se extendió, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> a <strong>Juan</strong>, siglo tras siglo, a la larga serie <strong>de</strong> sus sacerdotes, hasta <strong>el</strong>fin <strong>de</strong>l mundo. Y a cada uno <strong>de</strong> <strong>el</strong>los, al igual que al discípulo amado, los confió <strong>de</strong>manera especial a la maternidad <strong>de</strong> María.Jesús también dijo a <strong>Juan</strong>: "Ahí tienes a tu madre" (Jn 19, 27). Re<strong>com</strong>endaba, así, alApóstol predilecto que tratar María <strong>com</strong>o a su propia madre; que la amara, veneraraprotegiera durante los años que le quedaban por vivir en la tierra, pero a la luz <strong>de</strong> lo queestaba escrito <strong>de</strong> <strong>el</strong>la en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, al que sería <strong>el</strong>evada y glorificada. Esas palabras son <strong>el</strong>origen <strong>de</strong>l culto mariano. Es significativo que estén dirigidas a un sacerdote. ¿Nopo<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>ducir <strong>de</strong> <strong>el</strong>lo que <strong>el</strong> sacerdote tiene <strong>el</strong> encargo <strong>de</strong> promover y <strong>de</strong>sarrollar eseculto, y que es su principal responsable?En su evang<strong>el</strong>io, <strong>Juan</strong> subraya que "<strong>de</strong>s<strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>la hora <strong>el</strong> discípulo la acogió en su casa"(Jn 19, 27). Por tanto, respondió inmediatamente a la invitación <strong>de</strong> Cristo y tomó consigoa María, con una veneración en sintonía con aqu<strong>el</strong>las circunstancias. Quisiera <strong>de</strong>cir quetambién <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista se <strong>com</strong>portó <strong>com</strong>o un verda<strong>de</strong>ro sacerdote. Y,ciertamente, <strong>com</strong>o un fi<strong>el</strong> discípulo <strong>de</strong> Jesús.Para todo sacerdote, acoger a Maria en su casa significa hacerle un lugar en su vida, yestar unido a <strong>el</strong>la diariamente con <strong>el</strong> pensamiento, los afectos y <strong>el</strong> c<strong>el</strong>o por <strong>el</strong> reino <strong>de</strong>Dios y por su mismo culto (cf. Catecismo <strong>de</strong> la Iglesia católica, nn. 2673. 2679).6. ¿Qué hay que pedir a María <strong>com</strong>o Madre <strong>de</strong>l sacerdote? Hoy, <strong>de</strong>l mismo modo (oquizá más) que en cualquier otro tiempo, <strong>el</strong> sacerdote <strong>de</strong>be pedir a María, <strong>de</strong> modoespecial, la gracia <strong>de</strong> saber recibir <strong>el</strong> don <strong>de</strong> Dios con amor agra<strong>de</strong>cido, apreciándoloplenamente <strong>com</strong>o <strong>el</strong>la hizo en <strong>el</strong> Magnificat; la gracia <strong>de</strong> la generosidad en la entregapersonal para imitar su ejemplo <strong>de</strong> Madre generosa; la gracia <strong>de</strong> la pureza y la fi<strong>de</strong>lida<strong>de</strong>n <strong>el</strong> <strong>com</strong>promiso <strong>de</strong>l c<strong>el</strong>ibato, siguiendo su ejemplo <strong>de</strong> Virgen fi<strong>el</strong>; la gracia <strong>de</strong> un amorardiente y misericordioso a la luz <strong>de</strong> su testimonio <strong>de</strong> Madre <strong>de</strong> misericordia.El presbítero ha <strong>de</strong> tener presente siempre que en las dificulta<strong>de</strong>s que encuentre pue<strong>de</strong>contar con la ayuda <strong>de</strong> María. Se en<strong>com</strong>ienda a <strong>el</strong>la y le confía su persona y su ministeriopastoral, pidiéndole que lo haga fructificar abundantemente. Por último, dirige su miradaa <strong>el</strong>la <strong>com</strong>o mo<strong>de</strong>lo perfecto <strong>de</strong> su vida y su ministerio, porque <strong>el</strong>la, <strong>com</strong>o dice <strong>el</strong>Concilio, "guiada por <strong>el</strong> Espíritu Santo, se consagró toda al ministerio <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>los hombres; los presbíteros reverenciarán y amarán, con filial <strong>de</strong>voción y culto, a estamadre <strong>de</strong>l sumo y eterno Sacerdote, Reina <strong>de</strong> los Apóstoles y auxilio <strong>de</strong> su ministerio"(Presbyterorum ordinis, 18). Exhorto a mis hermanos en <strong>el</strong> <strong>sacerdocio</strong> a alimentarsiempre esta verda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>voción a María y a sacar <strong>de</strong> <strong>el</strong>la consecuencias prácticas para suvida y su ministerio. Exhorto a todos los fi<strong>el</strong>es a en<strong>com</strong>endarse a la Virgen, juntamentecon nosotros, los sacerdotes, y a invocar sus gracias para sí mismos y para toda la Iglesia.32
