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Ensayos No. - Instituto de Investigaciones Estéticas - Universidad ...

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<strong>de</strong>scuenta esta última, esas dos y todas las <strong>de</strong>más que mencionaba se refieren a elementos <strong>de</strong>contenido, que están fuerte si no absolutamente <strong>de</strong>terminados por una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lo latinoamericanocomo espacio <strong>de</strong> atavismos que la ilustración no ha podido erradicar o sustituir porpatrones racionales <strong>de</strong> conducta y configuración <strong>de</strong> la existencia. (Y éste es un consi<strong>de</strong>randofrecuente <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> las tentativas <strong>de</strong> elucidación <strong>de</strong> lo latinoamericano, particularmente<strong>de</strong> aquellas, diría yo, que traen marca <strong>de</strong> conservadurismo —y respaldan la apología <strong>de</strong> lasculturas orales o <strong>de</strong> la religiosidad popular—; pero cierto que no son las únicas.) El tema <strong>de</strong>lpaisaje, bajo el paradigma <strong>de</strong> lo selvático —o <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>sértico, que viene a dar más o menosen lo mismo—, don<strong>de</strong> también la fisonomía humana pasa a ser ingrediente panorámico—tal como se revela en la costumbre—, es aquí uno <strong>de</strong> los componentes fundamentales.La pregunta no va dirigida primariamente a los modos y esquemas <strong>de</strong> producción sino alplano <strong>de</strong> la temática y <strong>de</strong> la significación, <strong>de</strong> la representación, y, para remate, la perspectiva<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cual se la respon<strong>de</strong> con tales nociones acusa sin muchas mediaciones su raigambreeurocéntrica, que se prolonga y reitera históricamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los mismísimos tiempos <strong>de</strong> laConquista y <strong>de</strong> la fabulación <strong>de</strong>l espacio americano. Esa es quizá la gran virtud —y la po<strong>de</strong>rosaatracción— propia <strong>de</strong> la noción <strong>de</strong> neobarroco, pues con esta se alcanza, quizá por primeravez, un punto <strong>de</strong> vista que permite articular los contenidos con operaciones y procedimientosmateriales y —no se <strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>rará esto— que facilita establecer relaciones más complejascon el horizonte histórico general <strong>de</strong>l arte, menos cargadas <strong>de</strong> antagonismo y reivindicación.Es cierto, creo, que la noción <strong>de</strong> lo real-maravilloso ya enseña algo <strong>de</strong> esa primera virtud,pero la lleva como en latencia. Ella no tiene solo el mérito <strong>de</strong> amalgamar dos dimensionesheterogéneas y peleadas entre sí, lo que al fin y al cabo es una i<strong>de</strong>a trivial <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el surrealismo—para no hablar <strong>de</strong> Aristóteles, que ya concebía así el enigma—, sino también eseotro —tan dudoso— <strong>de</strong> compaginar las dos vertientes reconocidas <strong>de</strong> la pulsión estéticaque serían latinoamericanas <strong>de</strong> raíz: la licenciosa imaginación y la particularidad <strong>de</strong> lo dado.¿Para qué <strong>de</strong>cir que ambas vertientes se comunican y <strong>de</strong>sbordan el vaso? Asumida la curiosaatención a los modos y los modismos, a las maneras y manierismos, a la <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> las usanzasy <strong>de</strong> los rasgos, habrá que <strong>de</strong>cir que todos ellos, si dan pábulo al rego<strong>de</strong>o, lo hacen porquese <strong>de</strong>stacan contra el fondo <strong>de</strong> un paisaje cuya regla es el exceso —selva, <strong>de</strong>sierto, pampa,cordillera o sertão—, sea este el exceso <strong>de</strong> lo ubérrimo o <strong>de</strong> la nada. Es la preeminencia<strong>de</strong> la naturaleza, hecha una con la fantasía, en cuyo <strong>de</strong>sbor<strong>de</strong> se recortan, con el temblor <strong>de</strong>lo efímero y lo baladí, las figuras <strong>de</strong> lo humano y su ajetreo. Naturaleza fabulada: así noshemos acostumbrado a ver y a pensar nuestro entorno, con ojos que ciertamente no sonlos nuestros sino los <strong>de</strong> los arribados o los aventureros; o lo son porque seguimos llevandoen el tuétano ese afán <strong>de</strong> hallazgo y <strong>de</strong> asombro, por viejos que seamos en el ejercicio <strong>de</strong>habitar estas latitu<strong>de</strong>s.En cambio, la fibra <strong>de</strong> lo neobarroco, como concepto, consiste, lo <strong>de</strong>cía, en hacer <strong>de</strong>la fabulación su eje explícito, y asimismo cláusula <strong>de</strong> <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l arte —ante todo, <strong>de</strong> laliteratura— <strong>de</strong> América Latina. Pero no solo eso, ya lo sugería: también indica, en la <strong>de</strong>ter-La cifra <strong>de</strong> lo estético: Historia y categorías en el arte latinoamericanoPablo Oyarzún[49]

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