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2012 completo - Revista CONAREC

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SEGUIMIENTO EN CUIDADOS INTENSIVOS<br />

Como expresamos previamente, es fundamental el estrecho seguimiento<br />

y evaluación del paciente luego de cada intervención: expansión,<br />

cambio de combinación de drogas, aumento o disminución de<br />

dosis de aquellas, mantenimiento de ritmo sinusal, tratamiento de<br />

arritmias, etc. Los parámetros objetivos más utilizados para el seguimiento<br />

son: el valor de la presión de aurícula derecha, la tensión arterial<br />

media, la tensión arterial sistólica, las determinaciones básicas de<br />

laboratorio y gases en sangre, la curva de CPK, la determinación de troponina<br />

T, la curva de ácido láctico, la saturación venosa mixta y/o venosa<br />

central como expresión de extracción periférica y consumo periférico<br />

de oxígeno, la perfusión periférica y la emisión de orina. La medición<br />

del gradiente transpulmonar, transeptal, presión generada y diferencial<br />

del ventrículo derecho serán de suma utilidad, como expresión<br />

de performance sistólica e interdependencia ventricular.<br />

A MODO DE RESUMEN SE PRESENTARÁ EL SIGUIENTE TEXTO<br />

Al ingresar un paciente al área de Cuidados Intensivos<br />

Cardiovasculares, debemos conocer su historia clínica completa y<br />

sus antecedentes. De este modo, ya estableceremos los factores<br />

predisponentes para disfunción de VD. Por supuesto, conoceremos<br />

las razones de su indicación quirúrgica, así como cuál fue la planifi -<br />

cación estratégica para la intervención.<br />

Continuaremos con el diálogo, absolutamente necesario y mandatorio,<br />

con el equipo quirúrgico y anestesiólogos. Ellos nos comentarán<br />

el transcurso de la cirugía y las eventualidades, si así existieron.<br />

Entre los detalles, nos describirán el curso de la cirugía, alternativas,<br />

observación de disfunción de VD y fi nalización del procedimiento,<br />

ya sea con salida de extracorpórea o sin ella.<br />

Ya en el momento de la “conexión” del enfermo a los sistemas de<br />

monitoreo y ARM (en caso de pacientes ventilados), estaremos conociendo<br />

tipo de cirugía y antecedentes, técnica quirúrgica y anestésica,<br />

protección miocárdica, utilización de fármacos, reversión<br />

de heparina con protamina, observación directa del VD en campo<br />

operatorio, utilización de hemoderivados, tiempo de hemostasia,<br />

tolerancia del VD/VI a la cirugía sin CEC, tiempo de clampeo y<br />

CEC (si corresponden), condiciones al momento de cierre (sangrado<br />

activo, hemodinamia, oxigenación, etc.).<br />

Los datos/indicadores inmediatos a obtener serán, la tensión arterial<br />

sistólica y TAM, presión de AD, frecuencia cardíaca, saturación<br />

arterial de oxígeno y observación de curva pletismográfi ca (presión<br />

de pulso OK y normotermia), presión de vía aérea en pacientes<br />

ventilados, PEEP=0 cm de H 2 O. Respecto de la diuresis, más allá<br />

de observar contenido en la bolsa/reservorio, veremos tomando el<br />

conector desde la sonda vesical si existe emisión de orina (constante).<br />

Datos del monitor con trazado claro y obtención de ECG<br />

(ritmo, arritmias, isquemia, IAM, trastornos de conducción, etc.).<br />

Luego de la “conexión” inmediata, ya estará en condiciones el personal<br />

de laboratorio para la extracción correspondiente. Para la<br />

realización de la RX de tórax, aguardaremos a que el enfermo esté<br />

estable y ya tengamos nuestro examen físico realizado. No es infrecuente<br />

que al no estar atentos y respetar estos tiempos, el personal<br />

técnico de rayos quiera realizar la Rx de tórax, colocando el<br />

Disfunción ventricular derecha en el posoperatorio de cirugía cardiovascular | 367<br />

chasis y provocando inestabilidad hemodinámica al levantar ligeramente<br />

el tórax, más allá de provocar alguna desconexión.<br />

El examen físico es de suma importancia y tendrá su metodología<br />

característica; sin embargo, no debe realizarse sin tener los datos/indicadores<br />

antes mencionados. Focalizaremos nuestro examen en la<br />

perfusión periférica, temperatura corporal, estado de la piel (color,<br />

seca-húmeda-pastosa-sudorosa, etc.), relleno capilar, presencia y característica<br />

de los pulsos periféricos (comparación de pulsos, respecto<br />

de examen preoperatorio), auscultación pulmonar (ventilación simétrica,<br />

ausencia de ventilación, resistencia en vía aérea, roncus o<br />

rales, etc.), búsqueda de enfi sema subcutáneo, auscultación de ruidos<br />

cardíacos y tubos de drenaje en mediastino.<br />

No olvidaremos palpar el abdomen y observar su tensión. Es de<br />

suma importancia evitar palpar vigorosamente el borde anterior<br />

hepático, ya que por presentar edematización de su estructura, se<br />

encuentra algo friable y debe evitarse todo tipo de lesión.<br />

Nuestro examen neurológico estará centrado en observar estado<br />

de conciencia y cooperación (escala de Glasgow), refl ejo fotomotor<br />

y simetría de pupilas, apertura ocular, motilidad voluntaria de<br />

las extremidades, sensibilidad y pares craneales (deglución, lengua<br />

y cavidad bucal, visión, audición, etc.).<br />

Nuestro examen bioquímico nos deberá dar los siguientes datos:<br />

gases en sangre, glucemia, ionograma (Mg iónico, Ca iónico, Na y<br />

K), hematocrito, ácido láctico, ScVO 2 o SVO 2 , CPK total, MB o troponina<br />

T, recuento de plaquetas, KPTT y tiempo de Quick.<br />

Luego, ya con la observación de todos estos datos y la entrega de<br />

la Rx de tórax realizada, dispondremos de sufi ciente información<br />

como para realizar el diagnóstico de disfunción de VD.<br />

Nuestro primer y más importante estudio complementario es el<br />

ecocardiograma, ya sea transtorácico o transesofágico. No debemos<br />

retrasar su solicitud y debe pensarse como un complemento<br />

tan accesible como un ECG. De hecho, las unidades críticas modernas<br />

disponen de un equipo y sonda en el área y personal entrenado<br />

para su utilización e interpretación.<br />

Es de suma importancia poder comprender todos estos datos e interpretar<br />

al paciente y su condición actual. Por supuesto, más allá<br />

de la necesidad de normatización y procedimientos y utilización<br />

de protocolos, cada paciente será diferente y no nos dejaremos llevar<br />

simplemente por la observación de uno o dos parámetros o<br />

una supuesta estabilidad. Nuestra alerta y atención serán necesarias<br />

para poder “adelantarnos a los acontecimientos”.<br />

Por más que resulte obvio, no dejaremos de observar los valores<br />

de aurícula derecha, la TAM y la emisión de orina. No podremos<br />

hablar de disfunción de VD grave, con presiones de AD menores<br />

a 10 mmHg y TAM mayor de 70 mmHg. Por supuesto, no será infrecuente<br />

que con presiones de lleno bajas y luego de expansión<br />

no controlada, observemos “límite de reserva de precarga”, llevando<br />

las presiones de 6-8 mmHg a 12-15 mmHg.<br />

La observación del auriculograma será un elemento del monitoreo<br />

que no dejará de considerarse. La presencia de seno X=Y nos hablará<br />

de patrón no complaciente leve, y seno X

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