30.11.2017 Views

La sirena varada: Año 1, Número 3

El tercer número de La sirena varada: Revista literaria bimestral

El tercer número de La sirena varada: Revista literaria bimestral

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Cuando apoyó las manos sobre el<br />

último peldaño no pudo evitar un<br />

suspiro de alivio. Trece escalones,<br />

que eran como otras tantas condenas,<br />

como si sus condiciones físicas no fueran<br />

suficiente maldición.<br />

Con esfuerzo impulsó el torso hacia<br />

adelante y arriba, facilitando así que su<br />

primer par de patas lograra apoyarse<br />

de tal modo que el cuerpo cobrara una<br />

posición vertical y quedara apoyado en<br />

sus pies calzados con zapatos oscuros.<br />

Antes de tocar el timbre escondió el<br />

resto de sus patas en los pliegues del<br />

ropaje y trató de ocultar su deforme rostro<br />

con el sombrero. Sabía lo que su aspecto<br />

provocaba en la gente; esto no lo<br />

molestaba, al contrario, ver las caras espantadas<br />

de quienes lo miraban le provocaba<br />

una especie de deleite eufórico.<br />

Ese miedo reflejado en ojos agrandados<br />

y bocas contraídas lo enardecía, suscitándole<br />

un sentimiento de poder: él era<br />

quien dominaba la situación, haciendo<br />

que los demás huyeran a su paso.<br />

Pero hoy no. Al menos no quería espantar<br />

a la recepcionista, después volvería<br />

a sentirse dueño del escenario y<br />

podría llevar a cabo su propósito.<br />

Franqueó con rapidez la puerta de<br />

entrada. Una urgencia feroz le impulsaba<br />

los pies, el momento estaba próximo,<br />

no podía perder ni un instante.<br />

Sonrió para sí al ver la cara espantada<br />

de la mujer que lo atendió en el mostrador<br />

y que evitó rozar su mano cuando él<br />

le presentó los documentos que había<br />

recibido vía internet, los mismos acreditaban<br />

su reserva y pago por adelantado<br />

de tres habitaciones con sus respectivas<br />

mujeres durante un lapso no menor a<br />

seis horas, <strong>La</strong>s edades estarían comprendidas<br />

entre los treinta a treinta y<br />

cinco años, ni un día más.<br />

Mientras tramitaba el ingreso, agradecía<br />

para sus adentros la existencia<br />

de la comunicación online, pues de<br />

otra manera no podría llevar a cabo su<br />

cometido, lo habrían rechazado desde<br />

el comienzo. Conocía las reglas del<br />

prostíbulo: ningún cliente era rechazado<br />

una vez que hubiera pagado los exagerados<br />

precios que allí regían. Estas<br />

pautas le permitieron el acceso.<br />

<strong>La</strong> joven le indicó el pasillo desde<br />

el que accedería a las habitaciones<br />

adjudicadas. Percibió el gesto de alivio<br />

egoísta con que era despedido y<br />

le pareció entender el razonamiento<br />

de la empleada: que se arreglaran las<br />

meretrices con ese cliente asqueroso<br />

y babeante, ella estaba un escalón por<br />

encima, por lo tanto a salvo de tan horribles<br />

contingencias.<br />

Sin llamar, abrió la primera puerta.<br />

Estaba pintada de rojo y decorada con<br />

un trébol de cuatro hojas. Creyó ver<br />

en este detalle un augurio de buena<br />

suerte, como si algo tan trivial le asegurara<br />

que su objetivo sería cumplido<br />

satisfactoriamente.<br />

Una vez dentro de la habitación, se<br />

despojó del incómodo ropaje, dejando<br />

libre su cuerpo de vientre abultado<br />

recubierto por una costra marrón verdosa<br />

del que emergían varios pares de<br />

patas delgadas y enormes genitales cubiertos<br />

de pelo hirsuto.<br />

Sin prestar atención al gesto horrorizado<br />

de la mujer, extendió su brazo derecho<br />

y levantó el volumen de la radio.<br />

Una romántica balada inundó la pequeña<br />

alcoba, impidiendo oír nada que<br />

no fuera la voz acaramelada de Dyango.<br />

Sin perder tiempo se dio prisa en<br />

llevar a cabo su cometido. No se dio<br />

espacio para el goce o la satisfacción<br />

que eran de esperar. Fue directamente<br />

87

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!