Gaceta N° 167 - Comisión Nacional de los Derechos Humanos

Actividades
En este tenor, cabría esperar que las legislaturas de los países y las autoridades gubernamentales den
pasos firmes para desarrollar su capacidad para resolver o, cuando menos, atenuar esta situación.
Incluso prever medidas que permitan hacer frente a las posibles reacciones y a las nuevas modalidades
con las que los “piratas” responderían a dichas medidas.
Por ejemplo, en Indonesia la promulgación de la Ley sobre la Protección de los Derechos de Propiedad
Intelectual no arredró a los vendedores de productos piratas, que continuaron su comercio de
materiales como si no se hubiera expedido dicha ley. En las zonas comerciales de Yakarta se siguieron
ofreciendo a la venta docenas de VCDs piratas a pesar de ella. No por nada este país está considerado,
junto con China y Vietnam, entre los primeros lugares de producción de productos apócrifos en el
mundo.
Como mencioné anteriormente, otro de los problemas a que se enfrenta el combate a la piratería
radica no sólo en la falta de aplicación de la ley, cosa de por sí grave, sino también en la falta de
claridad en la regulación de todo lo que rodea este fenómeno.
A ello se debe que tengamos que reconocer —y lamentar— que aún tiene vigencia la necesidad de
impulsar campañas permanentes contra la piratería y a favor de los derechos de propiedad intelectual
o derechos de autor. En un país asiático se instrumentó una campaña con el lema: “Pare la piratería,
salve la creatividad de los hijos de la patria”, con objeto de promover el cumplimiento de las leyes de
derechos de propiedad intelectual. Creo que algo similar debe hacerse, con carácter permanente, en
todos los países.
El diario Reforma, de circulación en México, del 7 abril 2004, reporta que el combate a la piratería
requirió, sólo durante el 2003, de 2 mil 733 acciones, mil 776 operativos, 967 cateos y el aseguramiento
de productos por 40 millones de pesos.
Por ello debemos insistir en el tema, pero también habría que volver la vista a instrumentos de
carácter internacional como la Convención Internacional de Roma sobre la Protección de los Artistas,
Intérpretes o Ejecutantes, los Productores de Fonogramas y los Organismos de Radiodifusión
(octubre de 1961) que tiene como objetivo que “los Estados aseguren la protección de los derechos
de los artistas intérpretes o ejecutantes, de los productores de fonogramas y de los organismos de
radiodifusión”.
La propiedad intelectual se ha convertido en uno de los principales aspectos de las relaciones comerciales
internacionales. Actualmente se encuentran en vigor más de 3.7 millones de patentes, 11 millones
de marcas registradas y 1.3 millones de dibujos o modelos industriales registrados. Anualmente se
producen un millón de libros y 5,000 películas de largometraje, además de 3,000 millones de discos y
cintas que son vendidos.
De estas cifras podemos derivar con toda certeza que la propiedad intelectual es una herramienta
que promueve la creación de riqueza, así como un desarrollo económico, social y cultural muy impor­
Gaceta 167
junio/2004
15