largo <strong>de</strong> todo su ejercicio y <strong>de</strong>sarrollo en <strong>el</strong> ministerio. Así pues, envu<strong>el</strong>ve e implica alpresbítero en una economía <strong>de</strong> santificación, que <strong>el</strong> mismo ministerio <strong>com</strong>porta en favor<strong>de</strong> quien lo ejerce y <strong>de</strong> quienes se benefician <strong>de</strong> él en los varios sacramentos y en las<strong>de</strong>más activida<strong>de</strong>s que realizan sus pastores. La Iglesia entera recibe los frutos <strong>de</strong> lassantificación llevada a cabo por <strong>el</strong> ministerio <strong>de</strong> los presbíteros pastores: tanto <strong>de</strong> losdiocesanos, <strong>com</strong>o <strong>de</strong> los que, con cualquier título y <strong>de</strong> cualquier manera, una vez recibido<strong>el</strong> or<strong>de</strong>n sagrado, realizan su actividad en <strong>com</strong>unión con los obispos diocesanos y con <strong>el</strong>Sucesor <strong>de</strong> Pedro.8. La ontología profunda <strong>de</strong> la consagración <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n y <strong>el</strong> dinamismo <strong>de</strong> santificaciónque <strong>com</strong>porta en <strong>el</strong> ministerio excluyen, ciertamente, toda interpretación secularizante <strong>de</strong>lministerio presbiteral, <strong>com</strong>o si <strong>el</strong> presbítero se hubiera <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicar simplemente a lainstauración <strong>de</strong> la justicia o a la difusión <strong>de</strong>l amor en <strong>el</strong> mundo. El presbítero esontológicamente partícipe <strong>de</strong>l <strong>sacerdocio</strong> <strong>de</strong> Cristo, verda<strong>de</strong>ramente consagrado, hombre<strong>de</strong> lo sagrado, entregado <strong>com</strong>o Cristo al culto que se <strong>el</strong>eva hacia <strong>el</strong> Padre y a la misiónevang<strong>el</strong>izadora con que difun<strong>de</strong> y distribuye las cosas sagradas la verdad, la gracia <strong>de</strong>Dios. a sus hermanos. ésta es su verda<strong>de</strong>ra i<strong>de</strong>ntidad sacerdotal; y ésta es la exigenciaesencial <strong>de</strong>l ministerio sacerdotal también en <strong>el</strong> mundo <strong>de</strong> hoy.4
JUAN PABLO <strong>II</strong>AUDIENCIA GENERALMiércoles 21 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1993La misión evang<strong>el</strong>izadora <strong>de</strong> los presbíteros1. En la Iglesia todos estamos llamados enunciar la buena nueva <strong>de</strong> Jesucristo, a<strong>com</strong>unicarla <strong>de</strong> una manera cada vez más plena a los creyentes (cf. Col 3, 16) y a darla aconocer a los no creyentes (cf. 1 P 3, 15). Ningún cristiano pue<strong>de</strong> quedar exento <strong>de</strong> estatarea, que <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> los mismos sacramentos <strong>de</strong>l bautismo y la confirmación, y actúa bajo<strong>el</strong> impulso <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Así pues, es preciso <strong>de</strong>cir en seguida que la evang<strong>el</strong>izaciónno está reservada a una sola clase <strong>de</strong> miembros <strong>de</strong> la Iglesia. Con todo, los obispos sonsus protagonistas y sus guías para toda la <strong>com</strong>unidad cristiana, <strong>com</strong>o hemos visto a sutiempo. En esta misión cuentan con la colaboración <strong>de</strong> los presbíteros y, en cierta medida,<strong>de</strong> los diáconos, según las normas y la praxis <strong>de</strong> la Iglesia, tanto en los tiempos másantiguos <strong>com</strong>o en los <strong>de</strong> la nueva evang<strong>el</strong>ización.2. Con respecto a los presbíteros, se pue<strong>de</strong> afirmar que <strong>el</strong> anuncio <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dioses la primera función que han <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempeñar (cf. Lumen Gentium, 28; Catecismo <strong>de</strong> laIglesia