para descargar - Frente Popular Revolucionario, FPR - Oaxaca ...
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per la estructura económica que produce<br />
ganancias descomunales <strong>para</strong> mafias incontenibles.<br />
Y ése sería un primer paso <strong>para</strong> disminuir<br />
la violencia y contener la corrupción.<br />
Al descartar este paso, Felipe Calderón<br />
coloca al país en una situación en la<br />
cual sólo tiene dos alternativas: seguir insistiendo<br />
en la misma estrategia con los<br />
resultados fallidos que ya hemos visto, o<br />
reproducir el modelo colombiano. De hecho,<br />
el presidente –en varias ocasiones–<br />
ha manifestado su admiración a lo que<br />
Colombia ha logrado hacer en los últimos<br />
años. Y sin duda, como lo ha argumentado<br />
Michael Shifter del Inter-American<br />
Dialogue en su artículo A Decade of Plan<br />
Colombia, las condiciones de seguridad<br />
allí han mejorado de manera importante<br />
en la última década. Ya no puede ser descrito<br />
como un “Estado fallido”, como un<br />
país en la frontera del caos, a pesar de que<br />
sigue produciendo drogas. Las masacres<br />
han disminuido, los homicidios han caído,<br />
los secuestros han descendido, el sistema<br />
judicial ha mejorado, el Estado ha logrado<br />
restablecer su autoridad.<br />
Pero todo ello se logró gracias a lo que<br />
Felipe Calderón tendría que exigir, explicar,<br />
legitimar: la intervención estratégica,<br />
el entrenamiento táctico, la presencia militar<br />
de Estados Unidos a cada paso. Porque<br />
es poco probable que la pacificación<br />
colombiana hubiera ocurrido sin el apoyo<br />
estadunidense de gran calado que el “Plan<br />
Colombia” implicó.<br />
Si Felipe Calderón rechaza la legalización<br />
en México, sólo le queda exigir<br />
el combate colombianizado con la ayuda<br />
militar de Estados Unidos. Eso entrañaría<br />
que el presidente reconociera todo lo que<br />
no ha querido reconocer hasta el momento.<br />
Que la eficacia fundamental del Estado<br />
mexicano está en juego. Que sin una intervención<br />
estadunidense mayor, el deterioro<br />
en la situación de seguridad seguirá<br />
siendo progresivo. Que esa intervención<br />
implicaría no sólo la provisión de equipo<br />
militar a México, sino también la presencia<br />
de personal militar estadunidense en<br />
territorio mexicano. Que el costo en cuestión<br />
de derechos humanos sería tan alto<br />
como lo fue en Colombia. Que Calderón<br />
se verá obligado a tocar en las puertas de<br />
Washington pidiendo más ayuda y más<br />
dinero, cuando Barack Obama está intentando<br />
cerrar otros frentes y gastar menos<br />
en otras batallas. Que deberá convencer<br />
a la población mexicana sobre la conveniencia<br />
de emular el ejemplo colombiano<br />
a pesar de los claroscuros que contiene.<br />
Esa es la dura realidad que el debate actual<br />
en México no ha querido encarar. Esa es<br />
la terrible disyuntiva que el país necesita<br />
entender. Sólo hay dos sopas poco apetitosas:<br />
legalizar o colombianizar. ●<br />
NARANJO<br />
Contando muertos<br />
1763 / 15 DE AGOSTO DE 2010 47