<strong>No</strong> obstante, en estudios más recientes comoLa diosa que habita en el jardín <strong>de</strong> Buñuel o Laapoteosis <strong>de</strong>l sicópata, referido a la película <strong>de</strong>culto entre los jóvenes El club <strong>de</strong> la pelea <strong>de</strong> DavidFincher (1999), o incluso en un libro anterior,Eisenstein. Lo que solicita ser escrito, tanto lo teóricocomo lo práctico se dan cita en una dinámicaanalítica única que permite pensar el discurso yasistir a la emoción misma <strong>de</strong>l film. En La interpretación<strong>de</strong> los sueños, Freud observó que las i<strong>de</strong>aslatentes y el contenido manifiesto se nos muestrancomo dos versiones <strong>de</strong>l mismo contenido. Lacantambién orientaba sus seminarios proponiendoque teoría y técnica son, en sicoanálisis, una y lamisma cosa. De tal suerte, el análisis es una praxis;es <strong>de</strong>cir, un método.A partir <strong>de</strong> esta metodología y este enfoqueinterdisciplinar que encuadra la comunicaciónaudiovisual se pue<strong>de</strong>n observar con bastanteclaridad los postulados que han llevado al investigadorespañol a llamar la atención <strong>de</strong> la comunidadacadémica internacional; aspectos como elespectáculo en la cinematografía posclásica, rasgoque ya había a<strong>de</strong>lantado en El discurso televisivo—en el que, por cierto, el <strong>de</strong>seo se encuentraatrapado en una economía fetichista, especular yseductora que <strong>de</strong>simboliza el relato y fulmina sutrama y don<strong>de</strong> la mirada a cámara “es el cordónumbilical visual y escópico que liga al espectadorcon el espectáculo televisivo” (p. 106)—.La crisis —o quizá sea mejor <strong>de</strong>cir la expulsión—<strong>de</strong>l héroe <strong>de</strong> la imaginación artística quecomenzó con el romanticismo y se consolidó conlas vanguardias es otro <strong>de</strong> los aspectos que indagaen las obras cinematográficas <strong>de</strong> Eisenstein, Buñuely Fincher. Específicamente en el texto fílmicobuñueliano, el surrealista por excelencia, GonzálezRequena afirma que es preciso leer con sospechael sentido tutor sobre la pretendida escritura automáticaque parece <strong>de</strong>construir el texto clásico,proclamar un sujeto soberano <strong>de</strong> la escritura “quese afirma sobre las cenizas <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n simbólico”y matar al padre mediante actos <strong>de</strong> enunciaciónburlones y agresivos e imágenes caóticas; sin embargo,en el centro <strong>de</strong>l texto fílmico late, en algunoscasos “por inversión” y en otros por ausencia,eso que el surrealista intenta negar a toda costa:la eficacia simbólica <strong>de</strong>l relato clásico. De suerteque, “contra la fantasía vanguardista, nada quedaresuelto con el asesinato <strong>de</strong>l padre: tiene lugar, enReseñas [171]
cambio, el retorno <strong>de</strong>l fantasma persecutorio” (Ladiosa…, p. 150).Fragmentar el relato <strong>de</strong> manera radical, negartodo sentido a la escritura fílmica, es, en últimas,imposible, pues la lectura no pue<strong>de</strong> ser borradapor esa explosión sicótica sino, a lo sumo, obstaculizadapor el eufemismo y troceado <strong>de</strong> la imagen.La experiencia <strong>de</strong>l sujeto y el análisis textualtienen aquí su tarea y su sentido, pues la “simpleacumulación <strong>de</strong> elementos escogidos al azar,carentes <strong>de</strong> sentido, no genera texto alguno” (p.10). En los textos posclásicos —y La edad <strong>de</strong> oro <strong>de</strong>Buñuel y El club <strong>de</strong> la pelea <strong>de</strong> Fincher lo son—, elsentido cuaja en esa profusión <strong>de</strong> imágenes comoconstancia visual y semántica, se escon<strong>de</strong> y brotaen lo inconexo <strong>de</strong>l escándalo y, tar<strong>de</strong> o temprano,vuelve a habitar al sujeto como algo <strong>de</strong> lo cualeste no ha podido escapar. En un enunciado buñuelescocomo “Un perro andaluz no era sino unllamamiento al asesinato” —gemelo, sin duda, <strong>de</strong>l<strong>de</strong> Breton: “El gesto surrealista más simple consisteen salir a la calle revólver en mano y disparar alazar contra al gente”— hay mucho <strong>de</strong> libertad,por lo menos imaginaria, <strong>de</strong> subversión contrala cultura racional y normativa que <strong>de</strong>generó enel fascismo; no obstante, y no es difícil leerlo porinversión, en el centro <strong>de</strong>l enunciado o, mejor, ensu enunciación misma late el anhelo fascista, porno <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> una vez sicótico. Eso sí: hay que citartambién, en beneficio <strong>de</strong> la complejidad <strong>de</strong>l arte,la confesión <strong>de</strong> Breton <strong>de</strong> 1955: “Es triste tener quereconocerlo, mi querido Luis, pero el escándalo yano existe” (cit. en La diosa…, p. 71).Entonces, sin <strong>de</strong>stinador, sin tarea que el héroe<strong>de</strong>ba cumplir, no hay <strong>de</strong>seo ni estructuración <strong>de</strong>lsujeto; por consiguiente, el protagonista ya no esnotable ni representativo, sino apenas la huella <strong>de</strong>la realidad que, encapsulada en imágenes violentas,arroja el film posclásico. Por eso, quien entraa escena en el cine <strong>de</strong> los últimos años ya no esel héroe —y El club <strong>de</strong> la pelea es emblemática alrespecto— sino el sicópata, uno que no acata la leyni tiene tarea que cumplir e, impotente, se afirmaen el otro negándolo, <strong>de</strong>struyéndolo, hasta que,finalmente, se pier<strong>de</strong> en sus pulsiones porque nofocaliza ya ningún <strong>de</strong>seo.[172] <strong>Ensayos</strong>. Historia y teoría <strong>de</strong>l arteJunio <strong>de</strong> 2008, <strong>No</strong>. 14
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