REVISTA IDEAS N° 26

materiales que podían conseguir en estas tierras, generando nuevos
semblantes y nuevos conceptos estéticos.
Las fachadas eran el lienzo para los albañiles italianos, puesto que relucían
su muñeca artística y las componían mediante el uso de capiteles, cornisas y
molduras. Estas conformaciones arquitectónicas, son una clara evidencia de
la astucia de nuestros antepasados para dejar una huella que perdura en la
eternidad, porque se transformó en un rasgo característico de nuestra
historia y toda una nueva cultura urbana que facilitó nuevos climas
espaciales.
Desde un abordaje antropológico y al analizar estas tipologías, logramos
detectar fenómenos de transculturación, los cuales pueden verse
abordados desde diversos axiomas. La Teoría del Habitar, que postulaba el
Arquitecto Roberto Doberti, decía que existen dos sistemas; el del hablar y el
del habitar, y para que se puedan manifestar, ambas deben estar articuladas
alrededor de un núcleo de prácticas sociales y que corresponden
entenderse en un contexto de legalidad, lo cual es relativo al accionar de las
personas y en un contexto de espacialidad, referente al estar de las cosas.
Cuando interpretamos la vivienda popular tipología conventillo ( es decir, el
espacio que propicia interacción entre usuarios, el habitar) el mismo era
sinónimo de solidaridad e integración social, de una cultura de mezcla en
formación, de diversos artistas de todo calibre que enriquecieron las calles
de Buenos Aires en un clima de trabajo intenso y frecuente confusión. Se
constituía en un espacio cultural integrativo, de alta sociabilidad, que
permitió nuevos paradigmas y nuevas tendencias. En la ciudad de La Plata, la
situación tomó otro porte, puesto que, al ser una ciudad planificada, los
edificios públicos tomaron cierto protagonismo, y el centro cívico está
nucleado con dicha impronta. En una de las manzanas triangulares definidas
por la intersección de la trama ortogonal con el sistema de diagonales se
ubica desde el año 1906, el palacio de los Zappetini, más conocido como
Palacio Campodónico. Esta bella construcción arquitectónica, poseía la
misma lógica de los palacios urbanos renacentistas, como el Palacio
Rucellai. Su resolución lingüística y volumétrica simple solo presenta como
rasgo saliente la torre mirador en diálogo directo con la plaza San Martín,
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