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EL-COSMOS-DE-BORGES

García Márquez habría hecho un comentario sobre la obra de Borges: Era “uno de los autores que más leía y que menos le gustaba”; añadía que, “a pesar de haber enseñado a generaciones el arte de pulir la palabra” lo consideraba vacío y escritor de evasiones. La afirmación convocó mi curiosidad. Acudí a las “Obras Completas” para revisarlas sobre la base del repaso que había efectuado, una vez más, de la Historia de la Filosofía, sólo así tendría una prueba que me permitiría establecer si Borges, uno de mis escritores favoritos, escribía para los agujeros negros. Para llevar a cabo esta verificación probé su consistencia usando como indicador los principios del Materialismo Dialéctico. Era una época ávida de revisiones, en la que aún me consideraba el depositario del destino del proletariado y con él, de la humanidad Cuando evoco la decisión de someter a Borges a una prueba de consistencia a través de la Dialéctica, me sorprende su fuerza intuitiva. Allí identifiqué al gran picapedrero de la filosofía y escribí estos ensayos en una primera edición, la que no fue muy conocida; espero que ahora sea leída con la emoción con que ha sido escrita.

García Márquez habría hecho un comentario sobre la obra de Borges: Era “uno de los autores que más leía y que menos le gustaba”; añadía que, “a pesar de haber enseñado a generaciones el arte de pulir la palabra” lo consideraba vacío y escritor de evasiones. La afirmación convocó mi curiosidad. Acudí a las “Obras Completas” para revisarlas sobre la base del repaso que había efectuado, una vez más, de la Historia de la Filosofía, sólo así tendría una prueba que me permitiría establecer si Borges, uno de mis escritores favoritos, escribía para los agujeros negros. Para llevar a cabo esta verificación probé su consistencia usando como indicador los principios del Materialismo Dialéctico. Era una época ávida de revisiones, en la que aún me consideraba el depositario del destino del proletariado y con él, de la humanidad
Cuando evoco la decisión de someter a Borges a una prueba de consistencia a través de la Dialéctica, me sorprende su fuerza intuitiva. Allí identifiqué al gran picapedrero de la filosofía y escribí estos ensayos en una primera edición, la que no fue muy conocida; espero que ahora sea leída con la emoción con que ha sido escrita.

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La ambigüedad persiste, Pero el “claro azar” bien podría ser epicuriano<br />

yadrichcha o exponente de Mozi<br />

“Las Secretas Leyes” podrían referirse a la concepción svabhava de<br />

la India, al fatalismo confuciano, a Parménides a Heráclito o Platón<br />

Tal como se consigna en el resumen que se anexa a este ensayo<br />

En “La Luna” repite la idea<br />

Es uno de los símbolos que al hombre<br />

da el hado o el azar para que un día…..<br />

El personaje de “Deutsches Requiem” dice:<br />

El azar o el destino tejieron de otra manera mi porvenir<br />

Roberto Paoli relata que cuando se le pidió a Borges que explicara el<br />

significado de “La puerta es la que elige no el hombre”<br />

Borges había contestado que eso equivalía a decir que son las circunstancias<br />

las que eligen o es la fatalidad la que elige<br />

Esta afirmación aviva mi convicción de que Borges cree en una necesidad<br />

fatalista<br />

Después de leer “Siete Noches” esta creencia se consolida más:<br />

Lo que llamamos azar no es más que nuestra ignorancia de la complicada<br />

mecánica de la causalidad<br />

Aunque es preciso tratar de indagar si la ambigüedad de Borges<br />

es sólo literaria o es de principio filosófico<br />

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