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La sirena varada: Año 1, Número 3

El tercer número de La sirena varada: Revista literaria bimestral

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<strong>La</strong> oficial parecía no haber terminado;<br />

pedía permiso para retomar la palabra<br />

con su silencio. Nuestra protagonista<br />

se lo concedió con un movimiento<br />

resignado de cabeza.<br />

—Además parece bastante asustado.<br />

—¡No me digas!<br />

Olivia se acercó a la caja en un camino<br />

libre de habitación repleta. El silencio era<br />

obvio; la orientación de las orejas, interesada.<br />

Se puso de espaldas a un público<br />

que solo la miraba de reojo y habló en<br />

voz alta, de modo que aquel que tuviese<br />

el mínimo interés en escucharla, intuía<br />

que unos cuantos, pudiera hacerlo:<br />

—Señor Rfam, ¿está usted vivo?<br />

—¡Sí, joder, sí! ¡Y quiero salir, me estoy<br />

clavando la rodilla en el sobaco! —tras<br />

esto, pareció recordar sus buenos modales<br />

y añadió—: tengo una ampolla muy<br />

peligrosa en la mano que me gustaría<br />

soltar cuanto antes, por favor, si es posible.<br />

<strong>La</strong> inspectora se dio la vuelta, pensando<br />

que aquello era prueba más que suficiente,<br />

pero se encontró con una manada<br />

de caras asustadas al otro lado de la habitación.<br />

Se giró de nuevo hacia a la caja:<br />

—¿Está usted vivo y muerto al mismo<br />

tiempo?<br />

—¿Qué? ¡No! Pero voy a morir si no<br />

me sacáis. ¡Sacadme de una puta vez!<br />

<strong>La</strong> inspectora volvió a girar, sintiéndose<br />

como una peonza, y vio, aún, miradas<br />

de duda. Se resignó al mundo de<br />

estupidez en que le había tocado vivir:<br />

—Tú, el de la corbatita ridícula. Sí, tú,<br />

deja de toquetear ya esos papeles, idiota.<br />

Ve a la tienda de la esquina, compra<br />

una ristra de ajos y tráela, reparte un<br />

diente a cada persona aquí reunida.<br />

Mientras, el resto, preparaos para abrir<br />

la caja ¡y tened cuidado con la maldita<br />

ampolla si no queréis que, para cuando<br />

salga, esté muerto del todo! Que alguien<br />

haga el favor de meter a ese gato<br />

en una caja de cartón y se lo lleve; me<br />

da muy mala espina, creo que ha tenido<br />

algo que ver. Hacedle agujeritos a<br />

la caja para que respire, no queremos<br />

más sustos hoy. Tomadle testimonio al<br />

señor Rfam. Hay que intentar darle luz<br />

a este asunto porque está más oscuro<br />

que mis sobacos. Yo me voy, joder, soy<br />

demasiado vieja para estas cosas.<br />

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