JUAN PABLO <strong>II</strong>AUDIENCIA GENERALMiércoles 7 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1993El presbítero, hombre <strong>de</strong> la caridad(Lectura:capítulo 10 <strong>de</strong>l evang<strong>el</strong>io según san <strong>Juan</strong>, versículos 11-15)1. En las anteriores catequesis <strong>de</strong>dicadas a los presbíteros, hemos aludido muchas veces ala importancia que tiene en su vida la caridad hacia los hermanos. Ahora queremos tratarmás expresamente acerca <strong>de</strong> esa caridad, partiendo <strong>de</strong> su misma raíz en la vidasacerdotal. Esa raíz está en su i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> hombre <strong>de</strong> Dios. La primera carta <strong>de</strong> <strong>Juan</strong> nosenseña que "Dios es amor" (4, 8). En efecto, en cuanto hombre <strong>de</strong> Dios, <strong>el</strong> presbítero nopue<strong>de</strong> por menos <strong>de</strong> ser <strong>el</strong> hombre <strong>de</strong> la caridad. No habría en él verda<strong>de</strong>ro amor a Dios—y ni siquiera verda<strong>de</strong>ra piedad, o verda<strong>de</strong>ro c<strong>el</strong>o apostólico—, sin <strong>el</strong> amor al prójimo.Jesús mismo mostró <strong>el</strong> vinculo que existe entre <strong>el</strong> amor a Dios y <strong>el</strong> amor al prójimo, <strong>de</strong>suerte que no se pue<strong>de</strong> "amar al Señor Dios con todo <strong>el</strong> corazón" sin "amar al prójimo"(cf. Mt 22, 36.40). Por eso, san <strong>Juan</strong>, en su carta, afirma con coherencia: "Y hemosrecibido <strong>de</strong> él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano" (1 Jn 4,21).2. Hablando <strong>de</strong> sí mismo, Jesús <strong>de</strong>scribe ese amor <strong>com</strong>o <strong>el</strong> amor <strong>de</strong> un buen pastor, queno busca su interés ni su provecho, <strong>com</strong>o <strong>el</strong> mercenario. El buen pastor —dice— amatanto a sus ovejas, que entrega su vida por <strong>el</strong>las (cf. Jn 10, 11.15). Es, pues, un amor qu<strong>el</strong>lega hasta <strong>el</strong> heroísmo.Sabemos con cuánto realismo se realizó todo esto en la vida y en la muerte <strong>de</strong> Jesús.Quienes, por su or<strong>de</strong>nación sacerdotal, reciben <strong>de</strong> Cristo la misión <strong>de</strong> pastores estánllamados a mostrar en su vida y a testimoniar con sus obras <strong>el</strong> amor heroico <strong>de</strong>l buenPastor.3. En la vida <strong>de</strong> Jesús son muy visibles las características esenciales <strong>de</strong> la caridadpastoral, que tiene para con sus hermanos los hombres, y que pi<strong>de</strong> imitar a sus hermanoslos pastores. Su amor es, ante todo, un amor humil<strong>de</strong>: "Soy manso y humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> corazón"(Mt 11, 29). De modo significativo, re<strong>com</strong>ienda a sus apóstoles que renuncien a susambiciones personales y a todo afán <strong>de</strong> dominio, para imitar <strong>el</strong> ejemplo <strong>de</strong>l "Hijo <strong>de</strong>lhombre" , que "no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida <strong>com</strong>o rescate pormuchos" (Mc 10,45; Mt 20, 28; cf. Pastores dabo vobis, 21.22).33
- Page 1 and 2: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 3 and 4: no responde sólo a una necesidad p
- Page 5 and 6: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 7 and 8: Conviene tener siempre en cuenta es
- Page 9 and 10: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 11 and 12: 4. El ministerio sacramental de los
- Page 13 and 14: modo especial a identificarse míst
- Page 15 and 16: Cristo en este sacramento, en el qu
- Page 17 and 18: presbítero corresponde asegurar el
- Page 19 and 20: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 21 and 22: 4. Desde luego, hace falta siempre
- Page 23 and 24: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 25 and 26: palabra de Dios, que él debe ense
- Page 27 and 28: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 29 and 30: por tanto, se siente impulsada a da
- Page 31: El Evangelio nos refiere que, en el
- Page 35 and 36: mundo entre los hombres y, como bue
- Page 37 and 38: El apóstol Pablo afirma en su prim
- Page 39 and 40: madurada a lo largo de los siglos s
- Page 41 and 42: plan de la creación. Según el con
- Page 43 and 44: contrario, al alimentar en sí mism
- Page 45 and 46: fundar no es de este mundo (cf. Jn
- Page 47 and 48: consultado el consejo presbiteral y
- Page 49 and 50: Eso no sucede sin renuncia al indiv
- Page 51 and 52: JUAN PABLO IIAUDIENCIA GENERALMiér
- Page 53 and 54: por el bienestar material y, sobre
- Page 55 and 56: ecuménicas, hoy tan actuales e imp
- Page 57 and 58: Sede Apostólica, según los casos.
- Page 59 and 60: gran importancia en nuestra época,
- Page 61 and 62: 7. Se trata de una ardua consigna q
- Page 63: jóvenes y facilitan la respuesta a