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EL-COSMOS-DE-BORGES

García Márquez habría hecho un comentario sobre la obra de Borges: Era “uno de los autores que más leía y que menos le gustaba”; añadía que, “a pesar de haber enseñado a generaciones el arte de pulir la palabra” lo consideraba vacío y escritor de evasiones. La afirmación convocó mi curiosidad. Acudí a las “Obras Completas” para revisarlas sobre la base del repaso que había efectuado, una vez más, de la Historia de la Filosofía, sólo así tendría una prueba que me permitiría establecer si Borges, uno de mis escritores favoritos, escribía para los agujeros negros. Para llevar a cabo esta verificación probé su consistencia usando como indicador los principios del Materialismo Dialéctico. Era una época ávida de revisiones, en la que aún me consideraba el depositario del destino del proletariado y con él, de la humanidad Cuando evoco la decisión de someter a Borges a una prueba de consistencia a través de la Dialéctica, me sorprende su fuerza intuitiva. Allí identifiqué al gran picapedrero de la filosofía y escribí estos ensayos en una primera edición, la que no fue muy conocida; espero que ahora sea leída con la emoción con que ha sido escrita.

García Márquez habría hecho un comentario sobre la obra de Borges: Era “uno de los autores que más leía y que menos le gustaba”; añadía que, “a pesar de haber enseñado a generaciones el arte de pulir la palabra” lo consideraba vacío y escritor de evasiones. La afirmación convocó mi curiosidad. Acudí a las “Obras Completas” para revisarlas sobre la base del repaso que había efectuado, una vez más, de la Historia de la Filosofía, sólo así tendría una prueba que me permitiría establecer si Borges, uno de mis escritores favoritos, escribía para los agujeros negros. Para llevar a cabo esta verificación probé su consistencia usando como indicador los principios del Materialismo Dialéctico. Era una época ávida de revisiones, en la que aún me consideraba el depositario del destino del proletariado y con él, de la humanidad
Cuando evoco la decisión de someter a Borges a una prueba de consistencia a través de la Dialéctica, me sorprende su fuerza intuitiva. Allí identifiqué al gran picapedrero de la filosofía y escribí estos ensayos en una primera edición, la que no fue muy conocida; espero que ahora sea leída con la emoción con que ha sido escrita.

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Hagamos una pausa sintética:<br />

¿Quién percibe?<br />

El Yo, una entelequia<br />

¿Qué percibe?<br />

La Idea, otra entelequia<br />

¿A través de qué?<br />

De una combinación de entelequias<br />

“Ser es ser percibido”<br />

En el “Tratado sobre los principios del Conocimiento Humano”<br />

George Berkeley dice:<br />

Donde existe el color, la figura y las demás cualidades similares<br />

debe haber percepción de ellas<br />

Berkeley mismo afirma: alma, voluntad, espíritu y Yo no convienen a<br />

ideas diferentes<br />

Habría algo más sobre este asunto<br />

Si los Yo’s percibientes, subjetivizados en cada persona concreta<br />

tienen la misma jerarquía de percepción y sin embargo la percepción<br />

de un ciego es diferente a la de una persona normal, entonces<br />

el ser que es percibido tendría que ser relativo<br />

Más aún, tendría que ser absolutamente relativo; para los ciegos no<br />

tendrá color, para algunos tendrá sonido, para otros no<br />

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