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EL-COSMOS-DE-BORGES

García Márquez habría hecho un comentario sobre la obra de Borges: Era “uno de los autores que más leía y que menos le gustaba”; añadía que, “a pesar de haber enseñado a generaciones el arte de pulir la palabra” lo consideraba vacío y escritor de evasiones. La afirmación convocó mi curiosidad. Acudí a las “Obras Completas” para revisarlas sobre la base del repaso que había efectuado, una vez más, de la Historia de la Filosofía, sólo así tendría una prueba que me permitiría establecer si Borges, uno de mis escritores favoritos, escribía para los agujeros negros. Para llevar a cabo esta verificación probé su consistencia usando como indicador los principios del Materialismo Dialéctico. Era una época ávida de revisiones, en la que aún me consideraba el depositario del destino del proletariado y con él, de la humanidad Cuando evoco la decisión de someter a Borges a una prueba de consistencia a través de la Dialéctica, me sorprende su fuerza intuitiva. Allí identifiqué al gran picapedrero de la filosofía y escribí estos ensayos en una primera edición, la que no fue muy conocida; espero que ahora sea leída con la emoción con que ha sido escrita.

García Márquez habría hecho un comentario sobre la obra de Borges: Era “uno de los autores que más leía y que menos le gustaba”; añadía que, “a pesar de haber enseñado a generaciones el arte de pulir la palabra” lo consideraba vacío y escritor de evasiones. La afirmación convocó mi curiosidad. Acudí a las “Obras Completas” para revisarlas sobre la base del repaso que había efectuado, una vez más, de la Historia de la Filosofía, sólo así tendría una prueba que me permitiría establecer si Borges, uno de mis escritores favoritos, escribía para los agujeros negros. Para llevar a cabo esta verificación probé su consistencia usando como indicador los principios del Materialismo Dialéctico. Era una época ávida de revisiones, en la que aún me consideraba el depositario del destino del proletariado y con él, de la humanidad
Cuando evoco la decisión de someter a Borges a una prueba de consistencia a través de la Dialéctica, me sorprende su fuerza intuitiva. Allí identifiqué al gran picapedrero de la filosofía y escribí estos ensayos en una primera edición, la que no fue muy conocida; espero que ahora sea leída con la emoción con que ha sido escrita.

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Y sólo dentro de un acto de Voluntad podría enjuiciarse (No olvidemos<br />

que toda religión es irracional en el peor sentido de la palabra)<br />

Para Santo Tomás de Aquino, Libre Albedrío y Voluntad serían cosa<br />

única; la Voluntad no querría necesariamente todo lo que querría<br />

Sin embargo, dice el teólogo cristiano, que el objeto del Intelecto<br />

sería la Divinidad y el de la Voluntad, el Bien<br />

Por lo tanto, el Intelecto sería la potencia más elevada entre todas las<br />

potencias humanas; movería a la Voluntad pero como fin<br />

*<br />

La expresión voluntarista en máximo grado habría salido de la cabeza<br />

de Charles Secrétan, filósofo suizo del siglo pasado<br />

Definió a Dios como el único Ser que podría decir:<br />

“Yo soy lo que quiero ser”<br />

Esta expresión se ha enraizado tanto en las filosofías orientales como<br />

en todos los manuales para fortalecer la personalidad<br />

En los siglos XVII y XVIII Descartes es voluntarista y la Voluntad es<br />

la facultad de asentir o negar el juicio<br />

La Voluntad sería infinita, con respecto al intelecto que sería finito<br />

(Yo postulo que la Voluntad de Ser y el Azar son las dos fuerzas que<br />

mueven y dan forma al Universo, por eso me identifico con Descartes)<br />

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