Karen Páez_ El plato vacío
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Durante la infancia es muy difícil tangibilizar las emociones a través
de las palabras y menos un sentimiento que para hasta un adulto llega
a ser muy abstracto de comprender, como el llamado vacío interior,
sin embargo, creo firmemente que apelando a la imaginación de un
niño se puede despertar la curiosidad por entender muchos de sus
conflictos internos, localizados en su inconsciente, por lo cual no busco
explicarle a mis lectoras de manera literal cada una de las emociones
y pensamientos que las llevaron a su actual relación con la comida,
sino busco apoyarme de metáforas gráficas y literarias como la del
“plato vacío” para crear capas de significado en mi historia, además
de hacer más claros algunos conceptos abstractos de carácter
psicológico, emocional y ético. Debido a que quiero hacer de la
lectura un momento divertido de introspección en el que comiencen
a identificar sus propios cuestionamientos en relación a la comida, a
través del personaje de una niña llamada Sara, que en un inicio tiene
un plato vacío, pero que gracias a la ayuda del habitual ser mágico
de los cuentos de hadas, logra verlo lleno de nuevo de la comida más
deliciosa. Además, como todo cuento de hadas existirá un villano, con
quién lograrán entender lo engañoso y peligroso de ciertas conductas
que tenemos al comer y cocinar, y que llegan a alimentar ese vacío,
que tristemente no tiene fondo y es insaciable, por lo que puede crecer
durante años, tal como lo hace un TCA.
"Una amiga con la
que decidió compartir
este sentimiento tan
extraño que creció con la
ausencia de su papá y que
le causaba inseguridad."
Imagen 73: El plato vacío, Manipulación (2023)
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H a b í a una vez un plat o va c í o