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para descargar - Frente Popular Revolucionario, FPR - Oaxaca ...

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herente, los disidentes no tienen un anclajeen la sociedad civil: carecen de influenciaen las organizaciones religiosas o la claseobrera, como en Polonia; de intelectualesorgánicos prestigiosos, como en Checoslovaquia;de un aval de lucha contra regímenesodiosos o corruptos, como en Rumania.Si así fuera, encarnarían movimientosde amplia repercusión. No son “sociedad civil”,sino micropartidos de oposición.Naturalmente que las minorías jueganun papel político, y que un grupo pequeñose puede convertir en un gran movimientosocial. Entonces, ¿por qué los disidentesno convocan a sectores más amplios?Consideraré tres razones principales.En primer lugar, la mayoría de sus críticasal sistema ya forman parte del debateentre los demás cubanos, socialistas ono. Suponer que los disidentes son las vocessolitarias y heroicas que se atreven a señalarerrores y hacerle reclamos al gobiernorevela ignorancia sobre la Cuba actual.El disentimiento se despliega hoy dentro (yfuera) de las instituciones, el movimientointelectual, los diversos medios de difusión,las organizaciones sociales, religiosasy culturales, y la propia militancia política.En segundo, sus propuestas no constituyenun programa económico y políticocoherente, sino una ristra de consignasideológicas imprecisas (“reconciliaciónnacional”, “fortalecimiento de la sociedadcivil”, “pluralismo”) y de clásicas medidasde liberalización económica ya conocidasdesde hace 20 años en AméricaLatina. Tomar el Proyecto Varela por unplan serio de reforma política basado enla propia Constitución de 1992 revela nohaberla leído detenidamente; pero sobretodo, no conocer el alcance de los temasen el debate público real: descentralización,participación y control político efectivodel Poder <strong>Popular</strong> sobre la burocracia,reor denamiento y eficiencia del funcionamientoeconómico, ampliación del sectorno estatal, extensión de la cooperativización,recuperación de los niveles de ingresosegún el trabajo y del poder adquisitivo,fin de subsidios generalizados y gratuidades,nuevas políticas sociales hacia sectoresmás vulnerables, reflejo de la opiniónpública en los medios, ampliación de losespacios de libertad de expresión, reforzamientodel orden constitucional y la ley,democratización real de las instituciones(incluidas las políticas).En tercero, es muy difícil que un cubano(no importa si simpatiza o no con Fidely Raúl Castro, o comparte los idealessocialistas) considere legítimos a gruposapoyados por Estados Unidos, los partidoseuropeos y las más poderosas fuerzasdel exilio, cuyas trayectorias como campeonesde la democracia y libertad cubanasno son muy convincentes.En lugar de las razones anteriores, seatribuye la falta de respaldo de los disidentesa la eficacia de los a<strong>para</strong>tos de la seguridadcubana (sin duda, efectivos), y muy especialmentea la ignorancia, el aislamiento,la resignación y el miedo de los pobres cubanos.Este razonamiento colonial asumela pasividad y la resignación como rasgosde la cultura política cubana –algo difícil dedemostrar a partir de la historia de los últimosdos siglos.El tablero del poder¿Entonces la actual reacción en Europa yEstados Unidos responde a “falta de información”?Vamos a ver, ¿qué dicen sobrelos disidentes sus centros de inteligenciaen La Habana? ¿Cuál es la valoración desus diplomáticos sobre el liderazgo, coherenciaideológica, integridad, viabilidadpolítica de estos grupos? ¿Cómo los juzgan(realmente) los propios corresponsalesextranjeros en la isla, que reportan susperipecias cada semana, obedeciendo a“demandas de la dirección del periódico”?Si estos informan lo mismo que me cuentana mí, me figuro que esas cancillerías ycomisiones de relaciones exteriores esténal tanto del terreno que pisan.Si es