Lectura y Escritura Académica 2 - Universidad del Azuay
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una psicología aún inmadura, a convertir en héroes a<br />
algunos de los personajes y a tratar de emularlos. Y<br />
no se refieren sólo al caso de los niños de distintos<br />
países que han sufrido graves accidentes al intentar,<br />
por ejemplo, volar como Superman o trepar por las<br />
paredes como Spiderman, el hombre araña, sino a<br />
una influencia más sutil: la naturalidad; porque más<br />
peligrosa que la violencia en sí, lo es la naturalidad<br />
con que la provocan muchos héroes televisivos.<br />
Los especialistas más estrictos distinguen a la hora<br />
de expresar la influencia de esta violencia entre las<br />
“escenas fáciles de imitar”, que suelen ser las que se<br />
presentan en un contexto o entorno habitual o familiar<br />
al espectador, y las escenas “lejanas” a la realidad de<br />
cada día. Las primeras serán nocivas por su facilidad<br />
de repetición y por la cotidianeidad con que pueden<br />
expresarse; las segundas no muestran una incidencia<br />
clara en el comportamiento potencial <strong>del</strong> espectador,<br />
porque se trata de una violencia fingida y el receptor<br />
conoce la clave de su absoluta falsedad.<br />
Los análisis cuantitativos y cualitativos de los contenidos<br />
de los programas de todos los países hacen evidente<br />
el protagonismo de las imágenes de violencia,<br />
pero no está en absoluto comprobado que por ello los<br />
telespectadores sean especialmente proclives a los<br />
comportamientos agresivos. No existe una relación<br />
directa entre la asiduidad ante el televisor y la actitud<br />
criminal, a pesar de que el sistema de comunicaciones<br />
sí determine en lo esencial los valores de una sociedad<br />
y que éstos, a su vez, repercutan en las formas<br />
de comunicación de los individuos. Porque lo cierto es<br />
que la violencia que aparece en televisión equivale al<br />
reflejo de una sociedad realmente crispada y agresiva.<br />
El proceso de “realimentación”, o feedback entre la<br />
realidad y su reflejo es bien conocido por los sociólogos.<br />
Algo parecido a lo que ocurre cuando un suicidio<br />
“original” o de un personaje famoso es difundido por<br />
los medios de comunicación y rápidamente surgen<br />
decenas de imitadores. Con la televisión y la violencia<br />
sucede lo mismo: la violencia de la sociedad aparece<br />
reflejada en la pequeña pantalla y la contemplación<br />
de esas imágenes despierta en algunos individuos<br />
nuevos reflejos de violencia. Se produce así la “realimentación”,<br />
una relación de causa-efecto-causa en<br />
la que es imposible determinar la culpabilidad de uno<br />
de los sujetos.<br />
Más allá de los comportamientos individuales, el problema<br />
de la violencia cotidiana en los espacios televisivos<br />
plantearía uno de mayor profundidad y trascendencia<br />
para la “salud” de los valores éticos de la<br />
sociedad: la indiferencia ante la agresión. Abrumados<br />
por la avalancha de crímenes, peleas, ataques personales<br />
y colectivos, bien podría llegar un momento en<br />
que el telespectador –la sociedad, en suma- se volviera<br />
insensible ante el problema de la agresividad hasta<br />
que repercutiera directamente sobre él mismo.<br />
Fernando y J. Ramón Pardo, Esto es televisión<br />
LECTURA Y ESCRITURA ACADÉMICA II 223