Karen Páez_ El plato vacío
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Aunque estos tipos de hambre parezcan algo obvios, están directamente
relacionados con uno de los retos actuales de la industria alimentaria,
principalmente de los alimentos procesados, crear alimentos con un
contraste dinámico que sea muy atractivo para los consumidores, por
no decir adictivos. Contraste alimentario, es una teoría reciente
que establece que las personas prefieren alimentos que les ofrezcan
un contraste de experiencias sensoriales, por ejemplo, un alimento
crujiente y cremoso que despierta el hambre auditivo con el sonido de
crocancia y el bucal con la suavidad con la que se deshace la crema en
la boca. Esto busca que las personas sientan un mayor placer al comer,
puesto que según estudios después de unos minutos el cerebro pierde el
interés en lo que está comiendo y comienza a sentirse satisfecho, pero
con los alimentos que tienen un alto contraste dinámico se mantiene la
experiencia renovada e interesante, por lo que te sientes impulsado por
comer más así estes satisfecho. Estás estrategias le permite a la industria
de alimentos procesados encontrar el punto óptimo de sal, crocancia,
azúcar y color que logre excitar al cerebro, haciendo que quieras comer
en exceso porque la comida es extremadamente sobre estimulante.
"Crear hábitos alimenticios
perjudiciales es muy fácil
en la sociedad actual, ya que
nos hemos hecho expertos
en cómo explotar nuestras
propias debilidades, hacemos
atractivo lo que nos perjudica
y entre más atractivo pues
más fácil hacerlo un hábito;
por más que sean alimentos
que no se deberían comer
con regularidad, lo hacemos
solo por el placer que
nos genera y la industria
alimentaria se ha encargado
de esto, ya que sobre
estimula nuestro cerebro
con alimentos cargados de
mucha azúcar, sal y grasa
que se sienten como una
recompensa." (Clear, J., 2019)
Imagen 23: Sucres d´or (2011)
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