Rafael del RíoEl hijo de Pablo Escobarpide perdónSebastián Marroquín,hijo de quien fuera eljefe del cártel de Medellín,dio un giro de180 grados a su vida <strong>para</strong>integrarse a la sociedadlegalmente. Su historiaestá contada en undocumental del realizadorargentino NicolásEntel, Pecados de mipadre, que se presentóen el Festival Internacionalde Cine de Guadalajara.Ambos narranen entrevista esta historiasorprendente.Columba Vértiz de la FuenteGUADALAJARA, JAL.-El hijo del dirigente delmás famoso cártel dedrogas de Colombia,que al nacer se llamabacomo su padre (PabloEscobar) pero cambió su identidad comoSebastián Marroquín, está listo <strong>para</strong> romperel silencio y pide perdón a las víctimasde su progenitor.Tenía 16 años de edad cuando éste, jefedel cártel de Medellín, fue abatido porla policía 17 meses después de haberse fugadode la cárcel.Marroquín recibió la llamada de unaperiodista notificándole la muerte, y confuria respondió:“Yo solo voy a matar a todos esos hijosde…”Ahora, tranquilo y con un parecido enormecon su padre, aclara a este semanario:“Esa fue una respuesta automática, nolo medité en el momento, porque cuandorecibo el anuncio oficial del fallecimientode mi padre, había yo hablado con él porteléfono 10 minutos antes. Era algo quecostaba creer. Reaccioné con violencia comotodos los seres humanos frente a un actocomo ése. Expresé lo que se me vino ala cabeza, ya que había crecido en un contextomuy violento, en el epicentro de laviolencia de Colombia.“Pero una vez que hice la amenaza alpaís, me puse a pensar lo que había dichoy lo que eso significaba. En 10 minutos medi cuenta de que iba a repetir la historia demi padre e iba a terminar muy rápido comoél. Allí decidí apostarle a la vida y luegootra vez por teléfono me retracté.“Prevaleció por suerte mi esencia pacíficay no quería más guerra. Empecé contraviento y marea una nueva vida, ese sí queera un camino más difícil. Hace 16 añosque lo vengo haciendo y estor orgulloso.”Cumplió ya los 33 años. Y a través deldocumental Pecados de mi padre, dirigidopor el argentino Nicolás Entel, cuentala historia de Escobar, también llamadoZar de la cocaína. Además, relata la “extraordinaria”niñez que vivió con su papá.También habla de dos asesinatos cometidospor Pablo Escobar: del ministrode Justicia Rodrigo Lara Bonilla y de unpolítico en vías de ser electo presidente enColombia, Luis Carlos Galán.En la cinta, que concursó en la secciónDocumental Inberoamericano de la 25 edicióndel Festival Internacional de Cine en lacapital tapatía, Marroquín busca la reconciliacióncon los hijos de esas víctimas: RodrigoLara y Juan Manuel, Carlos y Claudio Galán.Para realizar el largometraje, Entelconversó con Marroquín durante cuatroaños, y lo convenció de regresar a Colombiaen 2008. Éste “sentía miedo” por el encuentrocon los hijos de Galán y Lara Bonilla.La reunión aparece en el filme, y enella les pide perdón.–¿Fue un perdón sólo a ellos o a la sociedadcolombiana?–Pido perdón a la totalidad de las víctimas,se deslegitimaría inmediatamente si esexclusivo <strong>para</strong> determinadas personas. Paramí pedir perdón fue muy difícil, pero fue unacto necesario <strong>para</strong> abrir un espacio de diálogo,conversación y entendimiento, porquesi bien ellos manifiestan en la película queno tienen nada de qué perdonarme, el rechazode la sociedad, las reacciones y la persecuciónme han hecho creer todo lo contrario.Me han hecho creer que sí soy culpable,que soy cómplice, que el simple acto de habernacido ya me hace cómplice del cártel deMedellín en su totalidad y que tengo que responderpor esas acciones. Agradezco la generosidadde las familias que me dicen: ‘Notenemos nada qué perdonarte’.”68 1742 / 21 de marzo de 2010
