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N ARCOTRÁFICO / MÉXICO-ESTADOS UNIDOSchado el 15 de julio de 1929 confirma que elmilitar estaba identificado como un “conocidotraficante de drogas heroicas” (derivadasde la heroína) y delincuente.El documento consigna: “Nuestro consuladogeneral en El Paso, Texas, en oficio4142 del 5 del actual informa a esta Secretaríaque… se ha permitido la entrada a nuestropaís a José Borja Ramos (a) El Chato… individuoque, según antecedentes y pruebas en sucontra, es un conocido traficante de drogasheroicas y responsable de varios delitos”.Peor todavía, El Chato no sólo intervino enel asalto a la casa y derrocamiento del gobernadorAlmeida, sino que “hizo explotar unabomba junto al consulado de México en El Paso”.En la administración del general Caraveose le permitió “en forma descarada y públicael tráfico de las drogas enervantes”.Un poco antes, en su informe de mayo de1928, el agente número 10 destacado en CiudadJuárez se refirió a otro estadunidense queejercía como autoridad y fomentaba la delincuencia:el presidente municipal Agustín Gallo.Escribió el informante: “La actuación de lasautoridades locales es motivo de censura porcomerciantes y particulares honorables, quienesme han informado que desde hace tiempoesperaban que al tener conocimiento esa secretaría(de Gobernación) de los antecedentes delseñor don Agustín Gallo, presidente municipal,y de la comprobación de su ciudadanía americanay comportamiento, fuera depuesto”.El presidente municipal –que, en efecto,había nacido en Estados Unidos– contaba conel respaldo de los jefes políticos y militares tantoen Chihuahua como en Juárez, por lo quedesestimó cualquier intervención de Gobernación.Sabía que las comunicaciones de esadependencia en torno a la situación en Juárezy los señalamientos en su contra eran firmadospor el oficial mayor, no por funcionarios demayor jerarquía.Una vez que las acusaciones contra el presidentemunicipal fueron desactivadas por susprotectores políticos, él y sus socios se dedicaronabiertamente a regentear negocios ilegales,entre ellos cantinas donde se consumíandrogas y se ejercía la prostitución.Era dueño de la cantina El Castillo, ubicadaen la avenida 16 de Septiembre y conocidapopularmente como “el castillo eléctrico”,porque él, como autoridad, había prometidoinstalar ahí una planta de luz.Entre sus socios estaban el jefe de la policíamunicipal, J. Jesús Sosa, así como el jefe dela Policía Judicial, Edmundo Herrera, quienesabrieron el Gambrinus Bar en la avenida VicenteGuerrero. El encargado de la cantina eraJulio Manzano, protegido de Gallo.El establecimiento contaba con un hotelanexo y, según el reporte, tenía “entradas privadasy escondites”; no pagaba impuestos almunicipio y estaba vigilado por la policía “<strong>para</strong>que los parroquianos puedan disponer de facilidadesque otros centros no tienen, por estarun poco retirado del centro de la población”.En realidad, El Gambrinus era la alternativaque Gallo ofrecía a su clientela, pues aunqueEl Castillo tenía instalaciones lujosas, porencontrarse cerca del Puente Internacional“los parroquianos no fácilmente pueden gozarde impunidad en sus actos”, sobre todo alconsumir drogas.Como El Gambrinus permanecía abiertolas 24 horas, el presidente municipal decía asus clientes que cuando estuvieran alcoholizadoso quisieran tomar drogas, podían acudira este antro “donde serán despachados conseguridades, pudiendo tener alojamiento encaso de que el puente Internacional quedecerrado o se encuentren imposibilitados <strong>para</strong>regresar a territorio americano”.Hoyo en la pared fronterizaEl alcalde Gallo contaba con poderosos protectores.Uno de ellos fue el general FranciscoA. Martínez, jefe de la guarnición de la plaza.Juntos abrieron la cantina El Agujero en laPared, ubicada en plena línea divisoria. Variosreportes resguardados en el AGN hacen constarque la operación de este negocio