REVISTA IDEAS N° 26

PREMIO ESTIMULO 2022
CATEGORÍA INVESTIGACIÓN Y TEORÍA
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TERCER PREMIO
maestros, un arte, un lenguaje y una tipología materializado en las fachadas
que conforman al día de hoy parte de nuestra identidad nacional. El sistema
nervioso de la identidad indiscutiblemente se conforma por los principios
que divagan entre la realidad y lo inmaterial de nuestra historia.
Inexorablemente aquellos inmigrantes que se encontraron antagónicos en
parte de nuestra conformación del Estado Argentino, gestaron su realidad
a partir de la existencia en un momento determinado. Descubriéndose en
una ubicación concreta y específica en el cual aún los más distantes se
encuentran trascendidos por algo en común, allí en ese contexto, la
hostilidad del momento no tiene relevancia dado que no hay oposición
alguna. En ese espacio las voluntades son relativas y los impactos de los
principios quedan de lado para dar lugar a la valoración del aquí y ahora; y
paso al nacimiento del ser histórico que construye su realidad y que existe y
trasciende las clases sociales.
Esta realidad creada por los inmigrantes es parte de la historia, la cual,
amalgamada en otras batallas históricas, se reproduce creando un
contexto innovador que difiere de los anteriores y de los futuros, sin
embargo, la naturaleza del inmigrante hacedor de su historia se repite
eternamente dándole sentido al nacimiento del contexto en el cual a éste le
toca existir. Es aquí donde debemos rescatar la perspectiva de la dialéctica
Hegeliana para encontrar en los acontecimientos históricos el escenario
que nuclee a todos por igual.
No obstante, aun siendo un punto en común, la historia misma causa
resquemor; a partir de las opresiones y destrucciones de seres aglutinados
por una ideología tradicional que tiende a sucumbir ante la corriente
moderna, los acontecimientos históricos trascienden en el tiempo y tienen
una nueva escala de grises, producto de la transculturación. Esta
transculturación denota su naturaleza universal, siendo ésta la estructura
del coherente desarrollo histórico. Por eso, no debemos ver la historia
como una fotografía, la película de los acontecimientos históricos tiene un
excelso sentido; y si de los sentimientos se trata, desde los datos
sensoriales o desde el realismo aristotélico, el ser humano existe; ese
podría ser el mítico sentido de la historia; la existencia.