VIOLENCIA?
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43 | ¿Consumimos violencia?<br />
MARCO TEÓRICO 02<br />
Nombrando el problema 19<br />
A lo largo de los años distintos términos y definiciones referidos a las violencias<br />
machistas han convivido y conviven 20 . Es importante tener claro que cada<br />
término y definición responde a marcos explicativos distintos y, por lo tanto,<br />
propone estrategias de prevención, erradicación y atención también distintas.<br />
Tal y como señala Mugarik Gabe, “algunos colectivos priorizan hablar de violencia<br />
de género porque alude a las desigualdades explicadas por el sistema sexo-género<br />
y las relaciones de poder como causa, a diferencia de quienes opinan<br />
que este concepto es difuso y poco comprensible socialmente y abogan por utilizar<br />
violencia machista o sexista que además de retomar las causas, detalla las<br />
responsabilidades y “llama a las cosas por su nombre”. También encontramos<br />
conceptos como violencia contra las mujeres que pone el foco sobre quien se<br />
ejerce, o como violencia doméstica, ya superado porque engloba otras formas<br />
de violencia y se ciñe al ámbito privado.<br />
Esta evolución en la conceptualización, comprensión y abordaje de las violencias<br />
machistas evidencia la complejidad y el carácter político de la problemática.<br />
Como se señala desde la Diputación Foral de Gipuzkoa (2014), “dependiendo<br />
de cómo se nombre (…), se estará definiendo cómo se entiende y qué causas se<br />
atribuyen a su existencia, se estará delimitando a las personas a las que afecta<br />
y de qué manera y, por tanto, se estará determinando el enfoque y las estrategias<br />
de intervención (…)”<br />
En nuestro proceso de reflexión colectiva, y en este marco teórico en concreto,<br />
adoptamos el término de “violencias machistas” ya que: (i) es un concepto<br />
arraigado en Euskadi (en concreto, el último encuentro feminista de Euskadi<br />
lo asumió, aunque en singular) y que distintas organizaciones involucradas<br />
en el proceso ya utilizan; (ii) engloba la violencia patriarcal, la violencia de género,<br />
la violencia contra las mujeres y la violencia sexista que otras entidades<br />
feministas utilizan; (iii) permite incluir y analizar la violencia machista hacia<br />
todos los sujetos que desafían el esquema sexo-género-sexualidad 21 , aunque el<br />
foco esté en las mujeres por la magnitud del fenómeno de la violencia contra<br />
las mujeres; (iv) y, fundamentalmente, porque plantea una mirada amplia y<br />
estructural de la violencia focalizada en sus causas más estructurales. Por último,<br />
señalar que hablamos de violencias machistas en plural para visibilizar<br />
las diversas formas que adopta, más allá de la física o aquella que se produce<br />
en el ámbito de la pareja o ex pareja.<br />
Como señalábamos anteriormente, compartimos el enfoque de Mugarik Gabe<br />
sobre las violencias machistas que trabaja desde una mirada amplia entendiendo<br />
la desigualdad como forma de violencia y discriminación y que reconoce<br />
la violencia como una herramienta del sistema heteropatriarcal para establecer,<br />
reforzar o perpetuar las desigualdades de género y la opresión de las<br />
19. Para la elaboración de este apartado<br />
se han tomado como referencia<br />
los dos documentos de la Diputación<br />
Foral de Gipuzkoa recogidos en la<br />
bibliografía: Documento sobre la<br />
violencia machista, la terminología<br />
utilizada por la diputación foral de<br />
Gipuzkoa y el análisis que la sustenta”.<br />
Donostia (2014) y el II Plan Foral<br />
para la Igualdad entre Mujeres y<br />
Hombres 2012-2020. (2012), en los que<br />
se hace un planteamiento feminista,<br />
amplio y multicausal de las violencias<br />
machistas.<br />
20. Durante demasiado tiempo se habló,<br />
y se sigue hablando, de “violencia<br />
intrafamiliar” o “violencia doméstica”,<br />
términos que la restringen al<br />
ámbito privado y la definen como un<br />
fenómeno unicausal (de la pareja u ex<br />
pareja hacia la superviviente). Con el<br />
paso del tiempo, se pasó a utilizar el<br />
término de “violencia contra las mujeres”,<br />
que claramente identifica a las<br />
mujeres como supervivientes pero que<br />
no explicita el origen ni las causas de<br />
la misma. Posteriormente, apareció el<br />
término de “violencia de género”, que<br />
pone el acento en el factor de género<br />
pero no siempre deja claro que la violencia<br />
es producto de la dominación<br />
masculina sobre las mujeres. Para<br />
superar esta limitación, especialmente<br />
en los países latinoamericanos, se<br />
pasó a utilizar el término de “violencia<br />
patriarcal contra las mujeres” que<br />
sitúa en la estructura social patriarcal<br />
el origen de la violencia y señala que<br />
las víctimas son siempre las mujeres.<br />
Por último, está el término de “violencia<br />
sexista” que se utiliza en el Estado<br />
español de manera bastante amplia y<br />
que remite a la violencia ejercida contra<br />
las mujeres por ser mujeres, visibilizando<br />
la dominación masculina.<br />
21. Estos serían “los cuerpos intersex,<br />
transgénero, homosexuales, lésbicos,<br />
las mujeres y hombres que rompen los<br />
esquemas de género tradicionalmente<br />
asignados” desafiando “la relación<br />
unilateral e inmutable del esquema<br />
patriarcal sexo/género/sexualidad<br />
convertido en parámetro de normalidad”<br />
(Diputación de Gipuzkoa, 2014).