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LA BATALLA POREL COMIENZOu otros que profesan ser cristianos, los cuales absorben sin crítica <strong>la</strong> teoríaevolucionista y concluyen que los primeros capítulos d<strong>el</strong> Génesis solo contienenmitos y errores. A diferencia de <strong>el</strong>los, Hugh Ross es un creyente evangélico. Ladec<strong>la</strong>ración doctrinal que publica su ministerio es una defensa sin excusas de<strong>la</strong>s convicciones evangélicas fundamentales. Sus libros han sido respaldados<strong>por</strong> los líderes evangélicos más reconocidos.Ahora bien, ¿cuál es <strong>el</strong> problema? Bastante simple: Hugh Ross ha acogidoalgunas teorías s<strong>el</strong>ectas de <strong>la</strong> cosmología d<strong>el</strong> big bang, <strong>la</strong>s cuales él consideracomo un hecho indiscutible, incluido <strong>el</strong> concepto de que <strong>el</strong> universo y <strong>la</strong> tierratienen miles de millones de años de existencia. Ross utiliza dichas teorías comolentes a través de los cuales interpreta <strong>la</strong> Biblia. En efecto, él hace de <strong>la</strong>sEscrituras un instrumento al servicio de <strong>la</strong> ciencia y esto sin diferenciar concuidado entre hecho científico y teoría científica.Hugh Ross está convencido de que <strong>la</strong>s teorías científicas modernas puedenpro<strong>por</strong>cionarnos un conocimiento superior de los hechos fundamentalesre<strong>la</strong>cionados con <strong>el</strong> origen d<strong>el</strong> universo. Por consiguiente, todos los libros deRoss están llenos de argumentos en <strong>el</strong> sentido de que los hal<strong>la</strong>zgos de <strong>la</strong> cienciamoderna son necesarios para interpretar <strong>el</strong> verdadero significado de <strong>la</strong> Biblia.Según Ross, nuestra generación, gracias a <strong>la</strong> teoría d<strong>el</strong> big bang de losevolucionistas, es capaz hoy día de entender <strong>el</strong> sentido verdadero de <strong>la</strong> narraciónbíblica acerca de <strong>la</strong> creación, a un niv<strong>el</strong> jamás alcanzado en épocas pasadas.Desde luego, él cree que <strong>la</strong> opinión científica moderna acerca de <strong>la</strong> edad y <strong>el</strong>origen d<strong>el</strong> universo es esencial para explicar lo que realmente quieren dar aentender <strong>la</strong>s Escrituras en su totalidad. Está plenamente convencido de que <strong>la</strong>Biblia en realidad pretende enseñarnos que <strong>la</strong> creación fue un proceso que setomó una cantidad incierta de millones de años y no una semana exacta. C<strong>la</strong>ro,esto significaría que todas <strong>la</strong>s generaciones anteriores desde Moisés hasta <strong>el</strong> sigloveinte, no han tenido <strong>la</strong> más mínima idea d<strong>el</strong> significado verdadero d<strong>el</strong> Génesis.Es evidente que <strong>el</strong> mismo Ross no acepta todas <strong>la</strong>s aserciones de losevolucionistas, pero de ser correctos sus puntos de vista, deberíamos ser capacesde separar aqu<strong>el</strong>lo que es fáctico (objetivo) de lo que tan solo es teoría en <strong>la</strong>ciencia moderna, y utilizar los hechos de <strong>la</strong> ciencia como una norma parainterpretar <strong>la</strong> narración bíblica de <strong>la</strong> creación. Esta metodología, insiste Ross,68
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