Karen Páez_ El plato vacío
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Este artículo explica cómo en Colombia durante la pandemia por las
nuevas cotidianidades, la incertidumbre e incluso la falta de acceso
a ciertas áreas de la salud se generó una desestabilidad emocional
colectiva, que desencadenó hábitos alimenticios y de ejercicio poco
saludables.
Según Juanita Gempeler, psicóloga clínica de la Universidad Javeriana,
durante el confinamiento se incrementaron los disparadores de
los trastornos, por ejemplo, las emociones de tristeza, ansiedad y
miedo inmanejables desencadenaban conductas negativas entorno
a la alimentación como hambre emocional, es decir, recurrir a la
comida para aliviar y manejar las emociones. Por otro lado, María
Mercedes Ospina, psiquiatra de la Universidad Javeriana, con una
subespecialización en psiquiatría de niños y jóvenes, explicó al igual
que Gempeler que la pandemia planteó un estrés emocional que
llevó a muchos a refugiarse en la comida para regular las emociones.
Además, resaltó que los niños y jóvenes al estar aislados reforzaban e
intensificaban sentimientos de inseguridad, causando que pensarán
que eran los únicos que pasaban por cambios físicos y emocionales,
por lo cual creían que al controlar obsesivamente los alimentos
lograrían tener un mayor control sobre sí mismos y su emociones.
Imagen 15: Vida real (2020)
Ospina destacó que el incremento del acceso a redes sociales, también
fue un factor relevante para que niños y jóvenes se sintieran inseguros
y criticaran su cuerpo, puesto que lo comparaban con “un concepto
no realista de lo que es el cuerpo”. Además, la psicóloga Gempler,
mencionó cómo personas que estaban en tratamiento para mejorar
su relación con la comida, recaían en conductas tóxicas debido a la
cultura fitness que se disparó en la época, “veíamos mensajes virales
en redes que nos decían que debíamos aprovechar este tiempo en
casa para estar fitness y hacer dieta”. Se normalizaron y promovieron
conductas negativas y obsesivas en relación al cuerpo, el ejercicio
y la comida en medios de comunicación masivos, es decir, que el
porcentaje de población con TCA no sólo aumento en Colombia sino
en el mundo. (Lizarazo, M.P., 2022).
Según la OMS, antes de la pandemia el 7.8% de la población sufría
algún TCA, y a pesar de que no se tienen cifras de cuánto aumento este
porcentaje a nivel mundial, la Universidad Católica de Chile realizó una
investigación con la cual concluyó que en ese país la pandemia causó
un aumento aproximado del 30% de jóvenes diagnosticados con TCA.
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