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Realidad y literatura en la Venezuela contemporánea<br />
de un destino americano, intelectualmente apoyado en un humanismo<br />
racionalista y liberal, reformista... 75<br />
El libro sobre el marxismo, sobre todo si tenemos en cuenta<br />
su fecha de publicación (1966), tiene la virtud de plantear un<br />
problema que, entre nosotros (no hablo de otras partes, donde<br />
estaba planteado desde los años 50: por ejemplo, en México, por<br />
Octavio Paz, en un estudio sobre el marxismo soviético escrito<br />
en 1950, y luego publicado en El ogro filantrópico; para no<br />
hablar de Francia, Italia, etc.), nunca había sido planteado hasta<br />
entonces, al menos de una manera clara: la diferencia entre la<br />
doctrina marxista originaria y su presunta “realización” en los<br />
países, que, por la fuerza de la costumbre, llamamos indistintamente<br />
“socialistas”, con un socialismo nacido al calor inicial de la<br />
revolución bolchevique y, luego, por el expansionismo soviético<br />
y la constitución de cosas como el Pacto de Varsovia. Claro que<br />
para 1966 no había notables diferencias entre estos “socialismos”;<br />
apenas podían distinguirse socialismos distintos en países como<br />
Cuba, que no pertenece al mencionado Pacto aunque sufra la<br />
influencia de la URSS; o Yugoslavia, que estaba y está fuera del<br />
dominio ideológico de los soviéticos. Si Sucre Figarella escribiese<br />
sobre ese mismo tema en estos años 80, tendría tal vez que incluir<br />
dentro de los socialismos “distintos” al de un país como Hungría,<br />
cuya evolución, poco divulgada por la prensa occidental (casi<br />
siempre interesada en presentar a los países socialistas como un<br />
bloque indistinto, donde no hay otro matiz que el soviético) es<br />
altamente interesante, dada la presencia de lo que, para utilizar<br />
la vieja frase de 1928, podríamos llamar una “nueva política<br />
económica” (obreros con acciones en los bancos, por ejemplo),<br />
que lógicamente tiene repercusión en todo el orden cultural y aun<br />
en el ideológico, hasta el punto de que, si uno conversa con un<br />
húngaro culto, un universitario, por ejemplo, se sorprende ante<br />
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75 Op. cit., pp. 381-382.