30.11.2017 Views

La sirena varada: Año 1, Número 3

El tercer número de La sirena varada: Revista literaria bimestral

El tercer número de La sirena varada: Revista literaria bimestral

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

me escoltaba? Que esto no era un hotel,<br />

que estaba en una cárcel y la cama te<br />

la haces tú. Eres mi abogado, ya sé que<br />

nos han denegado la fianza, pero algo<br />

se podrá hacer, recurrir, que sé yo.<br />

—Flavio, parece mentira que te hayas<br />

ganado la vida escribiendo novela negra.<br />

Estás acusado de matar a nueve<br />

mujeres y de violarlas, incluso, post<br />

mortem, aparte de descuartizarlas y<br />

otras atrocidades. ¿Y pretendes que<br />

convenza al Juez que te deje libre?<br />

Bastante conseguiré si logro que no<br />

te saquen del módulo de los chivatos,<br />

porque a la que te des una vuelta por<br />

el patio con el resto de los reclusos no<br />

ibas a durar vivo ni cinco minutos.<br />

—Soy inocente.<br />

—Lo sé. Soy tu cuñado, te conozco;<br />

tú no eres capaz de abrir ni una lata de<br />

sardinas, menos aún de matar a nueve<br />

personas a lo largo de quince años. Pero<br />

la cuestión es cómo convenceremos al<br />

Tribunal cuando te juzgue. Has escrito<br />

una novela en la que narras con minuciosidad<br />

como asesinaste a esas mujeres,<br />

incluyes detalles objetivos que sólo<br />

podían ser conocidos por alguien que se<br />

encontraba en el escenario del crimen.<br />

Si tú no lo hiciste, ¿cómo sabías la forma<br />

exacta en que murieron?<br />

—Carlos, hay algo que debo decirte.<br />

Es algo… vergonzoso.<br />

—Soy tu abogado, lo que me digas es<br />

confidencial.<br />

—Yo no escribí esa maldita novela, de<br />

hecho, jamás he escrito ninguna novela.<br />

Tengo un negro, alguien que escribe<br />

lo que yo firmo.<br />

—¡Sabía que eras inocente!<br />

—Se me hiela la sangre pensar que<br />

contraté a semejante monstruo.<br />

—¿Hay un contrato que os vincule?<br />

—No, era un negro; entiéndeme, no<br />

podía dejar ningún rastro que le relacionara<br />

conmigo. No hay contrato, ni<br />

recibos, ni cartas, ni correos electrónicos,<br />

ni mensajes telefónicos. Yo le hacía<br />

los encargos y los pagos en efectivo. A<br />

veces él me seguía y me abordaba por<br />

la calle con impaciencia cuando creía<br />

que me retrasaba en abonarle lo convenido,<br />

era muy mezquino en cuestiones<br />

de dinero.<br />

—Va a ser muy difícil probar que fue tu<br />

negro quien redactó la novela. Ten, escribe<br />

en esta hoja su nombre y donde<br />

se le puede encontrar. Encargaremos a<br />

un detective privado que le investigue.<br />

—Carlos, si esto sale a la luz, el público<br />

se dará cuenta de que soy un fraude.<br />

Será mi ruina.<br />

—Es el precio que habrás de pagar<br />

para evitar nueve condenas por<br />

asesinato.<br />

II<br />

Casi al terminar su segunda ronda nocturna<br />

por la Ciudad Judicial, Daniel<br />

merodeaba por el archivo de la Sala<br />

de lo penal. Llamó su atención una estantería<br />

coronada por un rótulo: «casos<br />

abiertos». Se detuvo a examinar varios<br />

legajos. El primer expediente trataba<br />

del cuerpo de una mujer desconocida<br />

hallado en el interior de una maleta<br />

abandonada en un bosque. El vigilante<br />

separó la carpeta y siguió buscando,<br />

cada vez más animado. A medida<br />

que iba leyendo, se abría en su mente<br />

un mundo de posibilidades narrativas.<br />

Aquellos sumarios proporcionaron el<br />

excelente material con el que Daniel<br />

confeccionó la última y más exitosa novela<br />

negra de Flavio.<br />

96

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!