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Karen Páez_ El plato vacío

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El pecado

Es casi incomprensible cómo existen personas que no tienen acceso

suficiente a alimentos, mientras hay otras que restringen su consumo

de manera voluntaria y otras que no logran controlar sus ansias

por comer, lo que desde la religión se conoce como el pecado de la

gula. Este término surge en el año 375 d.c. cuando el monje Evagiro

Póntico, definió 8 vicios que condenarían a los humanos, dentro de

estos la gula que definió como el deseo exagerado por comer y beber,

además dijo:

“Quien domina el propio estómago hace disminuir las

pasiones, al contrario, quien es subyugado por la comida

incrementa los placeres”. (Póntico, E., 375 d.c.)

Posteriormente en el año 590 d.c., el Papa Gregorio definió los 7

pecados que conocemos hoy en día y aclaró que "la gula destruye

las virtudes del alma, puesto vivir bajo el dominio de los placeres

es mortal para los humanos". Desde ese momento, la gula ha sido

considerada como un acto condenable, como lo muestra el poeta

Dante Alighieri, en La Divina Comedia (1465), donde relata los

castigos a las que son sometidos los pecadores en el infierno,

incluyendo a los glotones, que deberán ser condenados por los

excesos de comida, bebida y adicciones en el mundo terrenal, ya

que colocaron sus adicciones por encima de todo, incluyendo sus

semejantes. Alighieri nos deja claro cómo la religión influencia en la

percepción que tenemos de los placeres, incluyendo el de comer, ya

que desde las creencias infundadas por la religión ya consideramos

los alimentos como algo que debemos de restringir y controlar, por

el miedo al castigo al que nos condenará un ser superior. Por otro

lado, desde la mitología griega también existen relatos, por ejemplo,

Adefagia era la diosa y personificación del apetito excesivo, encargada

de castigar a los humanos por caer en las tentaciones.

Imagen 29: Young Male Eats

Larger Burger (2018)

Alejados de la religión y la mitología cabría preguntarse de dónde

nace aquel deseo por comer sin importar el estar llenos. Resulta que

aparte del hambre emocional o los trastornos de atracón, que ya se

han mencionado, existen razones biológicas que nos llevan a este

comportamiento. La primera es que la hormona llamada leptina

regula nuestro apetito a corto y largo plazo, sin embargo, la sensación

de saciedad no aparece inmediatamente, tarda entre 20 a 30 minutos

y en muchos casos cuando existe un desequilibrio de esta hormona

P l a n t e a m i e n t o 41

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