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El paraíso perdidoprivar a Adán y Eva de un disfrute completode <strong>la</strong> creación. Quiso darle aentender que una parte d<strong>el</strong> carácter de Dios era ma<strong>la</strong> y carente de verdad.Sugirió a Eva que Dios podría ser cru<strong>el</strong> e indiferente.Además, <strong>el</strong> reptil satánico insinuó con perfidia que él estaba más interesadoen <strong>el</strong> bienestar de Eva que Dios mismo. Así dio a entender que era partidariode <strong>la</strong> libertad total mientras que Dios estaba inclinado a imponer restricciones.El hecho de que Dios haya dado a Adán y Eva todo lo demás es descartado <strong>por</strong><strong>el</strong> diablo como algo sin im<strong>por</strong>tancia, y concentra sus esfuerzos en hacer dudara Eva de <strong>la</strong> bondad de Dios.Eva no estaba al tanto de <strong>la</strong>s estratagemas de Satanás y <strong>por</strong> eso respondiócon ingenuidad, casi en defensa de Dios: "d<strong>el</strong> fruto de los árboles d<strong>el</strong> huertopodemos comer" (Gn. 3:2). Es evidente que <strong>el</strong><strong>la</strong> no sabía que entab<strong>la</strong>ba unaconversación con <strong>el</strong> enemigo sobrenatural de Dios. La Biblia dice que <strong>el</strong><strong>la</strong> fueengañada con astucia (2 eo. 11:3; 1 Ti. 2:14). Satanás se aprovechó de suinocencia para engatusar<strong>la</strong>.Ahora bien, aunque <strong>el</strong><strong>la</strong> no conocía a su enemigo, debió haber sido capazde malograr su ataque. Tenía <strong>la</strong> ventaja suficiente para hacerlo <strong>por</strong>que conocíaa Dios. Sabía que <strong>el</strong> carácter de Dios era bueno y nada más que bueno. Habíaexperimentado bendición en abundancia y generosidad ilimitada de su mano.Estaba rodeada <strong>por</strong> toda <strong>la</strong> creación, <strong>la</strong> cual manifestaba <strong>el</strong> beneplácito y <strong>la</strong>buena voluntad de Dios en todo rincón, e incluso <strong>el</strong> mandato de no comer deuno de los árboles era una restricción benéfica <strong>por</strong> su propio bien.Eva debió sospechar d<strong>el</strong> reptil lenguaraz. Debió averiguar más acerca de sutentador antes de rendirse a su pa<strong>la</strong>brería. Por encima de todo, debió refutarcon firmeza toda sospecha en <strong>el</strong> sentido de que Dios quisiera negarle algúnbien a <strong>el</strong><strong>la</strong> y a su esposo.En lugar de hacer lo correcto, su respuesta fue apenas una refutación parcialde <strong>la</strong>s aserciones d<strong>el</strong> reptil. El<strong>la</strong> dijo: "d<strong>el</strong> fruto de los árboles d<strong>el</strong> huertopodemos comer; pero d<strong>el</strong> fruto d<strong>el</strong> árbol que está en medio d<strong>el</strong> huerto dijoDios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis" (vv. 2-3).Analicemos <strong>por</strong> un momento su respuesta. Note primero que omitió <strong>la</strong>expresión de todo árbol en <strong>la</strong> instrucción original, y optó <strong>por</strong> una variante:"d<strong>el</strong> fruto de los árboles ..." Esto indica que Eva ya había empezado a perder de245
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