12.07.2015 Views

Catequesis de Juan Pablo II sobre el sacerdocio - amoz.com.mx

Catequesis de Juan Pablo II sobre el sacerdocio - amoz.com.mx

Catequesis de Juan Pablo II sobre el sacerdocio - amoz.com.mx

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

JUAN PABLO <strong>II</strong>AUDIENCIA GENERALMiércoles 21 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1993La misión evang<strong>el</strong>izadora <strong>de</strong> los presbíteros1. En la Iglesia todos estamos llamados enunciar la buena nueva <strong>de</strong> Jesucristo, a<strong>com</strong>unicarla <strong>de</strong> una manera cada vez más plena a los creyentes (cf. Col 3, 16) y a darla aconocer a los no creyentes (cf. 1 P 3, 15). Ningún cristiano pue<strong>de</strong> quedar exento <strong>de</strong> estatarea, que <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> los mismos sacramentos <strong>de</strong>l bautismo y la confirmación, y actúa bajo<strong>el</strong> impulso <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Así pues, es preciso <strong>de</strong>cir en seguida que la evang<strong>el</strong>izaciónno está reservada a una sola clase <strong>de</strong> miembros <strong>de</strong> la Iglesia. Con todo, los obispos sonsus protagonistas y sus guías para toda la <strong>com</strong>unidad cristiana, <strong>com</strong>o hemos visto a sutiempo. En esta misión cuentan con la colaboración <strong>de</strong> los presbíteros y, en cierta medida,<strong>de</strong> los diáconos, según las normas y la praxis <strong>de</strong> la Iglesia, tanto en los tiempos másantiguos <strong>com</strong>o en los <strong>de</strong> la nueva evang<strong>el</strong>ización.2. Con respecto a los presbíteros, se pue<strong>de</strong> afirmar que <strong>el</strong> anuncio <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dioses la primera función que han <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempeñar (cf. Lumen Gentium, 28; Catecismo <strong>de</strong> laIglesia católica, n. 1564), porque la base <strong>de</strong> la vida cristiana, personal y <strong>com</strong>unitaria, esla fe, que es suscitada por la palabra <strong>de</strong> Dios y se alimenta <strong>de</strong> <strong>el</strong>la.El concilio Vaticano <strong>II</strong> subraya esta misión evang<strong>el</strong>izadora, poniéndola en r<strong>el</strong>ación con laformación <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios y con <strong>el</strong> <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> todos a recibir <strong>de</strong> los sacerdotes <strong>el</strong>anuncio evangélico (cf. Presbyterorum ordinis, 4).San <strong>Pablo</strong> pone <strong>de</strong> r<strong>el</strong>ieve la necesidad <strong>de</strong> esta predicación, añadiendo al mandato <strong>de</strong>Cristo su experiencia <strong>de</strong> Apóstol. En su actividad evang<strong>el</strong>izadora realizada en muchasregiones y en muchos ambientes, se había dado cuenta <strong>de</strong> que los hombres no creíanporque nadie les había anunciado todavía la buena nueva. Aun estando abierto a todos <strong>el</strong>camino <strong>de</strong> la salvación, había <strong>com</strong>probado que no todos habían tenido acceso a él. Por<strong>el</strong>lo, daba también esta explicación <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> la predicación por mandato <strong>de</strong>Cristo: «¿Cómo invocarán a aqu<strong>el</strong> en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aqu<strong>el</strong> aquien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique? Y ¿cómo predicarán si no sonenviados?» (Rm 10, 14.15).A los que se habían convertido en creyentes, <strong>el</strong> Apóstol cuidaba luego <strong>de</strong> <strong>com</strong>unicarabundantemente la palabra <strong>de</strong> Dios. Lo dice él mismo a los Tesalonicenses: «Como unpadre a sus hijos, lo sabéis bien, a cada uno <strong>de</strong> vosotros os exhortábamos y alentábamos,conjurándoos a que vivieseis <strong>de</strong> una manera digna <strong>de</strong> Dios, que os ha llamado...» (1 Ts 2,11.12). Al discípulo Timoteo, <strong>el</strong> Apóstol re<strong>com</strong>ienda encarecidamente este ministerio:«Te conjuro en presencia <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> Cristo... Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a5

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!