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multinacionales, imagino que sí, ellos habrán estudiado algo de psicología
básica.
¿Cómo relacionarías temor y convivencia, es decir, casi recapitulando
un poco lo anterior, cómo está involucrado el miedo en
nuestras relaciones sociales, ya de amor, ya de amistad, ya de
mero trato en el día a día?
Pues como decía al principio la relación con la emoción es siempre y
necesariamente una relación inmanente. No computa como una herramienta
de gestión. Hablar de amor es lo mismo que hablar de miedo.
La emoción es esa franja de mar oscuro que se cuela por la rendija del
sótano en tu casa de la playa. Es nuestra conexión (más bien tormentosa)
con algo que somos incapaces de gestionar o integrar. Es equivocado
pensar que el amor y otras emociones como el miedo son meras fantasías
infundadas de la razón. Son mucho más que eso: son hiperrealidades.
Autoridad y miedo, Federico, ¿qué vínculos te vienen a la mente
sobre esto, por ejemplo, pensando ahora mismo en el establecimiento
de los patriarcados autoritarios de antaño que hemos heredado
aunque ahora ya nos estemos desligando de ellos?
No creo que la autoridad y el patriarcado deban medirse únicamente
por el rasero de lo emocional. El patriarcado, o cualquier otra mega
estructura ideológica, es algo profundamente meditado y racionalizado.
Son paradigmas elaborados minuciosamente a lo largo de milenios. Entonces,
no veo una relación necesaria entre emoción y autoridad, pero
sí entre razón y autoridad. La razón es el salvoconducto que ha servido
históricamente a la mentalidad ilustrada para expandir el terror y el
miedo por todos los rincones del planeta. En nombre de la razón, se ha
autorizado siempre el miedo, es algo muy curioso. Una típica operación
kantiana que consiste en anteponer el sujeto transcendental a las pulsiones
de destrucción. De esa manera el sujeto racional se siente autori
El miedo 145 Excodra XLIII