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Excodra XLIII: El miedo

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los eslabones y con ello a garantizar la supervivencia de una raza que,

debido a su propia ambición e ignorancia tenía los días contados.

Las entidades que habían organizado tan estudiado plan provenían

de latitudes remotas del universo, poseían una tecnología nunca vista y

más avanzada de lo que ningún mortal podía imaginar, pero se sabía

muy poco acerca de ellos, eran muy discretos, y nada hostiles, pues

además de avanzar en sus conocimientos tecnológicos acerca de la

aeronáutica, manipulación de la materia y aprovechamiento de las

energías naturales, habían desarrollado conceptos inverosímiles para la

comunicación, así como el transporte, pero si hay algo que cabe destacar

verdaderamente de estas entidades misteriosas, era su moralidad.

Habían desarrollado una capacidad equitativa y equilibrada envidiable,

profesaban dogmas de respeto y armonía con el cosmos, se desconocía

si eran mortales o inmortales, lo cierto es que gracias a ellos la humanidad

volvería a gozar de otra oportunidad.

Aunque pareciesen semidioses comparándolos con los humanos, no

lo eran, también tenían sus limitaciones en casi todos los ámbitos y rendían

culto a una supuesta entidad superior a la que denominaban Fátum.

La aeronave ya había superado las coordenadas de los corales afrisales

y Abraham ya estaba siendo intervenido quirúrgicamente, Rebeca

esperaría su turno, el programa establecido estaba siendo todo un éxito.

La nave de las entidades no se propulsaba mediante ningún motor a

combustión, no utilizaba combustible orgánico ni nada parecido, lo hacía

mediante un sistema muy avanzado de navegación por radiaciones.

Las radiaciones en el universo permanecían por doquier, unas, en movimiento,

otras, estáticas, un voluminoso aparato las detectaba y descodificaba

para emplearlas en fusiones con elementos desconocidos. El resultado

de esas fusiones se condensaba en rayos invisibles propulsados

a través de catalizadores naturales y les servía para desplazarse. Un

programa matemático aplicado por computadoras vivas les ayudaba a

ir desglosando vectores del espacio, de esa manera veían qué clase de

energías poblaban la zona analizada y las catalogaba para su uso. Dis­

El miedo 51 Excodra XLIII

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