Gaceta N° 167 - Comisión Nacional de los Derechos Humanos

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en cambio, rechazaba el control político, la centralización y la sujeción a la autoridad en el movimiento
revolucionario. Hacia 1880, el Príncipe Kropotkin definió la acción anarquista como la incitación
permanente a través de la palabra hablada y escrita, el cuchillo, el rifle, la dinamita —cualquier cosa
siempre y cuando no fuera legal. La represión del gobierno radicalizaría a la población. Cualquier
concesión que hiciera llegaría muy tarde y eventualmente se produciría la revolución. 12
En Japón el nacionalismo imperialista que condujo a la restauración Meiji en 1868 estuvo acompañado
de frecuentes ataques terroristas al shogunado Tokugawa. Los revolucionarios armenios en Turquía,
bajo el liderazgo de Nazarbeck, tomaron elementos del anarquismo ruso para realizar atentados
terroristas. En el sur de Estados Unidos se creó el Ku Klux Klan después de la guerra civil (1861-1865)
para aterrorizar a los antiguos esclavos y a representantes del Gobierno Federal. En el sindicalismo
estadounidense, líderes radicales como Redbeard, Most, Goldman y Berkman predicaron el terrorismo:
el bombazo en el Haymarket de Chicago en 1886 y el asesinato del presidente William McKinley
en 1901 por un anarquista, fueron los atentados más importantes de la época.
En 1881 los anarquistas en Europa adoptaron la propaganda de los hechos para provocar la revolución
social, pero ante la ola de atentados que no condujeron a ese fin, varios de sus principales líderes
e ideólogos reconsideraron su estrategia y en 1991 hicieron un llamado a suspender las acciones. Pero,
por la misma estructura del movimiento, sin cadena de mando ni disciplina, cada anarquista o grupo
anarquista siguió actuando por su cuenta y el siglo XIX terminó en con un elevado saldo de asesinatos
y ataques terroristas. Víctimas notables de este periodo fueron el presidente Carnot de Francia en
1894, la emperatriz Isabel de Austria en 1898 y el Rey Umberto de Italia en 1900.
Hacia principios del siglo XX el terrorismo perdió fuerza en Europa excepto en los extremos del
continente: Rusia, los Balcanes y España. En España se inició en Andalucía hacia 1880 y más tarde
pasó a Cataluña, alcanzó su clímax a principios del siglo XX, resurgió durante la Primera Guerra
Mundial y luego después de ella. Del terrorismo español destacan los atentados sociales: violencia
vinculada a disputas laborales y conflictos intersindicales. En la primera parte del siglo XX el anarquismo
español fue el más numeroso del mundo, 13 pero sus atentados fueron de escaso impacto político
excepto en cuanto a la lucha interna en la izquierda y su contribución a la Guerra civil de 1936­
1939, pero perdió fuerza tras la Guerra civil (1936-1939) y, hacia finales del régimen de Francisco
Franco, el terrorismo se desplazó al territorio vasco, pero esta vez con una orientación separatista.
En Rusia, el movimiento revolucionario de principios del siglo XX tuvo un fuerte componente
terrorista cuyo origen se remonta a la creación de Narodnaya Volya (La Voluntad del Pueblo), responsable
del asesinato del Zar Alejandro II en marzo de 1881. De 1901 a 1910 surgió una nueva ola
terrorista promovida por el Partido Social Revolucionario, responsable de un gran número de asesinatos.
Ambos grupos erosionaron el respeto y temor del pueblo ruso hacia su gobierno, tanto por su
12
Vid. W. Laqueur, op. cit., p. 68.
13
George Woodkock, “Anarchism”, en Encyclopaedia Britannica. 14a. ed. Macropedia, 1982, t. I, p. 812.
Gaceta 167
junio/2004
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