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That Kind of Guy

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―¿Tendría que tocarlos?― Yo pregunté.

Ella lanzó sus manos al aire con alegría.

―Por supuesto que llegarías a tocarlos. Las tortugas producen oxitocina, la

hormona del abrazo, al igual que las personas. Siempre necesitamos voluntarios

para ayudar en el centro de rehabilitación. Es como esos programas en los

hospitales donde las personas sostienen a los recién nacidos.

―¿Excepto que la gente abraza a las tortugas? ―preguntó Avery.

Miri se iluminó.

―¡Exactamente! Lo entendiste. Algunas personas no lo entienden.

Me imaginé sosteniendo una tortuga. Mi piel se sentía caliente y fría, como

cuando tuve gripe el año pasado. Scott me miró de soslayo.

―Sería una gran campaña de prensa.

Avery asintió hacia mí, apenas conteniéndose. Estaba vibrando, estaba tan

emocionada. Hubo un destello de algo en sus ojos, y recordé sus palabras entre

dientes del viernes debajo del sombrero de hongo.

Te haré pagar por esto. Venganza, el nombre es Avery.

Sus ojos bailaron sobre mi cara.

―Realmente lo haría, Emmett, y sería genial para ti tomarte un descanso y

hacer algo que amas: tocar tortugas.

Miri irradiaba entusiasmo.

―Vendrás a tocar tortugas conmigo, ¿no?

No había forma de salir de esta, al menos no en este momento.

―Sería un honor ―le dije a Miri―, y Avery también.

―¿Qué? ―Avery palideció―. Estoy ocupada ese día.

Miri negó con la cabeza, todavía sonriendo.

―Aún no hemos fijado una fecha.

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