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Lectura y Escritura Académica 2 - Universidad del Azuay

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2<br />

El tiempo verbal: el hablante puede situar la acción en tres momentos <strong>del</strong><br />

tiempo: presente (escribimos la tesis de graduación), pasado (escribieron la<br />

tesis de graduación), futuro (escribirán la tesis de graduación).<br />

El reloj verbal<br />

Desde las percepciones tan vivenciales de Álex Grijelmo, los tiempos verbales son el reloj <strong>del</strong><br />

idioma, la lengua los utiliza como referencias temporales:<br />

Los verbos se adaptan así al pensamiento humano, que puede concebir un<br />

tiempo pasado, uno presente y otro futuro, pero el idioma va más allá porque<br />

–y esto es una cualidad <strong>del</strong> español que no todos los idiomas poseen- tiene<br />

la capacidad de acudir a tiempos intermedios entre esos grandes pilares y<br />

colocar las acciones en relación con otros verbos (es decir, con otros tiempos).<br />

Efectivamente el idioma español dispone de muchas posibilidades verbales para referir el pasado,<br />

y de muchas menos para el presente o el futuro. Por ejemplo, hay notable diferencia entre “el<br />

negocio ha prosperado mucho” y “el negocio prosperó mucho”. En el primer caso sentimos como<br />

presente las consecuencias de dicha prosperidad, y en el segundo como acabadas.<br />

Ejercicio 12<br />

Este fragmento escrito por Rosa Montero es una apasionada y nostálgica reflexión sobre la<br />

temporalidad <strong>del</strong> ser humano, entrelazando constantemente el pasado y el presente. Señalar<br />

algunas formas verbales utilizadas por la escritora para expresar el tema indicado.<br />

Ayer<br />

<strong>Lectura</strong><br />

Tienen las Navidades una inquietante capacidad<br />

rememorativa; son como un pozo de recuerdos<br />

en el que te desplomas y que te hace descender,<br />

aun sin desearlo, a otras Navidades, a un tiempo<br />

remoto, el ayer lejano de la infancia.<br />

Pero uno de los muchos trucos que la vida te<br />

gasta consiste en romper la línea que te une a<br />

tu pasado. A medida que vas envejeciendo, tu<br />

ayer se va haciendo más remoto, más ajeno a<br />

lo que en el presente eres, y terminas por recordarte<br />

con tanta extrañeza como si los sucesos<br />

que recoge tu memoria no los hubieras<br />

vivido tú, sino otra persona.<br />

Vuelves los ojos de la mente hacia atrás y contemplas<br />

esa sustancia gris que es tu pasado,<br />

y si le adjudico un color gris no es aludiendo<br />

a su mucha o poca intensidad, sino porque<br />

las sombras <strong>del</strong> tiempo se van adhiriendo a<br />

tus recuerdos. Pero por en medio de ese mar<br />

de penumbras flotan unas ideas de luz, unos<br />

instantes <strong>del</strong> ayer que aún se mantienen encendidos<br />

en tu memoria, quién sabe por qué<br />

caprichosa o enigmática razón. Momentos vivísimos<br />

que eres capaz de volver a recrear aún<br />

hoy; muchos años después, sintiéndolos como<br />

propios. Y lo más curioso es que estas islas de<br />

luz no suelen recoger las peripecias que tú juz-<br />

98 LECTURA Y ESCRITURA ACADÉMICA II

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