–¿Qué tan difícil fue su regreso a Colombiaen 2008?–Siempre le dije a Entel que jamás iba avolver a Colombia por razones obvias. Creoque el acto de valentía que tuvo Rodrigo Laracomo respuesta a la carta de viajar a BuenosAires, cuando muchos personajes fueronsecuestrados bajo esa premisa (los invitabana un lugar que no era y terminaban secuestrados),me impulsó. Fue una gran apuestade Rodrigo <strong>para</strong> la paz y la reconciliación, yno me quedaba opción. Si Rodrigo hizo eso,yo no podía negarme a regresar a mi país enesa misma búsqueda. Fue una cuestión dereciprocidad. Y lo hice con mucho miedo yuna gran incertidumbre.–¿Por qué romper el silencio en undocumental?–Todo tiene su tiempo. Se dieron unmontón de factores antes de conocer aEntel, como la detención de mi madre ymía en Argentina, país donde vivimos, porlavado de dinero, asociación ilícita por uncontador que nos estafó. Nos robó dinero yfuimos a denunciarlo y a nosotros nos detuvieron.Eso marca un antes y un después.El anonimato que habíamos logrado con elcambio de identidad se perdió al hacer públicosnuestros nombres y cuál era nuestrolugar de residencia. Entonces, ya no quedabamás por ocultar, ya no íbamos de nuevo aefectuar otro cambio de identidad. Así queestábamos en cierta medida pre<strong>para</strong>dos <strong>para</strong>considerar posible entrar en un proyectoasí. Fue el momento.A Entel, nacido en Buenos Aires en1975, se le ocurrió contar la historia deEscobar pero desde el punto de vista desu hijo y contactó con él. Marroquín habíarechazado filmes de Hollywood, telenovelas,documentales, libros y hasta una líneade juguetes de figuras de acción. Entonces,el realizador tardó seis meses en convencerlo.Dice a Proceso:“Le escribí un ensayo explicándole lapelícula, y aceptó porque era la primeravez que sentía que alguien no deseaba glamorizaro explotar la imagen de su padre,y quizá tuve la suerte de que él también estabalisto a romper su silencio.”–En el documental, que en breve sepresentará en México y en mayo en DiscoveryChannel, se menciona que Escobarfue un buen padre, que construyó muchasobras benéficas <strong>para</strong> los pobres. ¿Esta cintano es <strong>para</strong> justificar a Pablo Escobar?Al instante interviene Entel:“De ninguna manera es un documentalque justifique a Escobar. César Gaviriapresenta claramente lo que hizo Escobar,fue lo peor de la historia de Colombia.Fue mucho dolor, mucha violencia y muchamuerte.”Tampoco <strong>para</strong> Marroquín es un proyecto“en el cual se busque beatificar laimagen de mi padre”. Sino al contrario:“Queda peor <strong>para</strong>do de lo que ya se leconoce, pero se le agrega la parte humana,la parte de la familia y se refuerza que eraun padre querendón, que te cantaba cancionesy cuentos y te enseñaba a montaren bicicleta.”LibertadPara Marroquín, vivir en el anonimato“era una sensación contrapuesta pero tambiénliberadora”:“El anonimato fue salir a ejercitarse enlos caminos de la vida con una total transparencia,porque no estábamos acostumbradosa eso, ya que habíamos vivido enun submundo oculto con mucho poder ymucho dinero, pero no era nada real, eratodo muy efímero.”–¿Fue complicado cambiar de nombre?–Los gobiernos bajo los cuales habíamosbuscado custodia nos la negaron. Colombiase había encargado de cerrarnos laspuertas en el exterior definitivamente y <strong>para</strong>siempre. El cambio de identidad era loque nos iba a permitir salir del país o refugiarnosen otro lado. Cuando estás en unacircunstancia en el que ciento por cientode los países del planeta Tierra te dicen:no te recibo y no te voy a abrir mis puertas,se siente uno como extraterrestre y másen tu propia tierra, donde no podías vivir.El cambio de identidad nos permitió unasalida digna y no fue duro, porque veníamostan golpeados por esas otras circunstancias;tuvimos como un alivio realmente.