en la misa no son satisfactorios: a pesar <strong>de</strong> que <strong>el</strong> c<strong>el</strong>o <strong>de</strong> muchos presbíteros ha llevado auna participación, por lo <strong>com</strong>ún, fervorosa y activa, <strong>el</strong> porcentaje <strong>de</strong> asistencia resultabajo. Es verdad que en este campo, más que en cualquier otro que concierna a la vidainterior, <strong>el</strong> valor <strong>de</strong> las estadísticas es muy r<strong>el</strong>ativo, y que por otra parte la exteriorizaciónsistemática <strong>de</strong>l culto no implica necesariamente su consistencia real. Con todo, no sepue<strong>de</strong> ignorar que <strong>el</strong> culto exterior es normalmente una consecuencia lógica <strong>de</strong>l interior(cf. santo Tomás <strong>de</strong> Aquino, Summa Theol., <strong>II</strong>. <strong>II</strong>, q. 81, a.7) y, en <strong>el</strong> caso <strong>de</strong>l cultoeucarístico, es consecuencia <strong>de</strong> la misma fe en Cristo sacerdote y en su sacrificiore<strong>de</strong>ntor. Tampoco seria correcto quitar importancia a la c<strong>el</strong>ebración <strong>de</strong>l culto invocando<strong>el</strong> hecho <strong>de</strong> que la vitalidad <strong>de</strong> la fe cristiana se manifiesta con <strong>el</strong> <strong>com</strong>portamiento según<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io, más que con gestos rituales. En efecto, la c<strong>el</strong>ebración eucarística no es unmero gesto ritual: es un sacramento, es <strong>de</strong>cir, una intervención <strong>de</strong> Cristo mismo que nos<strong>com</strong>unica <strong>el</strong> dinamismo <strong>de</strong> su amor. Sería un engaño pernicioso querer tener un<strong>com</strong>portamiento <strong>de</strong> acuerdo con <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io sin recibir su fuerza <strong>de</strong> Cristo mismo en laEucaristía, sacramento que él instituyó para este fin. Esa pretensión sería una actitud <strong>de</strong>autosuficiencia, radicalmente antievangélica. La Eucaristía da al cristiano más fuerza paravivir según las exigencias <strong>de</strong>l Evang<strong>el</strong>io; lo inserta cada vez mejor en la <strong>com</strong>unida<strong>de</strong>clesial <strong>de</strong> la que forma parte; y renueva y enriquece en él la alegría <strong>de</strong> la <strong>com</strong>unión conla Iglesia.Por <strong>el</strong>lo, <strong>el</strong> presbítero <strong>de</strong>be esforzarse por favorecer <strong>de</strong> todas las maneras posibles laparticipación en la Eucaristía, con la catequesis y las exhortaciones pastorales, y tambiéncon una exc<strong>el</strong>ente calidad <strong>de</strong> la c<strong>el</strong>ebración, bajo <strong>el</strong> aspecto litúrgico y ceremonial. Deese modo, <strong>com</strong>o subraya <strong>el</strong> Concilio (cf. Presbyterorum ordinis, 5), logrará enseñar a losfi<strong>el</strong>es a ofrecer la víctima divina a Dios Padre en <strong>el</strong> sacrificio <strong>de</strong> la misa y a hacer, enunión con esta víctima, la ofrenda <strong>de</strong> su propia vida al servicio <strong>de</strong> los hermanos. Losfi<strong>el</strong>es han <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r, a<strong>de</strong>más, a pedir perdón por sus pecados, a meditar en la palabra <strong>de</strong>Dios, a orar con corazón sincero por todas las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Iglesia y <strong>de</strong>l mundo, y aponer toda su confianza en Cristo salvador.6. Quiero recordar, por último, que <strong>el</strong> presbítero tiene asimismo la misión <strong>de</strong> promover <strong>el</strong>culto <strong>de</strong> la presencia eucarística, también fuera <strong>de</strong> la c<strong>el</strong>ebración <strong>de</strong> la misa, esforzándosepor hacer <strong>de</strong> su propia iglesia una casa <strong>de</strong> oración cristiana, «en que .según <strong>el</strong> Concilio.se adora, para auxilio y consu<strong>el</strong>o <strong>de</strong> los fi<strong>el</strong>es, la presencia <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios, salvadornuestro, ofrecido por nosotros en <strong>el</strong> ara <strong>de</strong>l sacrificio» (ib.). Esta casa <strong>de</strong>be ser apta parala oración y las funciones sagradas, tanto por <strong>el</strong> or<strong>de</strong>n, la limpieza y la pulcritud con quese la mantiene, <strong>com</strong>o por la b<strong>el</strong>leza artística <strong>de</strong>l ambiente, que tiene gran importanciapara ayudar a la formación y para favorecer la oración. Por este motivo, <strong>el</strong> Conciliore<strong>com</strong>ienda al presbítero «cultivar <strong>de</strong>bidamente la ciencia y <strong>el</strong> arte litúrgicos»(ib.).He aludido a estos aspectos porque también pertenecen al conjunto <strong>de</strong> <strong>el</strong>ementos queabarca una auténtica cura <strong>de</strong> almas por parte <strong>de</strong> los presbíteros, y en especial <strong>de</strong> lospárrocos y <strong>de</strong> todos los responsables <strong>de</strong> las iglesias y los <strong>de</strong>más lugares <strong>de</strong> culto. En todocaso, quiero confirmar <strong>el</strong> vínculo estrecho que existe entre <strong>el</strong> <strong>sacerdocio</strong> y la Eucaristía,<strong>com</strong>o nos enseña la Iglesia, y reafirmo con convicción, y también con íntimo gozo <strong>de</strong>lalma, que <strong>el</strong> presbítero es <strong>sobre</strong> todo <strong>el</strong> hombre <strong>de</strong> la Eucaristía: servidor y ministro <strong>de</strong>14
Cristo en este sacramento, en <strong>el</strong> que ―según <strong>el</strong> Concilio, que resume la doctrina <strong>de</strong> losantiguos padres y doctores― «se contiene todo <strong>el</strong> bien espiritual <strong>de</strong> la Iglesia» (ib.). Todopresbítero, en cualquier niv<strong>el</strong>, en cualquier campo <strong>de</strong> trabajo, es servidor y ministro <strong>de</strong>lmisterio pascual realizado en la cruz y revivido <strong>sobre</strong> <strong>el</strong> altar para la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>lmundo.15
- Page 1 and 2: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 3 and 4: no responde sólo a una necesidad p
- Page 5 and 6: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 7 and 8: Conviene tener siempre en cuenta es
- Page 9 and 10: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 11 and 12: 4. El ministerio sacramental de los
- Page 13: modo especial a identificarse míst
- Page 17 and 18: presbítero corresponde asegurar el
- Page 19 and 20: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 21 and 22: 4. Desde luego, hace falta siempre
- Page 23 and 24: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 25 and 26: palabra de Dios, que él debe ense
- Page 27 and 28: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 29 and 30: por tanto, se siente impulsada a da
- Page 31 and 32: El Evangelio nos refiere que, en el
- Page 33 and 34: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 35 and 36: mundo entre los hombres y, como bue
- Page 37 and 38: El apóstol Pablo afirma en su prim
- Page 39 and 40: madurada a lo largo de los siglos s
- Page 41 and 42: plan de la creación. Según el con
- Page 43 and 44: contrario, al alimentar en sí mism
- Page 45 and 46: fundar no es de este mundo (cf. Jn
- Page 47 and 48: consultado el consejo presbiteral y
- Page 49 and 50: Eso no sucede sin renuncia al indiv
- Page 51 and 52: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 53 and 54: por el bienestar material y, sobre
- Page 55 and 56: ecuménicas, hoy tan actuales e imp
- Page 57 and 58: Sede Apostólica, según los casos.
- Page 59 and 60: gran importancia en nuestra época,
- Page 61 and 62: 7. Se trata de una ardua consigna q
- Page 63: jóvenes y facilitan la respuesta a