contestaciones a las preguntas <strong>del</strong><br />
testamento, pidiéndosele las necesarias aclaraciones sobre los conceptos allí expresados, acerca de<br />
cómo entiende su relación, y por ende sus deberes, “hacia Dios, hacia sí mismo y hacia la<br />
humanidad”.<br />
Una vez aclarado este punto y <strong>com</strong>o necesaria consecuencia de <strong>com</strong>prensión de esta relación y de<br />
estos deberes (cuyo reconocimiento hace el masón, en cuanto pone al hombre en armonía con el<br />
Principio Constructivo o Ley Evolutiva <strong>del</strong> Universo) se le pide que exprese sus ideas, sobre el<br />
vicio y la virtud.<br />
Un claro discernimiento entre el vicio y la virtud es lo que hace operativo el reconocimiento de los<br />
deberes y conduce al hombre a progresar sobre el sendero de la Libertad. El vicio es, pues, <strong>com</strong>o lo<br />
dice la misma etimología de la palabra, un “vínculo, lazo o ligamen”, una cadena que esclaviza al