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Karen Páez_ El plato vacío

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Los malos hábitos

La pediatra, Jan Chozen Bays, ya mencionada anteriormente resalta

cómo a lo largo de nuestras vidas hemos incorporado patrones en

muchas ocasiones disfuncionales en relación a la comida, que son

ajenos a cubrir las necesidades fisiológicas o hedónicas. Creamos

hábitos alimenticios, sin considerar que efecto positivo o negativo

puede traer a nuestras vidas, de hecho los hábitos se definen como

“una práctica o rutina que se realiza de manera regular; una respuesta

automática a una situación específica"(Clear, J., Hábitos Atómicos,

2019).

Lo anterior, quiere decir que un hábito es un proceso mediante el

cual una conducta se vuelve progresivamente automática mediante

la repetición constante. Por ejemplo, el hambre emocional puede

ser visto como un hábito negativo, donde se programa al cerebro a

responder con la ingesta de alimentos a necesidades emocionales,

es decir, comer por aburrimiento, soledad, tristeza o ansiedad. Lo

más preocupante es que este hábito generalmente se desarrolla en la

infancia debido al llamado sistema de recompensa, donde los padres

utilizan la comida como un premio por el esfuerzo de sus hijos o

como una forma de aliviar sus tristezas, miedos o preocupaciones.

Desde niños creamos hábitos negativos en relación a la comida,

lo que dificulta el cambio, ya que es un comportamiento que se ha

reforzado durante años y recodificar un nuevo hábito o repuesta

requerirá de que se replantee la forma de pensar y actuar.

Imagen 20: Cocoa Puffs (2009)

Por esto, desde el mindful eating se resalta que no basta con reconocer

tus patrones es necesario actuar de forma distinta al momento de

comer para realmente lograr un cambio en los hábitos alimenticios.

Algunas de las prácticas que se recomiendan son:

1. Reservar suficiente tiempo para comer.

2. Procurar hacerlo en un lugar tranquilo.

3. Relajar la mente y el cuerpo; prestar atención a cada detalle

del alimento como textura, olor, temperatura y sabor.

4. Masticar despacio y disfrutar cada bocado; y ser muy

consciente de tus pensamientos y sensaciones al comer.

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H a b í a una vez un plat o va c í o

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