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Ludovico Silva<br />
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Goethe para escribir su Historia de la pintura italiana. El propio<br />
Goethe lo advirtió, y dijo muy sabiamente: “Este francés se copia de<br />
mis libros, pero lo hace con un talento tan grande que bien puede<br />
considerársele como perfectamente original”. El espíritu de las<br />
Mesenianas y otras obras tiene muy poco de provinciano; por el<br />
contrario, se enfrenta a la provinciana política venezolana con un<br />
universalismo y una erudición tales que, por su carácter genuino<br />
y original, dejan como anécdotas insignificantes los plagios que<br />
su autor cometió. González responde al provincialismo de sus<br />
enemigos empleando, es cierto, un lenguaje vernáculo e incluso<br />
cayendo en el chisme y la intriga; pero, la calidad de su estilo, la<br />
vastedad de sus conocimientos y su constante recurrir a hombres<br />
como Virgilio, Dante, Homero, Shakespeare, Calderón, Tasso, Goethe,<br />
Chateaubriand, etc., prestan a sus invectivas la aparentemente<br />
paradójica virtud de ser al mismo tiempo provincianas y universales.<br />
Por lo demás, ni él ni Stendhal fueron los únicos plagiarios ilustres.<br />
Shakespeare saqueó a autores de la tardía Edad Media; Garcilaso<br />
se copió versos literales de Petrarca; Goethe tomó frases exactas<br />
del Fausto de Marlowe; y, por último, en la remota antigüedad<br />
griega carecía de todo sentido eso que modernamente llamamos<br />
“propiedad intelectual”, como lo demuestran hasta el cansancio los<br />
interminables intercambios de versos entre poetas como Teognis<br />
o Arquíloco, Píndaro o Mimnermo, según lo ha recordado muy bien<br />
el helenista español Rodríguez Adrados, quien fue mi profesor de<br />
griego en Madrid y solía mostrarme esos “plagios” en que incurrían<br />
los griegos con frecuencia. Juan Vicente González fue, finalmente, un<br />
auténtico paradigma de lo que entendemos aquí como ensayista: sabio e<br />
irónico, erudito y no académico, provinciano y universal, ideólogo<br />
unas veces y contracultural la mayor parte del tiempo: un escritor<br />
en quien literatura y realidad se identifican en el ensayo que a un<br />
tiempo retrata la realidad nuestra y es una genuina pieza literaria.<br />
Podríamos mencionar otros nombres ilustres del siglo XIX,<br />
tales como Fermín Toro, “el último venezolano”, como lo llamaba<br />
González; o Baralt, con su insoportable Diccionario de galicismos