–¿Los enemigos de su padre no lo hanbuscado o los que fueron socios no lo invitarona ocupar el lugar de Escobar?–No. Creo que en un punto ya no habíanadie y también muchos entendieronque yo había sido un niño dentro de todaesa realidad y creyeron, porque si no estaríamuerto, en mi palabra, de que queríabuscar un futuro diferente <strong>para</strong> mi familia.Que toda la historia de violencia que comofamilia habíamos vivido y sufrido, terminabacon la muerte de mi padre.–El documental muestra el poder dePablo Escobar, por ejemplo, que iba aMiami y con toda la libertad en el hotelmás famoso alquilaba, bajo una compañíafalsa de petróleo, tres pisos, y laboraba allícon facilidad.–Eso a mi padre le divertía, no lo hacíapor una ambición, era como burlarsede los estadunidenses.–También se expone en la cinta queuna vez ante mucho dinero frente a ustedes,se estaban muriendo de hambre, porqueno podían salir a comprar comida.–Es como una nueva definición de pobreza,porque si tienes mucho dinero y nopuedes compartir una libra de arroz con él,es lo mismo que no tenerlo. Creo que esmejor no tenerlo al lado, porque te llenasde sentimientos de depresión, pues dicescómo es posible que me esté muriendo deE SPECTÁCULOShambre y tenga dinero <strong>para</strong> comprarme unsúper mercado completo.“Por casualidad en la casa donde nosescondíamos se puso un retén de la policía.Uno de los uniformados se paró frentea nuestra puerta y se acabaron los víveres yno podíamos salir, porque todos estábamossiendo buscados. Entonces, la comida seacabó y empezamos a morirnos de hambre,y teníamos a la vista unos 2 mil dólares.”–Cuándo vivía con su padre, ¿que pensabasde su actividad?–Con mi padre tuve varias experiencias,de pequeño lo veía en un contexto enel que era amigo de políticos, senador dela República y tenía una gran popularidad.Yo lo acompañaba a las plazas públicas yveía todos los carteles que decían: “VivaPablo Escobar”, “Gracias Pablo Escobar”.La comunidad, la Iglesia, todo mundo loquería. Después con el tiempo voy creciendoy empiezan a aparecer otro tipo denoticias respecto a mi padre y va cambiandola imagen de él. Te empiezas a cuestionarya lo que él está haciendo.“Pero trato de preservar lo positivo, porquecreo que a lo largo de la historia los mediosde comunicación se han encargado muybien de recordar todos los datos negativos.Entonces, sólo trato de recordar lo que valióla pena, de sus inicios, de querer ayudar, queera muy sensible frente a las clases socialesmás olvidadas por el Estado.”En el largometraje, Juan Manuel Galánresalta que se debe discutir legalizar ladroga, ¿qué opinan?Entel expresa que Juan Manuel Galánha visto que la llamada guerra contrael narco no está funcionando, “por lo quecree que debemos debatir y no debe quedarnada afuera de la mesa, incluso discutirla legalización”.Sebastián arguye que no es la personaindicada <strong>para</strong> hablar acerca de la legalización,“porque cualquier cosa quediga tengo la certeza que la usarían enmi contra”.–¿Cuál es su sentir de que se vea estedocumental? –se inquiere a Marroquín.–Es compartir la experiencia <strong>para</strong> queno se repita. Tiene esa intención, abrir dealguna manera la intimidad de esta familia,porque los narcotraficantes por lo generalcreen que nada les va a pasar.–En México, Felipe Calderón estácombatiendo el narcotráfico con el Ejército,¿qué opina?–Eso es muy íntimo y particular deMéxico. Nuestro desconocimiento delcontexto local quizá nos impida hacer unareflexión puntual al respecto. Sin embargo,creemos que no es un problema demexicanos ni de colombianos, no es unacuestión propia de nacionalidades, sinoque es una reacción “natural” a esas políticasque están aplicadas generando esa clasede violencia. ●1742 / 21 de marzo de 2010 69