generórechazo no sólo en Ciudad Juárez, sino en ElPaso, Texas.El agente de los servicios secretos, dependientesdesde entonces de la Secretaría de Gobernación,recibió una orden desde la Ciudadde México <strong>para</strong> que investigara ese establecimiento.La razón: el diario El Continental, de ElPaso, publicó en su edición del 23 de mayo de1928 quejas de un empresario texano, quienAunque el embajador de México enEstados Unidos, Arturo Sarukhán, se encargóde desmentir cuanto antes la nota deWilliam Booth –cuyos datos sustancialesfueron proporcionados por un informanteanónimo–, al día siguiente el periódico ElDiario, editado en El Paso, no sólo confirmóla versión de Booth, sino que precisó:“Funcionarios de primer nivel deMéxico y Estados Unidos, especializadosen las áreas de Inteligencia y SeguridadNacional, mantienen reuniones a puertacerrada dentro de la base militar de FortBliss, sobre los centros de operacionesque instalarán en Ciudad Juárez.”De acuerdo con un agente federal deEstados Unidos, en el marco de las negociacionesde la Iniciativa Mérida se acordóque los puntos operativos de esa colaboraciónserían colocados de maneraestratégica en colonias de Ciudad Juárezcomo Bellavista, ubicada cerca de la líneafronteriza.El hecho es que la filtración de esa informacióncausó malestar al cónsul generalde Estados Unidos en esta ciudad,Raymond McGrath, quien ante algunosfuncionarios del gobierno estatal reconocióel “peligro” que esta revelación representaba<strong>para</strong> la sede diplomática.Las amenazasEl martes 9 de marzo, la sede diplomáticaestadunidense sufrió una de las primerasadvertencias: El cónsul RaymondMcGrath reportó a la Operación CoordinadaChihuahua (Occh) la amenaza deque estallaría un “artefacto explosivo”en la sede diplomática. En respuesta, laPolicía Federal (PF) instaló una unidadfija y dos más <strong>para</strong> vigilancia “intermitente”.Cada patrulla estaba dotada de seiselementos pre<strong>para</strong>dos <strong>para</strong> repeler “cualquieragresión”.Tres días más tarde, el viernes 12, elcónsul emitió un comunicado interno quehizo circular entre sus empleados con laadvertencia de que El Reco Bar estaba“fuera de nuestros límites” debido a las“preocupaciones de seguridad”, por lo queinstaba a los ciudadanos estadunidenses ano visitarlo hasta nuevo aviso.Ubicado en la Plaza Nicole, al sur delConsulado General, El Reco Bar operacon la licencia estatal de alcoholes número6988, y trabaja con permisos mensuales derestaurante-bar a nombre de Luis FernandoMartínez Villegas. A su vez, la Plaza Nicole–de acuerdo con los registros revisadospor Proceso– aparece a nombre de la inmobiliariaPerjoza, propiedad de Pedro y JorgeZaragoza Fuentes.Pedro Zaragoza Fuentes, cabeza delGrupo Agroindustrial Zaragoza, es concesionariode la cerveza Corona, propietariode dos estadios, de centros de diversiónfronterizos y de más de 80 gasolinerías, sóloen Ciudad Juárez. Fue investigado pordefraudación fiscal por 2.2 millones de dólaresdurante el gobierno de Carlos Salinas,cuando la PGR lo vinculó con el cártel deJuárez, a partir del hecho de que dos de suscuñadas estaban casadas con los narcotraficantesRafael Aguilar Guajardo y RafaelMuñoz Talavera, fundadores del cártel deJuárez (Proceso 1374).Al día siguiente de que se emitió en elconsulado la mencionada circular interna–copia de la cual tiene Proceso–, varios delos empleados consulares asistieron a uncumpleaños en el salón <strong>para</strong> fiestas infantilesEl Barquito de Papel.A eso de las dos de la tarde, Jorge SalcidoCeniceros, esposo de Hilda Antillano–empleada del consulado–, y Lesley Enríquez–esposa de Arthur Haycock Redelfs,alguacil de la cárcel de El Paso–, junto consus hijos, abandonaron la fiesta.Por se<strong>para</strong>do, en sus vehículos, se dirigíana sus domicilios particulares de El Paso1742 / 21 de marzo de 2010 13

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