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CULTURA<br />

producido escritores o artistas alemanes es<br />

correr el riesgo de hacerse sospechoso de<br />

alta traición.<br />

En 1916, en plena guerra, Max Ernst<br />

llega a Berlín <strong>para</strong> presentar una pequeña<br />

exposición de sus trabajos en la Galería<br />

Sturm. A pesar del conflicto, Berlín vive<br />

sumida en el lujo, la indolencia, las conspiraciones<br />

políticas. En las terrazas de los cafés<br />

la bohemia intelectual maldice la guerra<br />

sin reparos. Ernst hará amistad con Wieland<br />

Herzfelde del movimiento dadaísta,<br />

quien se las ingenia <strong>para</strong> sacar justamente<br />

en 1916 la revista Neue Jugend. Engañó a la<br />

censura utilizando el nombre de una publicación<br />

estudiantil. En vez de poner al primer<br />

número el 1 le puso el 7, y en vez de<br />

comenzar la numeración de las páginas por<br />

la 1 lo hizo con la 127. Los dadaístas sabían<br />

hacerle trampas a la represión política. Para<br />

protestar contra la guerra, el hermano Hellmuth<br />

de Herzfelde anglificó su nombre y se<br />

puso John Heartfield. George Grosz se unió<br />

a los dadaístas de Neue Jeugend y de todos<br />

ellos se hizo amigo y cofrade Max Ernst.<br />

Aunque la actividad de los dadaístas no fue<br />

muy fuerte en Berlín durante la estancia de<br />

Ernst en esa ciudad, tuvo en él un impacto<br />

suficiente como <strong>para</strong> que en 1919, junto<br />

con Hans Arp y Johannes Baargeld pusieran<br />

los cimientos de dadá en Colonia.<br />

En Berlín el pequeño grupo de dadaístas<br />

sólo alcanza a realizar dos exposiciones:<br />

la primera en el Kunstverein en 1919, y la<br />

segunda al año siguiente en la Cervecería<br />

Winter. Ya <strong>para</strong> entonces Ernst practica el<br />

collage, los agregados pictóricos a gráficas<br />

e impresos que no son de su autoría y algo<br />

de fotomontaje. Fue con los collages de<br />

Francis Picabia y Max Ernst con los que se<br />

descubrieron las posibilidades expresivas<br />

de esta técnica <strong>para</strong> representar las visiones<br />

de ensueño surrealista. Max Ernst con sus<br />

combinaciones arbitrarias de cosas consiguió<br />

un repentino aumento de la capacidad<br />

visionaria. Para Ernst la heterogeneidad es<br />

condición previa. Sus collages fueron el resultado<br />

de un proceso dialéctico de casualidad<br />

e intención en el que las ideas continuamente<br />

eran completadas con reflexiones,<br />

formando así una idea-imagen.<br />

En 1921 André Breton invita a Ernst<br />

a exponer en París y escribe la presentación<br />

del catálogo. Comienza en ese año las<br />

que serán unas de las amistades más fructíferas<br />

dentro del grupo surrealista: las de<br />

Ernst con Paul Eluard y Benjamin Péret.<br />

En 1922 Ernst se instala en París; a partir<br />

de entonces habrá de compartir con<br />

palabras y acciones los desplantes provocativos<br />

de los surrealistas. En 1925 firmó<br />

junto con Louis Aragon, Antonin Artaud,<br />

Breton, Robert Desnoes, Phillipe<br />

Soupault y muchos otros una carta abierta<br />

a Paul Claudel, entonces embajador de<br />

Francia en Japón. Ahí Claudel había hecho<br />

unas declaraciones donde expresaba:<br />

“En cuanto a los movimientos actuales,<br />

no hay uno solo que pueda conducir a<br />

una verdadera renovación o creación. Ni<br />

el dadaísmo ni el surrealismo, que tienen<br />

un único sentido: la pederastia.”<br />

De la respuesta en este caso hay que<br />

recoger lo que de alguna manera tocó a<br />

Max Ernst; decía:<br />

“Sólo queda en el tapete una idea moral,<br />

como por ejemplo la de no poder al<br />

mismo tiempo ser embajador de Francia<br />

y poeta. Aprovechamos esta oportunidad<br />

<strong>para</strong> hacer pública nuestra falta de solidaridad<br />

con todo lo francés, tanto de palabras<br />

como de hechos.”<br />

Frases como éstas hicieron que en 1925<br />

no pocos le recordaran a Ernst públicamente<br />

que era un alemán atacando a un francés<br />

desde París. Los regaños no sólo venían de<br />

fuera sino desde adentro del grupo. Cuando<br />

en 1926, junto con Joan Miró, proyectó figurines<br />

y decorados <strong>para</strong> el Romeo y Julieta<br />

del ballet de Diaghilev, fue amonestado por<br />

André Breton, quien consideraba entonces<br />

que la revolución rusa merecía una solidaridad<br />

sin la menor concesión.<br />

En 1924 Ernst había inventado el frottage,<br />

técnica por frotamiento o fricción; con<br />

ayuda de un sombreado a lápiz se transfiere<br />

al papel o al lienzo el veteado de una superficie<br />

rugosa, sea madera, piedra o una hoja<br />

seca. Breton consideró al frottage como una<br />

manera superior de la escritura automática.<br />

Con esta técnica, un prólogo de Paul Eluard<br />

