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Excodra XLIII: El miedo

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multinacionales, imagino que sí, ellos habrán estudiado algo de psicología

básica.

¿Cómo relacionarías temor y convivencia, es decir, casi recapitulando

un poco lo anterior, cómo está involucrado el miedo en

nuestras relaciones sociales, ya de amor, ya de amistad, ya de

mero trato en el día a día?

Pues como decía al principio la relación con la emoción es siempre y

necesariamente una relación inmanente. No computa como una herramienta

de gestión. Hablar de amor es lo mismo que hablar de miedo.

La emoción es esa franja de mar oscuro que se cuela por la rendija del

sótano en tu casa de la playa. Es nuestra conexión (más bien tormentosa)

con algo que somos incapaces de gestionar o integrar. Es equivocado

pensar que el amor y otras emociones como el miedo son meras fantasías

infundadas de la razón. Son mucho más que eso: son hiper­realidades.

Autoridad y miedo, Federico, ¿qué vínculos te vienen a la mente

sobre esto, por ejemplo, pensando ahora mismo en el establecimiento

de los patriarcados autoritarios de antaño que hemos heredado

aunque ahora ya nos estemos desligando de ellos?

No creo que la autoridad y el patriarcado deban medirse únicamente

por el rasero de lo emocional. El patriarcado, o cualquier otra mega

estructura ideológica, es algo profundamente meditado y racionalizado.

Son paradigmas elaborados minuciosamente a lo largo de milenios. Entonces,

no veo una relación necesaria entre emoción y autoridad, pero

sí entre razón y autoridad. La razón es el salvoconducto que ha servido

históricamente a la mentalidad ilustrada para expandir el terror y el

miedo por todos los rincones del planeta. En nombre de la razón, se ha

autorizado siempre el miedo, es algo muy curioso. Una típica operación

kantiana que consiste en anteponer el sujeto transcendental a las pulsiones

de destrucción. De esa manera el sujeto racional se siente autori­

El miedo 145 Excodra XLIII

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