La sirena varada: Año 1, Número 3
El tercer número de La sirena varada: Revista literaria bimestral
El tercer número de La sirena varada: Revista literaria bimestral
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
a de muy mala gana que si nadie se<br />
sentaba en esa silla, entonces no había<br />
motivos para cambiarle de uso, después<br />
de todo, el tener la ropa ahí era<br />
mucho más práctico que guardarla en<br />
los cajones.<br />
El gran montón de ropa parecía tener<br />
vida propia, se veía como un pequeño<br />
demonio sentado con los ojos clavados<br />
en mí, podía sentir la profundidad de<br />
sus pupilas, ver sus huesudas extremidades<br />
y notar aquellos colmillos que parecían<br />
estar sedientos de sangre. «¿Por<br />
qué no acomodé la ropa?», me reproché.<br />
Mi corazón comenzó a latir aún más<br />
fuerte, no había nada que pudiera hacer,<br />
al parecer mi destino (al menos<br />
dentro del sueño) era morir devorado<br />
por un demonio que había sido engendrado<br />
gracias al montón de ropa que<br />
día a día acumulaba en la silla. Debí<br />
obedecer a Sara. Maldición.<br />
Volví a cerrar los ojos con la esperanza<br />
de que cuando los abriera, aquel pequeño<br />
ser hubiese desaparecido, y así<br />
fue, el montón de ropa ya no tenía ojos,<br />
ni extremidades, ni colmillos, era solo<br />
un montón de ropa, montón que juré<br />
acomodar apenas despertara de esta<br />
aterradora pesadilla. Quizá la próxima<br />
vez Sara pueda usar eso a su favor,<br />
«<strong>La</strong>va los platos o se transformarán en<br />
un terrible vampiro», «Corta el césped<br />
o la podadora cobrará vida propia y te<br />
cortará en mil pedazos con sus cuchillas…»<br />
Sara era muy astuta, pero debo<br />
admitir que el convertir los aburridos<br />
quehaceres en monstruos temibles,<br />
108