<strong>de</strong>l momento 12 . La primera <strong>de</strong> ellas es un retrato, que Manrique califica <strong>de</strong> “dramático en suaparente sencillez”, don<strong>de</strong> la regente española María Cristina abraza a su hijo, el rey AlfonsoXIII, <strong>de</strong> doce años, y que —aña<strong>de</strong> Manrique— la presenta “ante un pueblo caballerescocubriendo con su <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> mujer la corona tambaleante <strong>de</strong> su real hijo”. La otra —enla página opuesta— es el retrato <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte norteamericano William McKinley (1843-1901) <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> firmar su “temperado” mensaje al Congreso <strong>de</strong>l 11 abril <strong>de</strong> ese año, que,si bien propugnaba el fin <strong>de</strong>l opresivo régimen español en Cuba, <strong>de</strong>jaba abierta la puerta ala intervención norteamericana. En ambos casos, Manrique recalca el milagro técnico quepermitía que “casi al día siguiente <strong>de</strong> llegar a esta capital por el correo exterior [podamos]obsequiarlos a nuestros lectores” 13 . Políticamente, estas dos opciones se abrían ante la élitebogotana, pero el <strong>de</strong>bate sobre la creciente injerencia norteamericana nunca se dio, almenos en la esfera <strong>de</strong> lo cultural. Tácitamente se optaba por la i<strong>de</strong>ntificación con España,pero los Estados Unidos no <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> ser una interesante tentación, sobre todo para laélite comerciante y exportadora. En los números siguientes, Manrique abrió sus páginas amuy variados temas: reseñas heroicas <strong>de</strong> José Martí y <strong>de</strong> Emilio Castelar —el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>la Primera República Española— y, al mismo tiempo —en el terrero local—, las críticas<strong>de</strong> Miguel Triana a lo que él llamaba nuestra “ignorancia industrial”.Las páginas <strong>de</strong> la Revista Ilustrada también dieron espacio a la civilizada indignación <strong>de</strong>Aníbal Galindo por la “saliva escupida en el rostro <strong>de</strong> la patria” por el gobierno <strong>de</strong> Italia apropósito <strong>de</strong>l affaire Cerruti, que tuvo importantes repercusiones musicales. En efecto, ennoviembre <strong>de</strong> 1897, este conflicto ya había afectado la actuación <strong>de</strong> la compañía italiana<strong>de</strong> ópera <strong>de</strong> Augusto Azzali, en temporada en la capital, pues fue necesario que la policíala obligara a efectuar una <strong>de</strong> sus funciones 14 . Unos meses más tar<strong>de</strong>, las funciones <strong>de</strong>bieronsuspen<strong>de</strong>rse, y Azzali —su director—, con buen olfato sobre las predilecciones hispanófilas yel gusto por la moda <strong>de</strong>l público bogotano, propuso traer en su lugar una compañía <strong>de</strong> zarzuelay opereta y pidió, a<strong>de</strong>más, una subvención <strong>de</strong>l gobierno. Esto lleva a suponer que ya habíadisfrutado <strong>de</strong> una, si tenemos en cuenta que su compañía inauguró el Teatro Colón y queen esos años el gobierno le encargó una nueva ópera y el público bogotano —no sabemosbien qué esperaba— se conformó con un tema “indiano” —<strong>de</strong> la India— y sus sacerdotes,aparentemente hinduistas pero que invocaban también a Jehová y a Neptuno 15 . Por otra12 Agra<strong>de</strong>zco a William López (iie, Bogotá) su valiosa información sobre Manrique y la indicación<strong>de</strong> las fuentes contenidas en .13 “Introito”, Revista Ilustrada, Bogotá, i, 1, 18 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1898, p. 2; fotografías en pp. 4-5.14 Véase “The Cerruti Arbitrations”, The American Journal of International Law, 6, 4, octubre1912, pp. 965-75; “Opera”, Mefistófeles, iii, 21, Bogotá, 28 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1897. Ver tambíénFrancesco Tamburini, ‘La cuestión Cerrutti y la crisis diplomática entre Colombia e Italia (1885-1911)’, Revista <strong>de</strong> Indias, LX, 220, (2000), pp. 709-33. Agra<strong>de</strong>zco a Jaime Cortés (IIE, Bogotá) laindicación <strong>de</strong> esta fuente.15 La ópera Lhidiak <strong>de</strong> Azzali se estrenó en Bogotá, en el Teatro Colón, el 12 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong>1893. Véanse Jorge Ernesto Cantini Ardila, “La construcción <strong>de</strong> un teatro”, en Jaime VillaCien años <strong>de</strong> grabaciones comerciales <strong>de</strong> música colombianaEgberto Bermú<strong>de</strong>z[91]
