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Ludovico Silva<br />

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Miranda dejó una serie de escritos que aún están por conocerse,<br />

entre los cuales destacan las páginas de su Diario dedicadas a<br />

contar sus experiencias en los Estados Unidos de la época de la<br />

postindependencia de ese país. Conoció a muchos prohombres<br />

del Norte, así como a algunos de sus asesores europeos, entre los<br />

cuales sobresale el general Lafayette. Dibujó con gran precisión<br />

las costumbres de ese enorme país, sus orígenes económicos y<br />

religiosos en la Inglaterra protestante, y también sus perspectivas<br />

presentes y futuras. La misión que Miranda sentía hacia 1783,<br />

cuando dejó el ejército español y se fue a los Estados Unidos, era<br />

en principio la misma que luego tuvo Bolívar, a saber, la construcción<br />

de un Nuevo Mundo, una Colombia unida y poderosa. Pero en él no<br />

pasó de ser un sueño político que apenas logró comenzar a realizar<br />

con muchos tropiezos, tantos que ni siquiera fue comprendido por<br />

sus compatriotas y fue a morir solo y abandonado en la cárcel de<br />

Cádiz (España). Él vio en la independencia de los Estados Unidos<br />

de América una suerte de modelo, y pensó erróneamente que ese<br />

mismo modelo era posible aplicarlo a Colombia. Era un modelo<br />

europeo, que aunque viene de la visión misma de Colón, llegó a<br />

América como algo foráneo, trasplantado artificialmente. En los<br />

Estados Unidos ese trasplante dejó de ser artificial, pues ese país se<br />

constituyó formalmente como una perfecta continuación del modelo<br />

inglés, lo que hace que los Estados Unidos nunca llegase a ser propiamente<br />

“América” –nombre que por lo demás no le fue puesto, ya<br />

que Américo Vespucio bautizó tan solo lo que hoy conocemos como<br />

América Latina– sino más bien una “Nueva Inglaterra”. Pero en la<br />

América verdadera, la nuestra, ese modelo resultaba completamente<br />

artificial, y de ahí el fracaso de nuestra primera Declaración<br />

de los Derechos del Hombre por un Congreso Americano, que es<br />

la dictada por el Congreso de Venezuela el 23 de julio de 1811,<br />

que recoge una visión puramente europea y mampuesta, más o<br />

menos calcada de la Declaración de Independencia de los Estados<br />

Unidos en 1766, cuando Jefferson, como eco de Montaigne o de<br />

Rousseau, proclama: “Consideramos estas verdades como de toda

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