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Los confines de Saturno
Andreu Grau Fontanals
Cambiará el universo, pero yo no
J. L. Borges, EL ALEPH
People are afraid to merge on freeways in Los Angeles
Bret Easton Ellis, LESS THAN ZERO
–El miedo y el poder son las energías más potentes –me dijo Ariadna–.
El dinero es otra, pero va incluida dentro del poder.
Su voz llegaba con reverberación, se encontraba en Vancouver,
creo, y el satélite no debía estar bien enfocado.
–¿Y la alegría? –pregunté.
–No es ni la mitad de eficaz que el miedo –contestó.
No estaba yo seguro si su plática era de cosecha propia o hablaba
por boca de Humbert, el compañero de negocios con el que se divertía
azuzando mi consabida fobia, mi pánico a salir de casa y mi particular
estado de confinamiento. Porque no era propio de Ariadna especular
sobre lo invisible, siendo de particular analítica y escéptica aun con
grandes dosis de voluntarismo. Pero en ningún caso una nefelibata a la
que le diera por fantasear con teorías marcianas. Por eso cuando continuó
su perorata indicando que “el poder es escurridizo, el miedo, en
cambio, inevitable”, supuse que la sombra del calvo aprendiz de brujo
no debía parar muy lejos. La especulación con el horror cósmico, la magia
y el humor negro sí que iban con el viejo y yo, acosado de las más
agudas formas de lo irracional, era el alpiste de sus aves mensajeras.
Los imaginaba en cualquier aeropuerto de enlace, en Singapur o en
Miami, bebiéndose unos mojitos en la zona VIP y riendo a mi costa, por
más que Ariadna lo negara. Se partían el culo cuando ella le relataba
mi cara de espanto al anunciarme los aciagos augurios de Humbert, y
Excodra XLIII 42 El miedo