25.08.2023 Views

That Kind of Guy

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Miré las fotos en mi escritorio. Keiko y la niña de mejillas regordetas más

linda del mundo, ambas sonriendo con ojos brillantes a la cámara. Emmett y yo,

tomados de la mano en la playa el día de nuestra boda, yo dándole una pequeña

sonrisa privada y él mirándome como si yo fuera todo para él. Una de Emmett y

Kara en la playa, todas mejillas bronceadas y pecas. Y mi favorita: la imagen de la

rehabilitación de tortugas de Miri, con Emmett y yo sosteniendo las tortugas

frente a nuestros besos, con la mirada de puro horror de Emmett y la mía de

diversión eufórica.

Max miró por encima de mi hombro la foto.

—Esa foto me da alegría. ¿A qué hora es la gran inauguración?

—La una en punto. Debería irme. —Me puse de pie y agarré mi bolso—.

Saludaré a los turistas al salir.

En el restaurante, les sonreí a mi mamá ya Elizabeth cuando pasé por su

mesa. Cuando llegaron antes, me senté y conversé con ellos durante unos

minutos. Todos los jueves almorzaban juntos. Por lo general, duraba un par de

horas y estaba acompañado de varias copas de vino y risas que hacían que las

lágrimas rodaran por sus rostros.

Entre los almuerzos con Elizabeth, el voluntariado en la escuela con Miri y el

curso de elaboración de vinos que estaba tomando, mi mamá tenía un calendario

lleno. Parecía feliz aquí, y eso me hizo feliz.

Cuando me acerqué a la mesa de turistas del año pasado, las caras de los

padres se iluminaron.

—No podíamos esperar para volver todo el año —dijo la mamá, sonriéndome

—. ¡Sigo a The Arbutus en Instagram!

Mi estómago se revolvió con orgullo y no pude evitar la sonrisa que se

extendió por mi rostro.

—Estamos encantados de tenerte de vuelta. —Lo dije en serio—. También

estoy abastecida de aloe.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!