así, las resonantes declaraciones degobiernos y partidos políticos no respondena ninguna sociedad civil de Holguín o SantaClara, sino a sus propios intereses, pugnaspartidistas y estrategias electorales en susrespectivos países. No en balde, <strong>para</strong> que unfuncionario sea autorizado a reunirse con elgobierno cubano, un requisito suele ser quese entreviste con los disidentes. Así se garantizael efecto mediático, que la oposiciónexhibe como trofeo y el gobierno como cascoprotector.Si Guillermo Fariñas u otros disidenteshan entrado en huelga de hambre muchasotras veces, ¿por qué esta resonancia ahora?Eclipsados por la propaganda sobre losblogueros, los disidentes regresan a primeraplana por la muerte de Zapata, perosobre todo en una coyuntura internacionalpeculiar <strong>para</strong> la isla. A pesar de sus limitadosresultados, el diálogo entre Washingtony La Habana ha avanzado más en el últimoaño que en los 10 anteriores: se hanreanudado conversaciones sobre migracióny correo directo; grupos semioficialesexploran avenidas de cooperación enintercepción de drogas; sin levantar lasrestricciones impuestas por Bush en 2005,se han vuelto a otorgar visas a académicosy artistas; corrientes en el Congreso intentanrestablecer la libertad de los estadunidenses<strong>para</strong> viajar a la isla.Por otra parte, a pesar de la “posicióncomún” adoptada a finales de 1996, la políticade la Unión Europea, liderada porEspaña, había mejorado sustancialmentela relación con el gobierno de Raúl Castrodesde junio de 2008, al levantarse lassanciones impuestas en 2003. Este cambiotambién se propició por los crecienteslazos entre Cuba y el resto de la región,no sólo con gobiernos de izquierda y centro-izquierda,sino con otros, como el deMéxico.¿Qué podría pasar –se preguntaban enprivado algunos expertos hace varias semanas–que interfiriera en este raprochment?La respuesta no se ha hecho esperar.Igual que en el incidente de las avionetasen 1996, se le achaca de nuevo al gobiernocubano la “responsabilidad” por este acontecimiento“evitable y cruel” (la muerte deun “preso de conciencia”). La conveniencia<strong>para</strong> los intereses que se oponen al diálogoes obvia.¿Algo nuevo en este viejo enfrentamiento?La ostensible racialización mediáticadel caso Zapata, a lo ancho del espectroideológico: era “un albañil afrocubano”(El País, España), “un obrero negro de 43años” (Cubaencuentro), “no por negro oalbañil” (Kaos en la Red), “negro, palestinoy opositor” (El Mundo, España), “un albañilde raza negra… víctima del colectivismomarxista” (El Heraldo, Ecuador). Aeste efecto de resonancia se suma la intensidady saturación del tema. Sólo El Paíspublicó más de 20 artículos y editoriales enlos primeros seis días posteriores al fallecimientode Zapata.Aparte de este inédito interés por los“disidentes afrocubanos”, la Eurocámaraha reiterado al gobierno de la isla su pedidode “liberación inmediata e incondicionalde los presos políticos y de conciencia”.¿Cuán consistente es este enfoque?Lo primero es que el puñado de presospolíticos entre los disidentes no lo está pormotivos “de conciencia” o por “criticar algobierno”, sino por oponerse activamenteal sistema, en alianza con Estados Unidos,el exilio y el viejo anticomunismo europeo.No disponen de armas, pero sí de recursosde poder, puestos a su servicio porEstados y organizaciones, con a<strong>para</strong>tos ymedios de largo alcance, que hacen la guerrapor otros medios.Lo segundo, ¿qué enseña la experienciasobre el hecho de poner a este gobierno enla picota? Ni siquiera aquellos cubanos quepudieran considerar ineficiente su políticahacia los disidentes estarían en condicionesde argumentar que deberían indultarse precisamenteahora, bajo las presiones de esebloque de intereses creados y de su doblerasero. El gobierno de la isla no ha negocia-46 1742 / 21 de marzo de 2010

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