católica, n. 1564), porque la base <strong>de</strong> la vida cristiana, personal y <strong>com</strong>unitaria, esla fe, que es suscitada por la palabra <strong>de</strong> Dios y se alimenta <strong>de</strong> <strong>el</strong>la.El concilio Vaticano <strong>II</strong> subraya esta misión evang<strong>el</strong>izadora, poniéndola en r<strong>el</strong>ación con laformación <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios y con <strong>el</strong> <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> todos a recibir <strong>de</strong> los sacerdotes <strong>el</strong>anuncio evangélico (cf. Presbyterorum ordinis, 4).San <strong>Pablo</strong> pone <strong>de</strong> r<strong>el</strong>ieve la necesidad <strong>de</strong> esta predicación, añadiendo al mandato <strong>de</strong>Cristo su experiencia <strong>de</strong> Apóstol. En su actividad evang<strong>el</strong>izadora realizada en muchasregiones y en muchos ambientes, se había dado cuenta <strong>de</strong> que los hombres no creíanporque nadie les había anunciado todavía la buena nueva. Aun estando abierto a todos <strong>el</strong>camino <strong>de</strong> la salvación, había <strong>com</strong>probado que no todos habían tenido acceso a él. Por<strong>el</strong>lo, daba también esta explicación <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> la predicación por mandato <strong>de</strong>Cristo: «¿Cómo invocarán a aqu<strong>el</strong> en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aqu<strong>el</strong> aquien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique? Y ¿cómo predicarán si no sonenviados?» (Rm 10, 14.15).A los que se habían convertido en creyentes, <strong>el</strong> Apóstol cuidaba luego <strong>de</strong> <strong>com</strong>unicarabundantemente la palabra <strong>de</strong> Dios. Lo dice él mismo a los Tesalonicenses: «Como unpadre a sus hijos, lo sabéis bien, a cada uno <strong>de</strong> vosotros os exhortábamos y alentábamos,conjurándoos a que vivieseis <strong>de</strong> una manera digna <strong>de</strong> Dios, que os ha llamado...» (1 Ts 2,11.12). Al discípulo Timoteo, <strong>el</strong> Apóstol re<strong>com</strong>ienda encarecidamente este ministerio:«Te conjuro en presencia <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> Cristo... Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a5
- Page 1 and 2: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 3: no responde sólo a una necesidad p
- Page 7 and 8: Conviene tener siempre en cuenta es
- Page 9 and 10: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 11 and 12: 4. El ministerio sacramental de los
- Page 13 and 14: modo especial a identificarse míst
- Page 15 and 16: Cristo en este sacramento, en el qu
- Page 17 and 18: presbítero corresponde asegurar el
- Page 19 and 20: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 21 and 22: 4. Desde luego, hace falta siempre
- Page 23 and 24: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 25 and 26: palabra de Dios, que él debe ense
- Page 27 and 28: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 29 and 30: por tanto, se siente impulsada a da
- Page 31 and 32: El Evangelio nos refiere que, en el
- Page 33 and 34: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 35 and 36: mundo entre los hombres y, como bue
- Page 37 and 38: El apóstol Pablo afirma en su prim
- Page 39 and 40: madurada a lo largo de los siglos s
- Page 41 and 42: plan de la creación. Según el con
- Page 43 and 44: contrario, al alimentar en sí mism
- Page 45 and 46: fundar no es de este mundo (cf. Jn
- Page 47 and 48: consultado el consejo presbiteral y
- Page 49 and 50: Eso no sucede sin renuncia al indiv
- Page 51 and 52: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 53 and 54: por el bienestar material y, sobre
- Page 55 and 56:
ecuménicas, hoy tan actuales e imp
- Page 57 and 58:
Sede Apostólica, según los casos.
- Page 59 and 60:
gran importancia en nuestra época,
- Page 61 and 62:
7. Se trata de una ardua consigna q
- Page 63:
jóvenes y facilitan la respuesta a