y una introducción de Hans Arp, la editorial<br />

Jeanne Bucher le publicó Histoire Naturelle.<br />

En 1927 Ernst inventó otra técnica: el grattage.<br />

Sobre una tabla o una tela se reparten colores<br />

de manera arbitraria; una vez secos se<br />

dibuja esgrafiando con una cuchilla. Pero lo<br />

que más llamó la atención fueron sus novelas-collages,<br />

como La Femme 100 tétes, de<br />

1929; Sueño de una muchachita que quería<br />

entrar en el Carmelo, de 1930. Este mismo<br />

año ayudó a Luis Buñuel y Salvador Dalí en<br />

la película La edad de oro. En 1922 había<br />

hecho con Eluard Les Malheurs des Inmortels<br />

y en 1923 le había ilustrado a Péret En el<br />

125 del boulevard Saint-Germain. Con frecuencia<br />

usaba el collage, explicado así por<br />

el propio Ernst:<br />

“Un día de 1919 me sorprendió la obsesión<br />

que ejercían sobre mi mirada irritada<br />

las páginas de un catálogo ilustrado<br />

en que aparecían objetos <strong>para</strong> la demostración<br />

antropológica, microscópica, psicológica,<br />

mineralógica y paleontológica.<br />

Encontré allí reunidos unos elementos<br />

de figuración tan distantes que el absurdo<br />

mismo de encontrarlos unidos provocó en<br />

mí una intensificación súbita de las facultades<br />

visionarias e hizo nacer una sucesión<br />

alucinante de imágenes contradictorias.”<br />

Desde entonces Ernst practicó la yuxtaposición<br />

irracional de elementos ya hechos,<br />

desviando cada objeto de su sentido<br />

<strong>para</strong> despertarlo a una realidad nueva. En<br />

1934 produjo la novela-collage Una semana<br />

de bondad. Pero ninguna bondad hubo<br />

por parte de los nazis hacia Max Ernst. Se<br />

le catalogó entre los productores de “arte degenerado”.<br />

En 1937 toda su obra en territorio<br />

alemán fue confiscada, habiendo desaparecido<br />

alguna tan importante como La bella<br />

jardinera de 1923. Con los avances del nazifascismo<br />

Eluard consideró más saludable<br />

publicar en los periódicos del Partido Comunista<br />

que en las publicaciones surrealistas.<br />

Esto produjo la ruptura con Breton en 1938.<br />

Sin Eluard, Ernst consideró que su presencia<br />

entre los surrealistas no tenía sentido.<br />

En su vida sentimental Ernst tuvo varias<br />

parejas. En 1918 se casó con la historiadora<br />

de arte Louise Strauss. En 1927<br />

contrajo matrimonio con Marie-Berthe<br />

Aurenche. En 1938 su compañera fue Leonora<br />

Carrington, relación que se interrumpió<br />

abruptamente cuando Ernst, junto con<br />

Hans Bellmer, fue internado en 1939 como<br />

“extranjero indeseable”. Eluard logra<br />

liberarlo, mas como la Gestapo lo persigue<br />

logra huir a los Estados Unidos; ahí se<br />

casa con la tormentosa Peggy Guggenheim<br />

en 1941; en 1943 vive un romance con<br />

Dorothea Tanning, que culminará en matrimonio<br />

tres años después. Durante la relación<br />

con Carrington él le ilustró el libro<br />

La Dame Ovalle con siete collages, editado<br />

en 1939 en Parías por Guy Levis Mano.<br />

En el exilio se olvidaron viejos distanciamientos.<br />

A partir de 1942 Breton, Duchamp,<br />

David Hare y Max Ernst sacaron<br />

diversas publicaciones; entonces Breton<br />

subrayó el alto grado de contenido subversivo<br />

de los collages de Ernst, así como su<br />

gran disposición <strong>para</strong> el humor negro. Por<br />

su parte Eluard señalaba una de las razones<br />

de su profunda identificación con Ernst:<br />

ambos estaban en contra de la Internacional<br />

del Lucro, o sea, el capitalismo en todas<br />

sus formas. Ya en 1935, en una conferencia<br />

dada en Londres, Eluard había expresado:<br />

“Son ese bien, son esa belleza sometidos<br />

a las ideas de propiedad, de familia,<br />

de religión, de patria, los que combatimos<br />

unidos. Los poetas dignos de este nombre<br />

se niegan, como los proletarios, a ser explotados.<br />

La poesía verdadera está incluida<br />

en todo lo que no se adapta a esa moral<br />

que, <strong>para</strong> mantener su orden, su prestigio,<br />

no sabe construir más que bancos, cuarteles,<br />

prisiones, iglesias y burdeles.”<br />

Max Ernst falleció el 1 de abril de<br />

1976. El 2 de abril hubiera cumplido 85<br />

de edad. Entre sus últimos trabajos gráficos<br />

de 1974 están las litografías coloreadas<br />

que hizo <strong>para</strong> Festin, de Pierre Hebey,<br />

conservando un espíritu juguetón, humorístico,<br />

cosmogónico y más terráqueo que<br />

onírico, que caracterizó su tránsito por el<br />

expresionismo, el dadaísmo, el surrealismo,<br />

que al fin sintetizó en un lenguaje personal.<br />

El azar le ayudó a descubrir ante los<br />

otros su propia interioridad.<br />

1763 / 15 DE AGOSTO DE 2010 65

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