parte, parece que el proyecto <strong>de</strong> salvamento <strong>de</strong> sus inversiones no logró cristalizar, pues yaen 1899 Azzali se encontraba en La Habana <strong>de</strong> temporada con su compañía 16 . El origen real<strong>de</strong>l “affaire Cerruti” involucraba directamente a Estados Unidos, pues el presi<strong>de</strong>nte GroverCleveland (1837-1908), como árbitro entre Colombia e Italia, falló en marzo <strong>de</strong> 1897 —pocosdías antes <strong>de</strong> terminar su mandato— a favor <strong>de</strong> Italia, que, ante el retraso <strong>de</strong> la aceptacióny el pago <strong>de</strong> las reparaciones establecidas, envió una escuadra naval que se estacionó en labahía <strong>de</strong> Cartagena a mediados <strong>de</strong> 1898. Aun así, el sentimiento antinorteamericano —antes<strong>de</strong> 1903— no era todavía algo generalizado en Colombia y por esa razón Galindo sólo seindigna ante la afrenta italiana.A<strong>de</strong>más, en las páginas <strong>de</strong> la mencionada revista se <strong>de</strong>tecta la fuerza <strong>de</strong> un romanticismohispanófilo que dominaba el tratamiento <strong>de</strong> los temas literarios, musicales y artísticos. Enellas, Rafael Pombo renegaba <strong>de</strong> las corridas <strong>de</strong> toros pero clamaba por colocar las estatuas<strong>de</strong> Colón e Isabel la Católica frente al Capitolio Nacional, mientras que artistas localescomo Salvador Moreno y Eugenio Zerda pintaban toreros y “manolas sevillanas” 17 . Sinmayor discusión al respecto —en estas y otras obras—, la herencia española constituía automáticamentela esencia <strong>de</strong> lo nacional, como ya había ocurrido en 1880 con Florinda, uno<strong>de</strong> los primeros intentos <strong>de</strong> ópera nacional, para el que Pombo proporcionó un libreto —enitaliano— que glorificaba la resistencia <strong>de</strong> España ante la invasión musulmana, personificadaen la hija <strong>de</strong>l último rey <strong>de</strong> los visigodos 18 . Sin embargo, este era un capítulo más <strong>de</strong> lamitologización e inflación —como la llama Miguel Tarra<strong>de</strong>ll— <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong> los visigodosen la historia <strong>de</strong> España, que pretendía —a partir la restauración <strong>de</strong> 1874— inventar unaEspaña “unificada” más antigua y más homogénea <strong>de</strong> lo que realmente era 19 . Y, claro, larealidad mostraba por lo menos “dos Españas”, que retratan las obras <strong>de</strong> Galdós, Baroja yLeopoldo Alas, en don<strong>de</strong> el liberalismo, el cientificismo y la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> progreso enfrentaban ala tradición, la intolerancia y el fanatismo religioso, vertientes que también se observabanen los bandos contendientes en nuestra guerra <strong>de</strong> los Mil Días (1899-1902). La victoriaEsguerra, Cien años <strong>de</strong>l Teatro <strong>de</strong> Cristóbal Colón (1892-1992), Bogotá: <strong>Instituto</strong> Colombiano <strong>de</strong>Cultura — Teatro Colón, 1993, pp. 47-48; José I. Perdomo Escobar, La ópera en Colombia, Bogotá:Bavaria — Litografía Arco, 1979, pp. 57-62, y Villa Esguerra, pp. 56-57.16 Cristóbal Díaz Ayala, Cuba canta y baila. Enciclopedia discográfica <strong>de</strong> la música cubana, i: 1898-1925, cap. iv, p. 15, en .17 Aníbal Galindo, “El bofetón <strong>de</strong> Italia”, Revista Ilustrada, i, 4, 25 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1898, p. 49;Miguel Triana, “Ignorancia industrial”, Revista Ilustrada, i, 6, 20 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1898, pp. 81-82;Rafael Pombo, “Industria y bellas artes”, Revista Ilustrada, i, 2, 9 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1898, pp. 19-21 y i,16-17, 30 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1899, p. 261.18 Con música <strong>de</strong> José María Ponce <strong>de</strong> León (1836-1882), la ópera se estrenó parcialmente enuna función privada con asistencia <strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la República, Rafael Núñez. Véase PerdomoEscobar, pp. 32-35.19 Miguel Tarra<strong>de</strong>ll, “España antigua”, en Vicens Vives, i, p. 181.[92] <strong>Ensayos</strong>. Historia y teoría <strong>de</strong>l arteDiciembre <strong>de</strong> 2009, <strong>No</strong>. 17
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